La Razón
/ La economía está empezando a tomar velocidad de crucero. Tardará uno,
tres o cinco años, pero dejará seguro atrás de forma definitiva el
túnel del que ahora comienza a salir. Y cuando eso suceda, miles de
españoles pueden verse atrapados por otra burbuja inmobiliaria que se
está fraguando ya mismo con el euribor como principal detonante. Igual
que está siendo en los últimos años un alivio para los que compraron
casa en los ejercicios previos a la crisis, el indicador al que se
referencian la mayoría de las hipotecas sobre vivienda que se firman en
España se puede convertir en una auténtica losa para los que la han
adquirido en los últimos meses. Y la cuenta atrás parece que ha
empezado.
Subida del indicador La crisis obligó en
noviembre al Banco Central Europeo (BCE) a bajar los tipos de interés
hasta el 0,25% para tratar de reanimar el crédito y evitar el colapso
absoluto de la economía. Sin embargo, aunque se esperaba que el
movimiento de la entidad que preside Mario Draghi arrastrase al euribor a
un nivel similar al del precio oficial de dinero, no ha sido así. El
euribor no deja de ser el tipo de interés al que los bancos se prestan
dinero entre sí y se mueve en niveles muy parejos a los del precio del
dinero, pero la mejora de la economía está reactivando la actividad y el
crédito entre entidades, relanzando el euribor. En abril, cerró en el
0,604% −la media de mayo es ya del 0,613%−, lo que provocó el segundo
encarecimiento consecutivo de las hipotecas desde enero de 2012.
Los que se hipotecaron hace años, con el euribor en cotas del 3% o el
4% y los diferenciales bancarios en el 0,75% o el 1%, han visto en los
últimos años cómo sus cuotas hipotecarias caían revisión tras revisión
por efecto del retroceso del índice por la crisis. Los que lo han hecho
recientemente al calor de este bajo nivel del índice pueden encontrarse
en el medio plazo, sin embargo, con cuotas hasta un 61% más caras de las
que pagan ahora.
En 2013 se formalizaron 197.641 créditos para
vivienda, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En el mejor de los casos, el diferencial bancario al que fueron
rubricadas fue del 2%, si bien la web especializada Bankimia calcula que
el diferencial medio subió del 2,60% en que estaba en enero al 2,914%
en que cerró 2013. Tomando una estimación conservadora de un diferencial
de un 2%, para un crédito de 125.000 euros a 25 años concedido con un
tipo de interés de euribor −ahora en el 0,604%− más el citado
diferencial, la cuota mensual ascendería a 565,63 euros al mes. Pero en
el momento en que el euribor alcance el 2%, esa letra será de 659,79
euros. Y en caso de que el indicador recuperase su nivel histórico más
alto, el 5,4%, la cuota ascendería hasta los 915,62 euros, un 61,9% más
que la actual. Es muy improbable que esas tasas vuelvan a verse a corto
plazo, pero a medio, estos recién hipotecados que ahora pagan un interés
del 2,5% o el 3% por sus hipotecas es muy probable que acaben pagando
el 5% o el 6%, según los expertos. Los que tienen créditos más antiguos,
tendrían 1,5 o 2 puntos porcentuales menos de interés.
La mala
noticia para este nutrido grupo de nuevos hipotecados es que el euribor
parece que ha tocado ya fondo. Tras quince meses de descensos, en enero
de 2013 el indicador cerró en el 0,575%, su primera subida mensual desde
octubre de 2011, a la que siguió otro repunte en febrero, hasta el
0,594%. Después, el indicador marcó mínimos históricos en marzo, abril y
mayo, para retomar después la senda ascendente, que de momento no ha
abandonado pese a la bajada de tipos del BCE y que desembocó en marzo en
la primera revisión al alza de las hipotecas desde enero de 2012.
El incremento de los diferenciales tiene que ver tanto con las
restricciones crediticias como con el riesgo bancario. El hecho de que
las entidades financieras tengan que captar cada vez más recursos de los
particulares para financiarse y suplir la todavía limitada fluidez del
mercado interbancario está elevando el coste de su financiación y, por
ende, el de sus créditos, incluidos los hipotecarios. Además, después de
que la morosidad bancaria se haya disparado hasta el 14%, las entidades
son mucho más exigentes a la hora de conceder crédito para no incurrir
en fallidos, lo que les ha llevado a endurecer los requisitos para
facilitarlo.
Otro elemento que ha encarecido los diferenciales
son las cláusulas suelo. Muchos de estos mínimos que se obligaba a pagar
a los hipotecados con independencia del nivel del euribor han sido
puestos en cuestión por la Justicia. Algunas entidades, como el BBVA,
han decidido suprimirlas en vista de la polémica. Pero no de forma
gratuita. Las cláusulas garantizan a las entidades unos ingresos mínimos
que ahora pretenden asegurarse con mayores diferenciales.