Tras más de cuatro años de
crisis, se impone una reflexión sobre sus efectos más allá de la esfera
económica. Amando de Miguel, catedrático emérito de Sociología,
justifica en esta entrevista por qué esta crisis es distinta a otras que
hemos vivido. Es más: piensa que ya no podemos llamarla de ese modo.
Usted ha sido testigo de varios momentos convulsos en la historia de España:
la Postguerra, el Franquismo, la Transición... también recuerda otras
crisis internacionales, como la cultural del 68 y la económica del 73.
¿Qué dimensión histórica tiene esta crisis? ¿Podemos hablar de un
"antes" y un "después"?
Por supuesto. Será una crisis excepcional. Las anteriores presentaban una secuencia ondular: nos hundíamos, pero luego subíamos. Esta última es diferente: ha llegado antes de lo previsto y no terminará con un crecimiento como el de antes.
¿Cómo terminará, entonces?
Con un estancamiento, cosa por cierto menos extraña de lo que parece. Ha sucedido muchas veces en la Historia; conocemos siglos y siglos de estancamiento económico. Mas para el hombre contemporáneo se trata de algo muy novedoso.
El hombre contemporáneo también ha conocido crisis como la del 29 o el 73...
Si, pero sabíamos que, pese a los altibajos, subsistía una tendencia ascendente a largo plazo. En cambio, lo que vivimos ahora no es una crisis, sino el cambio de ese modelo, un cambio de era.
“LA INFORMÁTICA NO HA SIDO TODO LO PRODUCTIVA QUE SE ESPERABA”
¿Por qué lo cree así?
Europa no crea riqueza. Considera una proeza aumentar el PIB un 1 ó 2 por ciento. La población europea no crece. El consumo tampoco. Ni siquiera las ciudades. Japón está estancado desde hace mucho tiempo. Queremos convencernos de que mañana será distinto porque llevamos 150 años creciendo y porque los líderes políticos nos transmiten una percepción equivocada. Pero conviene que nos mentalicemos de que esta vez no será igual.
¿Por qué decía antes que la crisis se había adelantado?
Porque todos los largos periodos de bonanza han venido precedidos de una innovación técnica que hacía aumentar la productividad: en el siglo XVIII la máquina de vapor, en el XIX el ferrocarril. En el XX el automóvil...
… y la informática.
No exactamente. De hecho, lo que te iba a decir es que la informática no ha dado, en términos de productividad, un resultado comparable al que produjo el ferrocarril en el siglo XIX. De ahí que, a pesar de todas las innovaciones informáticas, estemos como estamos. La informática ha dado mucho más impulso al ocio que a la productividad.
“LA JUVENTUD VIVIRÁ PEOR QUE SUS PADRES: SE VOLVERÁ MÁS AGRESIVA”
Es difícil estar de acuerdo con usted en este punto...
Quizá, pero fíjate por ejemplo lo que ha pasado con la burocracia, pública y privada: sigue siendo enorme. Se supone que la informática nos ahorraría costes en trámites, pero ahora hay más controles, más seguridad, más mensajes que se nos acumulan... ¡hay muchos más funcionarios! Tampoco ha servido para satisfacer las dos necesidades más imperiosas en este momento.
¿Cuáles son?
Primero, producir energía a bajo coste. Segundo, inventar algo que sirva para almacenarla con eficacia. ¿Te puedes creer que la batería de un simple móvil apenas dura unos días? Mira lo que pasó con el Concorde. Una maravilla, pero fue insostenible. Lo mismo con el tren de alta velocidad, que no existiría sin subvenciones. ¿Y qué decir del avión? Desde hace 50 años, su velocidad es prácticamente la misma.
Hablemos de los jóvenes. ¿Cómo va a cambiarles esta crisis?
Para empezar, por primera vez en casi dos siglos, muchos van a vivir peor que sus padres. Eso provocará un desquiciamiento y un aumento de la agresividad. Nos dirigimos hacia una sociedad más violenta, protagonizada por una generación que estaba acostumbrada a un nivel de bienestar extraordinario.
“EL ESPAÑOL NO ES VAGO, PERO LA ESTRUCTURA SOCIOECONÓMICA LE EMPUJA A SERLO”
¿Y en el resto de la sociedad española?
La fiesta dejará de ser el centro de la vida. Antes las fiestas eran para descansar. Hoy parece que vivimos para la fiesta y trabajamos para poder pagarla. Muchos jóvenes salen desde la noche del jueves. Tampoco nadie se atreve a solucionar el problema que los puentes y festivos generan en la productividad. El Imperio Romano cayó, entre otras razones, porque se trabajaba poco: tenían el calendario repleto de festividades y juegos.
¿Es un problema español, entonces?
No es problema del carácter español. El español no es vago; basta ver cómo trabajamos cuando emigramos a Alemania. Es un problema de la estructura política y social de la Península.
Muchos
jóvenes apuntan a otros culpables. No creen que la crisis se deba a
muchos culpables individuales (los ciudadanos) sino a pocos culpables
colectivos: banqueros, políticos, agencias de rating...
No, no, eso es una teoría conspirativa absurda. En las crisis siempre se buscan enemigos fácilmente identificables. Ya ocurrió en la Alemania con los judíos, y mira cómo acabó. Antes eran judíos y banqueros, ahora son los mercados y los especuladores. No tiene sentido buscar culpables a un cambio de era histórica.
Esta crisis, ¿cree que producirá cambios en los partidos políticos, para fortalecer su interlocución con los ciudadanos? ¿Cree que el 15M es un síntoma de esta voluntad ciudadana?
El 15M no tiene ninguna trascendencia. Llama la atención porque es espectacular, porque contiene un punto de jolgorio juvenil, pero no hay raciocinio ni trabajo ni nada. Es una manifestación más del clima que vivimos. Han llegado a hacer manifestaciones contra la prima de riesgo. Pero... ¿estamos locos? ¿Se creen que es una señora?
Entiendo que consideran que la libertad de mercado se ha excedido y ha invadido el espacio que correspondía al poder político.
La libertad de mercado sí que ha sido un gran invento que ha aumentado la productividad. Es mejor incluso que el ferrocarril. Pero ha sucedido lo contrario: el Estado ha intervenido cada vez más. Estamos ahogados a impuestos: autonómicos, estatales, europeos... sostener esas burocracias es muy costoso. En España ha quedado muy claro con las comunidades autónomas.
“LA UE SE VA A PASEO”
Es obvio que muchos sienten que la democracia les ha fallado. De ahí
que lleguen al parlamento partidos de extrema derecha y extrema
izquierda. ¿Puede originar la crisis una ola de nacionalismo?
Sí. Un detalle curioso: en nuestra época nos movemos mucho, pero sólo para el turismo. Cuando se trata de emigrar para producir, los europeos nos movemos menos. E incluso hay rechazo a que otros vengan a quitarnos los puestos de trabajo, como está ocurriendo ahora en Grecia.
Sin embargo, nuestros políticos están convencidos en reforzar el papel de la UE.
Creo que la UE se va a paseo, se está convirtiendo en una especie de Sacro Imperio Romano- Germánico, una especie de entelequia. Es algo parecido a lo que ocurre ahora con Alemania. Al presidente Hollande le ha faltado tiempo para rendir pleitesía a Merkel.
¿Cree entonces que la crisis puede llevarnos a una nueva etapa de conflictos entre europeos?
No, porque no hay muchos medios para grandes empresas guerreras. De hecho, la guerra de hoy es el terrorismo. Contra el terrorismo no sirven los tanques. Lo estamos viendo en Afganistán.
¿Qué cosas buenas saldrán de esta crisis?
No sé, pero algo bueno saldrá. Las crisis son también fuente de creación. Quizá la necesidad obligue a investigar más sobre cómo abaratar la energía (con el sistema de fusión nuclear, que no contamina) y almacenarla. De lo contrario nos sucederá lo que a los romanos: a ellos les creció hierba en las calzadas por no usarlas. A nosotros nos está pasando lo mismo en algunos aeropuertos.
Fuente: lainformacion.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario