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jueves, 26 de enero de 2012

Vuestra puta calavera

Se llama Garazi Arrestarazu y es alcaldesa de Alsasua (Navarra). Por Bildu. Desconozco su curriculum vitae. Sé, eso sí, que fue en su pueblo donde se escenificó aquella parodia del Rey, los militares desfilando, etcétera. Y también sé que se dirigió a los guardias civiles que intentaban quitar la enésima pancarta de apoyo al terrorismo diciéndoles aquello de “me cago en vuestra puta calavera” (Ver aquí). Muy educada, Garazi. Y con mucho valor. Sobre todo, valor. Fíjense qué valor, que sigue reclamando al Ministerio de Ciencia e Innovación los 900.000 euros que el exdepartamento de Cristina Garmendia tenía destinados a su pueblo en los presupuestos de 2011. Sí. 900.000 euros. Por hacer un “vivero de empresas” (sic) en Alsasua (buscar en la Sección 21 de dichos presupuestos, (http://www.sgpg.pap.meh.es). Los seguía reclamando, Garazi, pese a no haber presentado ni el proyecto, a ese Estado español que no acepta reconocer –¿habrá reconocido, al menos, al juez Pedraz, ante quien tuvo que declarar por la puta calavera?– incluso después del 3 de septiembre pasado, cuando la parodia. Desconozco si continúa con el mantra ahora, con el nuevo Gobierno. Pero supongo que sí. Por si acaso. Este tipo de subvenciones son limitadas –no hay por qué soltar todo el dinero presupuestado–, pero ella, tenaz, lo pide todo. Por si acaso, no vaya a ser que alguien en el ministerio pique y le suelte los 900.000 euros. Para el “vivero de empresas” de Alsasua (7.500 habitantes). Con cargo, claro, a las llamadas ayudas nominativas, un curioso concepto de los Presupuestos Generales del Estado que permite a cada ministerio, en la práctica, darle dinero a quién quiera su titular de turno.

En nuestra ignorancia, tendemos a creer que la política son los congresos de los partidos, el Parlamento y sus debates, los programas electorales, la votación de tal o cual ley más o menos orgánica, los discursos de investidura… incluso los plenos municipales, tan cercanos. No es así: la auténtica Política –con mayúsculas, en el peor y mejor sentido de la palabra– reside en los Presupuestos Generales del Estado. Ahí es dónde nadan a sus anchas los profesionales de la cosa. Ahí y a la hora de elaborar las listas, claro; pero sobre todo ahí. Por eso, un ministerio como el de Ciencia e Innovación, aparentemente tan poco político, es capaz de presupuestar 900.000 euros para el “vivero de empresas” de Alsasua. Por eso, el mismo departamento concede 400.000 euros al Instituto de Gobernanza Democrática del Ayuntamiento de San Sebastián (ver aquí), tan científico. O destina más de seis millones al Barcelona Supercomputing Center y otros 400.000 al “impulso al Centro de Investigación del Cambio Climático-Univesidad Rovira Virgili” (sic)… mientras le da sólo 75.000 a la Universidad de Zaragoza para el nodo CECAM. No les quiero aburrir con la lista de dádivas: ahí están los presupuestos.

Después nos enteramos de que un secretario de Estado, Juan Tomás Hernani, se tiene que defender (ver aquí) por estar bajo la sospecha de desviar parte de los quince millones de euros que el Ministerio había puesto en el consorcio publico ESS –un centro de aceleración de neutrones por espalación, o algo así; radicado, naturalmente, en el País Vasco– hacia empresas de su esposa.

Y todavía protestan porque un parado de Mérida o Antequera cobre 400 euros del PER.
Fuente: interviu.es

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