El panorama en estas compañías sigue siendo negativo y no tiene visos de mejora a corto plazo. Por un lado, la mayoría de expertos coincide en que la caída de precios no ha tocado fondo, lo que afectará al margen futuro de las viviendas en stock. Por otro, la financiación de la compra de viviendas y activos comerciales sigue siendo muy precaria y no favorece la rotación de operaciones.
Y, finalmente, las entidades financieras que han ejecutado o adquirido activos mediante dación en pago están aplicando políticas de precios muy agresivas para liquidar la cartera cuanto antes. Como relativos alivios del sector a corto plazo figuran unos tipos de interés ligeramente a la baja, una menor deuda tras las ventas a pérdida de activos a la banca, y en algunos casos la capitalización de préstamos, y una extensión de los periodos de pago de principal en los préstamos bancarios, a la espera de una reactivación de la economía.
Junto a ello, las compañías con una mayor base de alquiler han podido defender una recurrencia de ingresos que las puramente promotoras no han tenido a su alcance.
Fuente: Expansión.com
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