Jueves, 31 de enero de 2013
Hasta la policía lo piensa dos
veces para entrar en este barrio. A las afueras de Málaga, España, entre
edificios desmantelados y sonidos de flamenco, está La Palmilla. Allí
los vecinos se tomaron la sede del único banco que existía y lo
rebautizaron en jerga andaluza como "Er banco güeno" (el banco bueno).
El poblado de unos 15.000 habitantes está surcado por problemas de delincuencia y drogadicción. Además carga con altas tasas de desempleo y con el drama de las familias que no pueden pagar sus hipotecas.
"En el barrio había un banco abandonado desde hace ocho años y se nos ocurrió ocuparlo y crear un espacio autogestionado para proyectos en general. La primera necesidad del barrio es el hambre: hay niños que no comen en La Palmilla", describe Antich.
"Se nos ocurrió ocuparlo y crear un espacio autogestionado para proyectos en general. La primera necesidad del barrio es el hambre: hay niños que no comen en La Palmilla"
Ángel Antich
En sus arcas en lugar de billetes hay cerca de una tonelada de alimentos fruto de donaciones de mercados, bares y vecinos.
"Nos sobra la pasta (dinero en España)", bromea el líder al referirse a los más de 100 kilos de espaguetis que tienen almacenados.
La apertura del banco ha provocado una cascada de apoyos en las redes sociales e incluso contactos con Suiza.
"Nos llamaron de Suiza para decirnos que querían apoyar el banco con una donación de 100 francos mensuales", detalla Ángel.
"Estamos viendo cómo gestionamos esa ayuda pero no queremos dinero, la típica limosna. Lo que queremos es que la gente replique la idea en sus ciudades. Lo que no puede ser es que la gente viva en la calle cuando este capitalismo ha dejado montones de edificios, centros comerciales y casas vacías", agrega.
Un barrio peligroso y precioso
El fenómeno se multiplica en diferentes ciudades
de España inspirado en movimientos como el 15M o la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca.
En Barcelona, por ejemplo, funciona otro banco "güeno", el banc expropiat (el banco expropiado), como lo han bautizado.
El banco, que ya ofrece clases de salsa, guitarra y jiu-jitsu, está en el céntrico barrio de Gracia donde funcionan muchas de las principales entidades financieras.
En La Palmilla, por su parte, siguen las reformas con grupos de albañiles desempleados que acondicionan una oficina precaria para atender, como sugiere su nombre, los problemas de precariedad.
"La mayoría de la gente de La Palmilla vive con el agua pinchada (contrabando) y ahora están metiendo a la cárcel a los que no han pagado facturas de hace cuarenta años", explica Ángel.
"Buscamos que la gente se empodere, que defienda sus derechos sin esperar una respuesta del estado o del gobierno, que lo hagan. Necesitábamos un centro social y nos hemos tomado un banco", agrega.
La sucursal pertenece a Unicaja que hasta el
momento no se ha pronunciado sobre la ocupación. Mientras tanto la
comunidad se acerca a conocer el nuevo centro.
"La Palmilla tiene fama de barrio chungo (peligroso) pero es un barrio precioso: hay gitanos, negros, inmigrantes, moros y payos (blancos) conviviendo en el mismo lugar, hay un sentimiento de barrio muy fuerte", explica el líder.
Quizás por ello no tiene miedo de que Er banco güeno sufra un asalto.
"Hasta el delincuente no quiere delinquir en su barrio. Hay gente que se nos ha acercado y nos ha dicho al oído: el que te toque lo mato. En su lenguaje quiere decir: los queremos, estamos con ustedes", apunta Ángel.
En Barcelona, por ejemplo, funciona otro banco "güeno", el banc expropiat (el banco expropiado), como lo han bautizado.
El banco, que ya ofrece clases de salsa, guitarra y jiu-jitsu, está en el céntrico barrio de Gracia donde funcionan muchas de las principales entidades financieras.
En La Palmilla, por su parte, siguen las reformas con grupos de albañiles desempleados que acondicionan una oficina precaria para atender, como sugiere su nombre, los problemas de precariedad.
"La mayoría de la gente de La Palmilla vive con el agua pinchada (contrabando) y ahora están metiendo a la cárcel a los que no han pagado facturas de hace cuarenta años", explica Ángel.
"Buscamos que la gente se empodere, que defienda sus derechos sin esperar una respuesta del estado o del gobierno, que lo hagan. Necesitábamos un centro social y nos hemos tomado un banco", agrega.
"La Palmilla tiene fama de barrio chungo (peligroso) pero es un barrio precioso: hay gitanos, negros, inmigrantes, moros y payos (blancos) conviviendo en el mismo lugar, hay un sentimiento de barrio muy fuerte", explica el líder.
Quizás por ello no tiene miedo de que Er banco güeno sufra un asalto.
"Hasta el delincuente no quiere delinquir en su barrio. Hay gente que se nos ha acercado y nos ha dicho al oído: el que te toque lo mato. En su lenguaje quiere decir: los queremos, estamos con ustedes", apunta Ángel.