REGIÓN MURCIA
Angelina pronuncia su destino soñado para comprar la casa
frente al mar que siempre ha ansiado con facilidad: «Orihuela coast.
It's beautiful», dice inocente y espontánea mientras despacha una
mañanera partida de cartas con su esposo en el apartamento que han
alquilado en Lo Pagán (San Pedro del Pinatar) para pasar la primavera.
El matrimonio belga vive una plácida y desahogada jubilación que le
permite planear la compra de una casa cerca de las olas, pero tiene
claras las condiciones: su presupuesto máximo son 80.000 euros, quieren
una casa baja y, condición indispensable, un aeropuerto cerca con vuelos
regulares que facilite las visitas de la familia. Si nadie logra
seducirles para que cambien de idea durante los dos meses que pasarán en
la costa murciana, se 'escaparán' de la Región. Como ya lo han hecho
los más de 4.000 compradores extranjeros que se han dejado los euros,
coronas o rublos de su jubilación en la vecina localidad de Alicante,
que el pasado año batió récords de ventas entre extranjeros y vendió más
pisos a ciudadanos no residentes que Madrid y Andalucía juntas. La
Costa Blanca aligera así la purga de ladrillo que aún atraganta al
Levante español, y que ha dejado un 'stock' de segundas residencias (se
calcula que en la Región supera las 18.000) difícil de digerir.
Suecos, holandeses, belgas, noruegos, rusos y hasta
taiwaneses han localizado en un mediterráneo a precio de saldo la
oportunidad de oro para comprar viviendas junto al mar a un precio que
para su economía, en plena recuperación, resulta un 'chollo'. Los nuevos
compradores, sin embargo, no terminan de decidirse por la Región, que
ha comenzado a aliviar su parque de viviendas turísticas, pero con
cuentagotas. Si Alicante ha logrado colocar 4.000 viviendas a
extranjeros, Baleares ha conseguido desprenderse de 2.700, y Málaga de
4.500. Las cifras de la Región, que ha vendido 1.492 viviendas
residenciales a extranjeros, quedan pues por detrás de las que exhiben
los vecinos. Si las ventas a ciudadanos extranjeros han crecido más de
un 15% de media en España, en la Región apenas repuntan un 4%.
¿Qué tiene Alicante que no tenga Murcia? Promotores,
inmobiliarias e incluso la Administración regional coinciden al
identificar dos ventajas de partida: «Alicante es una marca de sobra
conocida fuera de España desde hace décadas. Cualquier danés, belga,
noruego o ruso sabe ubicar Benidorm en el mapa. Para que señalen la
Región de Murcia, tienes que indicarle que es justo un poquito más
abajo», reconoce abiertamente José Hernández, presidente de la
Asociación de Promotores Inmobiliarios de la Región de Murcia (Apirm),
que reclama más apoyo por parte de la Administración para promocionar la
oferta residencial murciana fuera de España. La Comunidad admite
también que el nombre de Alicante se vende solo, pero apunta que el
aeropuerto es determinante: «Es primordial. Puedes dejarte la piel en
campañas de promoción, pero al final todo el mundo busca la comodidad»,
afirma la directora general de Territorio y Vivienda, Yolanda Muñoz. Las
inmobiliarias ponen sobre la mesa un tercer condicionante que a otros
cuesta reconocer: «Los compradores rusos y nórdicos son muy exigentes.
Quieren buenas casas, amplias y luminosas, y la oferta residencial de
Alicante es mejor», zanja Jaime Jaén, de la inmobiliaria Fincas
Mazarrón.
Clientes de Taiwán
El desembarco nórdico necesita además un empujón que le
arrime hasta la California del sur que nunca llegó a ser la Región: «Es
preciso que se agilicen los trámites de permiso de residencia y
visados», reclaman los promotores. De hecho, las 'trabas' burocráticas
están frenando las compras de los acaudalados ciudadanos de Taiwán, que
han fijado su atención en el Mediterráneo para invertir en una segunda
residencia. «Tienen mucho interés en comprar para que sus hijos estudien
en la Universidad y luego pasar ellos las vacaciones, pero se les
plantean muchos problemas de residencia», se queja Hernández.
Nórdicos, rusos o asiáticos llegan a la Región en el
mejor momento, ya que los ingleses y alemanes que mantuvieron al rojo
vivo el mercado inmobiliario de la costa en los años previos a la
crisis, hace ya dos años que comenzaron a hacer las maletas y a vender
sus casas de forma apresurada, asfixiados por la recesión de sus países.
«Los británicos vienen solo a vender, y lo hacen rápido. No les importa
liquidar por 50.000 euros lo que compraron por 100.000. No tienen ese
orgullo del español por vender por la misma cantidad que gastaron»,
explica Michel Olmos, de la inmobiliaria Costa Cálida. La necesidad
desesperada por vender de los inversores que midieron mal sus fuerzas y
compraron hace cinco años, las dificultades financieras y, sobre todo,
la sobreabundancia de oferta, sigue empujando hacia abajo los precios de
las casas en el litoral murciano, que en apenas cuatro años han bajado
su valor entre un 40% y un 60%. Quienes, como los ingleses, han asumido
esa rebaja, han empezado a vender, aunque con dosificador. «Algo se
vende, sí, pero solo lo consiguen quienes tienen claro que los precios
han bajado un 40%. El apartamento al final de La Manga que valía 150.000
hoy no pasa de 80.000; eso es así, y si quieres vender, tienes que
ceder», dice Soledad López, de la inmobiliaria El Estacio de La Manga.
Apartamentos a 50.000 euros
Más que de compradores españoles, las inmobiliarias
hablan de 'buscadores de chollos'. «Todos quieren una ganga, y no hay
muchas. Los buenos pisos no han bajado tanto de precio, quizá un 30%»,
explica una de las agentes inmobiliarias de Go-Go State, de Águilas.
Aunque quien busca encuentra, y hoy es posible comprar un apartamento de
dos dormitorios, garaje y piscina en la urbanización aguileña de Los
Collados o en el resort Condado de Alhama, por apenas 50.000 euros. Eso
sí, a unos kilómetros del mar.
Las inmobiliarias hacen frente como pueden a la tormenta
perfecta que descarga sobre sus negocios. Pocos españoles están en
condiciones de permitirse soñar con una casita de vacaciones, y los que
lo hacen, se encuentran con las puertas del banco cerradas de par en
par. «Nuestra mayor competencia son los bancos y cajas de ahorro. Solo
conceden hipotecas para sus viviendas, y contra eso es imposible
luchar», se queja Soledad López. Como sus colegas, ha visto crecer la
competencia que ella llama «desleal» al mismo ritmo que echaban la
persiana las inmobiliarias. «Muchas cierran el negocio pero crean
portales en Internet. Hasta los porteros de los edificios nos 'quitan'
clientes». Como prueba palpable de las malas horas que vive el sector,
basta con llamar una a una a las inmobiliarias de Mazarrón que figuran
en las páginas amarillas. De doce números, solo dos siguen en activo. El
resto se ha dado de baja.
Un comprador por cada diez viviendas
Un lustro largo de crisis económica y financiera ha
sembrado de fosforescentes carteles de 'Se vende' el litoral murciano.
Las numerosas urbanizaciones de dúplex y adosados que se despliegan
entre San Pedro del Pinatar y El Mojón dan fe de ello. Resulta casi
imposible avanzar cien metros sin encontrar un llamativo letrero. Lo
mismo ocurre en los muchos resort que se construyeron en los años
dorados del 'boom' del ladrillo. Hasta cuarenta y cinco urbanizaciones
residenciales con campo de golf y unas 150.000 nuevas viviendas llegaron
a presentarse, aunque muchas no llegaron a término por la quiebra de
las promotoras. Otras, en cambio, aseguran haber vendido la práctica
totalidad de las casas, como Roda Golf, en San Javier. El departamento
comercial de la empresa asegura que el 90% de las mil viviendas
construidas están vendidas. Un paseo por el resort La Torre, en la
carretera de San Javier, deja claro que la urbanización de Polaris tiene
cierto nivel de ocupación. Vanessa, natural de York, está encantada con
la compra que hizo en su día. «Me gusta, y eso que no juego al golf»,
asegura mientras disfruta de un jueves al sol. Banco CAM mantiene que
«está siendo un año excelente en ventas. En las viviendas que la entidad
gestiona en Murcia, Mediterranean ha completado más de 100 ventas en el
primer trimestre de 2012, prácticamente todas a clientes británicos en
la Hacienda Riquelme, en Sucina, donde las viviendas de dos dormitorios
se venden por 87.504 euros». Cajamurcia BMN ha vendido un millar de
viviendas en el primer trimestre de 2012, pero las cifras no distinguen
si se trata de primeras o segundas residencias.
Aunque resulta muy complicado que las promotoras o los
bancos faciliten sus datos de ventas, las inmobiliarias calculan que por
cada diez viviendas hay un único comprador. Una cifra que queda aún muy
lejos de la soñada por algunos California del sur.
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