,«Nunca entendí por qué se considera egoísta guardar el dinero que te has ganado, pero no se considera egoísta tomar el dinero de otros.» — Thomas Sowell
“Nuestra deuda es la que es” J.A. Griñán
¡Estamos
de vuelta! He leído durante estas dos semanas muchos comentarios
criticando a Rajoy por no pedir un rescate formalmente. No seré yo el
que critique esa decisión. Porque los que piden rescate esperan equivocadamente donaciones, y de esas no hay. Y porque el efecto placebo de la patada hacia delante durante unos meses solo multiplica el impacto negativo posterior.
Yo lo comentaba ayer. ¿No querían BCE? Pues toma BCE.
"Draghi exige bajar salarios, prestaciones sociales y recortar
márgenes”, en un país donde los salarios son bajísimos y 23 de las 35
mayores empresas generan retornos por debajo de su coste de capital.
!Enhorabuena! Lo han conseguido. Eso es lo que implica un rescate.
Fíjense ustedes que en la lista de recomendaciones no se menciona ni una
vez el monstruoso gasto público. Y esto es muy importante entenderlo.
Ni el FMI, ni el BCE, ni la Troika van a entrar a desmantelar un
estado hipertrofiado a menos que lo haga el gobierno democráticamente
elegido, al que se le ha dado mayoría absoluta para tomar las decisiones
difíciles y cumplir con lo que defendían.
La prima de riesgo puede llegar a 700 puntos básicos con o sin el BCE
Y
si no atacamos los problemas reales ya, vamos derechos al ‘default’
(impago), con las consecuencias que ello tiene de cerrar aún más nuestro
acceso a financiación, que hemos cerrado solitos hundiendo nuestra
credibilidad crediticia, no por Merkel.
Ya comentaba yo hace casi dos años que llegaría el día en que celebraríamos que la prima de riesgo estuviese en 500 puntos.
Triste. Y una ronda de compras masivas de bonos cuando no atacamos el
gasto político y las subvenciones, sin atraer capital y sin cercenar el
clientelismo y las administraciones duplicadas, nos llevará,
tristemente, a generar menos riqueza real, menos actividad económica y, por tanto, menos ingresos fiscales,
con lo cual no sería raro que pusiera la prima de riesgo a niveles de
700 puntos en 2013, si el diferencial entre gastos e ingresos supera los
120.000 millones.
Sin embargo, seguimos pidiendo que
intervenga el BCE y que nos rescate Europa, cuando ya explicamos hace
unas semanas en mi articulo “el mercado espera un rescate inminente, entregarnos al desastre” que no funciona por los ejemplos vistos en el pasado. Pero, sobre todo, merece la pena repetir:
- Las compras del BCE o del EFSF no
van a bajar la prima de riesgo a nivel de normalidad crediticia (50
puntos básicos), y pedir favores para bajarla artificialmente “un poco”
es una inutilidad y echa aún más al capital privado. No llega a 50
puntos ni de lejos mientras en España se rompa constantemente el
principio de responsabilidad crediticia y se rescaten cajas y
comunidades autónomas que -tras recibir la pasta, eso sí- luego se
“rebelan”.
- No incentivan la demanda final de bonos (mercado secundario), sino lo contrario,
y el coste de la deuda aumentará si se sigue endeudando al sistema y
con un déficit estructural. El BCE –que está ya endeudado hasta las
trancas- o el EFSF -cuatro duros financiados con deuda- no pueden
comprar toda la deuda en curso, ni importaría porque seguiríamos
gastando y hundiendo nuestra credibilidad crediticia. Estas medidas
bajan artificialmente y temporalmente la prima de riesgo que luego se
dispara de nuevo, como si tira usted una piedra al agua, ya lo hemos
visto muchas veces.
- No “compran tiempo”. “Endeudan” más y generan incentivos perversos –seguir gastando mal-. Pero no generan confianza, si no todo lo contrario.
Todos los rescates europeos han terminado en bono basura. De hecho, los
rescates vistos hasta ahora no han generado ni demanda de bonos, ni
mejora en el crédito o la economía real.
- No existen los rescates “suaves”, son una patraña.
Ante la avalancha de comentarios en prensa que tilden -al tiempo- de
éxito nacional recibir un rescate “suave”, la realidad es que no hay
dinero para rescatar España y que las clausulas de condicionalidad serán
muy onerosas. El mal llamado rescate “suave” sería en realidad una sucesión de pequeños “salvavidas” a la griega, para ver “cómo va la cosa”…
acompañados de constantes “exigencias” sobre la economía, sobre todo
impuestos, deprimiendo el PIB. ¿Elucubrando, yo? Miren todos los
rescates (FMI y otros) desde 1978 y su impacto.
- Reducir
artificialmente la prima de riesgo no soluciona ni nuestro problema de
competitividad, ni el monstruoso déficit primario, ni el problema de las
subvenciones y el gasto político. De hecho, la prima de riesgo si
sirve de algo es precisamente para evitar que se desempolven las
chequeras, para que el político de turno subvencione a sindicatos,
partidos, nuevos AVEs inútiles, huertos solares y aeropuertos fantasmas,
o algo parecido. Como me decía un amigo “cada vez que veo bajar la prima de riesgo me imagino a un funcionario firmando un cheque”.
- España no es Grecia, son varias Grecias.
Lo decía Antonio España en El Confidencial. Si entramos en rescate
iremos por el mismo camino, pero con el enorme problema de que no hay
dinero ni en la UE -todos los países muy endeudados-, ni el BCE
-también- para apagar fuegos. No somos tan importantes para ser
demasiado grandes para caer “too big to fail”, pero sí somos demasiado
para ser rescatados “too big to rescue”.
Y por si acaso queríamos BCE, dos tazas. Además de eso, aumenta la inflación si se lleva a cabo la monetización de la deuda comprada.
Porque “imprimir” aumenta el coste de materias primas y alimentos,
véase el caso EEUU o UK. Y EEUU “exporta” inflación. Nosotros la
importamos.
Parece
mentira que sigamos pidiendo hacer lo mismo que EEUU -estancado a pesar
del gasto público monstruoso y el empuje de la industria petrolera y
tecnológica- o Reino Unido -en plena recesión a pesar de los estímulos
masivos- cuando dichos estímulos no han generado ningún beneficio a la
economía real. Seis billones (trillones americanos) de dólares gastados globalmente en “estímulos” para generar un aumento del PIB real de… 0% (fuente Boenning & Scattergood) y un descenso del crédito a la economía real.
De
hecho, se ha demostrado que el aumento del gasto y endeudamiento
público no genera efecto multiplicador y que canibaliza al sector
privado. Según cifras del FMI, en EEUU, un aumento del 7,3% del gasto
publico entre 2007 y 2009 para generar una caída del 8% del PIB real (no
nominal), en Reino Unido un aumento del 6,9% en el mismo periodo para
generar una caída del PIB real del 11%. Y toda esta deuda devaluando la
moneda como salvajes empobreciendo al ahorrador. De los 34 países de la
OCDE, aquellos que más estimularon la economía fueron los que generaron el menor crecimiento de PIB real.
Todo
este chute de adrenalina para “abaratar” durante unos meses -ni tres
meses duró la ultima vez- la deuda al Estado y que siga gastando, para
que las Comunidades Autónomas tengan todas -todas- una deuda del 16% y
para intentar que suba la bolsa antes de la ristra de ampliaciones de
capital. Para “engañar y extender”.
Y luego no se hace nada y los comentaristas vuelven a decir que “necesitamos tiempo”.
Por
supuesto, que hay recomendaciones de Draghi que son muy certeras, como
abrir competencia, reducir burocracia, e invertir en I+D, pero todas
esas son políticas de largo plazo que no se llevarán a cabo cuando hay
diecisiete gobiernos peleándose por la tarta del clientelismo.
Las
recomendaciones del BCE, como las del FMI, son recomendaciones de
prestamista. Y como comentamos en esta columna una y otra vez, el BCE
presta, no regala. Y como todo prestamista, exige. Bueno, “recomienda”.
Recomendación de Darth Vader. Sí o sí.
La solución era, y es, el sector privado. Demostrar que somos una buena inversión
No
hay nada más entretenido que un mercado manipulado. Y en uno estamos.
Pero mientras nos damos palmaditas en la espalda por el efecto placebo
temporal, seguimos echando al capital inversor, que es el que
necesitamos. Han salido 163.000 millones de euros de España en cinco
meses (fuente BdE).
- Bajar impuestos ya, cercenar la
burocracia ridícula y atraer capital que crea empresas, genera empleo e
ingresos fiscales -no que los consume, como el sector público-. En
España, país con activos interesantes y ciudades modernas, podrían
entrar rápidamente miles de millones de inversión en fondos financieros y
capital riesgo si no se centrasen todos los esfuerzos en limitar al
inversor, asustarlo y echarlo de nuestro corralito de amiguetes.
-
Demostrar que la inversión en deuda del Estado es atractiva de verdad.
¿Cómo? Sobrepasando -no cumpliendo- nuestros objetivos. Cercenando el
gasto político inútil como le ha pedido la mayoría absoluta de votantes,
aniquilando el déficit primario. No volver a caer jamás en la tentación
de “cumplir objetivos escondiendo facturas y no pagando”, que se nos ve
venir.
- Condicionalidad total. No rescatar cajas,
ni comunidades. Y si lo hacen, que cumplan con la misma condicionalidad
que exigiría el BCE. Ya. No en 2015.
- Dejar de
lamentarse por supuestos ingresos ficticios que podrían haber venido y
en cifras de fraude fiscal inventadas -ya les gustaría a los paraísos
fiscales que fueran remotamente ciertas- y basadas en estimaciones de
PIB de burbuja inmobiliaria. Centrarse en lo que controla: el gasto. Los
ingresos vienen, como siempre, cuando la actividad económica crece.
Leía
esta semana un artículo delirante acusando a Bill Gross de PIMCO y
otros grandes inversores de ser la mano malvada por no querer invertir
en España, cuando el problema es que hemos conseguido a base de
manipular, mentir e intervenir que no nos dejen invertir en España por el riesgo.
Y desde luego, si hay una mala -malísima- política es insultar al que
te puede financiar y pensar que sin capital privado, y pidiendo rescates
imposibles, vamos a salir de esta, cuando el Estado, nuestra banca y
nuestras empresas tienen que refinanciarse, ampliar capital, y hacer
desinversiones de cientos de miles de millones.
Fuente: COTIZALIA
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