Muchos propietarios están optando por
hacer un pacto con el inquilino y alquilar la vivienda sin solicitar el
certificado energético. Es la tónica general. Pero hay importantes
riesgos explícitos que debería conocer.
Hay riesgos si no lo pasa. |
José Jiménez
Desde el pasado 1 de junio, todo aquel propietario que quiera vender o alquilar su vivienda debe rascarse el bolsillo para acometer un gasto extra, el certificado energético. Criticado por unos y defendido por otros, el caso es que habrá que pagar entre 70 y 300 euros en función del tamaño de la vivienda y del tiempo que le lleve al técnico (ingeniero o arquitecto necesariamente) emitir el dictamen pertinente. Por eso, la tónica habitual hasta ahora es "hacer la vista gorda" y alquilar la vivienda sin el certificado. Pero cuidado, existen serios riesgos a tener en cuenta.
Se puede estar o no de acuerdo con la utilidad práctica del certificado energético, pero lo que es un hecho cierto es que lo exige la ley. "Mide el consumo de energía y CO2 de manera aproximada con el objetivo de conocer si la vivienda es eficiente desde el punto de vista energético", explica Óscar González de la firma www.certificadoenergetico.es. Por tanto, es un documento que el propietario debe tener si quiere vender o alquilar, pero cuya resolución final (óptima en el mejor de los casos o ineficiente en el peor) no obliga a nada en particular ni a acometer ninguna reforma.
"No te obliga a mejorar la vivienda pero si a comunicar la realidad de la misma", asegura Óscar González. Quizás en el futuro si tenga otros efectos y suponga tener que hacer reformas, pero es algo que de momento no está contemplado. La mejor nota que se puede sacar es la 'A', que supone que la vivienda está perfectamente acabada desde el punto de vista energético. Se da en casos excepcionales y hay muy pocas. En el extremo contrario está la nota 'G', la peor de todas, la expresión máxima de la ineficiencia. Según González, lo normal es que una vivienda si sitúe entre el abanico comprendido entre la 'D' y la 'G'.
El certificado energético no es un documento barato y su precio puede llegar hasta 300 euros en función del tamaño de la casa y las variables a considerar. Además, siempre va a requerir el desplazamiento del técnico hasta la vivienda. Si un propietario tiene que pedirlo, lo normal es que trate de repercutirlo de alguna manera en el precio del alquiler. O, como es más barato, siempre está la opción de hacer la vista gorda.
Según explica Juan Luis Moraleda, arquitecto técnico de Alquiler Seguro, "por desgracia, este es el caso más habitual en los alquileres". En las ventas ya prácticamente no se da porque los notarios se están poniendo más estrictos y exigen el certificado. Ahora bien, como recuerda este experto, quienes se salten esta obligación están exentos a una multa económica que podría oscilar entre los 600 y los 6.000 euros. Esta sanción suele recaer sobre los propietarios. De momento, explica Moraleda, "no tenemos conocimiento de que haya habido multas a los inquilinos".
Al fin y al cabo, en los casos de operaciones entre particulares mediante un contrato privado, propietario e inquilino siempre tienen la opción de "hacer la vista gorda". Es decir, "yo te cobro menos y tú no me pides el certificado". Pero aparte de la sanción económica, también hay otros peligros. Por ejemplo, como explica Óscar González, si un propietario quiere ahorrarse el certificado y alquila la casa a un inquilino que no se lo exige, éste último podría romper cuando quisiera y antes de tiempo el contrato de arrendamiento. ¿Por qué? Pues simplemente bastaría con alegar que el dueño de la casa no puso a su disposición el certificado energético, algo a lo que tiene derecho.
Alquilar sin certificado supone encarar un riesgo que puede salir caro, sobre todo porque las inspecciones no han hecho más que comenzar y cada vez son más frecuentes. ¿Voracidad recaudatoria? Es la queja más frecuente en boca de los propietarios, pues muchos no terminan de ver la utilidad a este certificado. "Ahora mismo, la utilidad es para censar los inmuebles y el gasto que puedan tener. En el futuro, sospecho que se usará para establecer intervalos tarifarios de energía", apunta Moraleda.
En todo caso, la opción es de los dueños de la vivienda. Para saber qué calificación energética tiene una vivienda, los expertos de certificadoenergetico.es han desarrollado una herramienta gratuita y 'online' que informa al instante a cada propietario sobre su nota con solo introducir unos datos de localización, metros e instalaciones energéticas. La nota es aproximada y "en ningún caso sustituye la visita necesaria del técnico a la vivienda ni al certificado energético propiamente dicho que el propietario debe obtener a partir de la contratación de un profesional habilitado", explican estos expertos.
Desde el pasado 1 de junio, todo aquel propietario que quiera vender o alquilar su vivienda debe rascarse el bolsillo para acometer un gasto extra, el certificado energético. Criticado por unos y defendido por otros, el caso es que habrá que pagar entre 70 y 300 euros en función del tamaño de la vivienda y del tiempo que le lleve al técnico (ingeniero o arquitecto necesariamente) emitir el dictamen pertinente. Por eso, la tónica habitual hasta ahora es "hacer la vista gorda" y alquilar la vivienda sin el certificado. Pero cuidado, existen serios riesgos a tener en cuenta.
Se puede estar o no de acuerdo con la utilidad práctica del certificado energético, pero lo que es un hecho cierto es que lo exige la ley. "Mide el consumo de energía y CO2 de manera aproximada con el objetivo de conocer si la vivienda es eficiente desde el punto de vista energético", explica Óscar González de la firma www.certificadoenergetico.es. Por tanto, es un documento que el propietario debe tener si quiere vender o alquilar, pero cuya resolución final (óptima en el mejor de los casos o ineficiente en el peor) no obliga a nada en particular ni a acometer ninguna reforma.
"No te obliga a mejorar la vivienda pero si a comunicar la realidad de la misma", asegura Óscar González. Quizás en el futuro si tenga otros efectos y suponga tener que hacer reformas, pero es algo que de momento no está contemplado. La mejor nota que se puede sacar es la 'A', que supone que la vivienda está perfectamente acabada desde el punto de vista energético. Se da en casos excepcionales y hay muy pocas. En el extremo contrario está la nota 'G', la peor de todas, la expresión máxima de la ineficiencia. Según González, lo normal es que una vivienda si sitúe entre el abanico comprendido entre la 'D' y la 'G'.
El certificado energético no es un documento barato y su precio puede llegar hasta 300 euros en función del tamaño de la casa y las variables a considerar. Además, siempre va a requerir el desplazamiento del técnico hasta la vivienda. Si un propietario tiene que pedirlo, lo normal es que trate de repercutirlo de alguna manera en el precio del alquiler. O, como es más barato, siempre está la opción de hacer la vista gorda.
Según explica Juan Luis Moraleda, arquitecto técnico de Alquiler Seguro, "por desgracia, este es el caso más habitual en los alquileres". En las ventas ya prácticamente no se da porque los notarios se están poniendo más estrictos y exigen el certificado. Ahora bien, como recuerda este experto, quienes se salten esta obligación están exentos a una multa económica que podría oscilar entre los 600 y los 6.000 euros. Esta sanción suele recaer sobre los propietarios. De momento, explica Moraleda, "no tenemos conocimiento de que haya habido multas a los inquilinos".
Al fin y al cabo, en los casos de operaciones entre particulares mediante un contrato privado, propietario e inquilino siempre tienen la opción de "hacer la vista gorda". Es decir, "yo te cobro menos y tú no me pides el certificado". Pero aparte de la sanción económica, también hay otros peligros. Por ejemplo, como explica Óscar González, si un propietario quiere ahorrarse el certificado y alquila la casa a un inquilino que no se lo exige, éste último podría romper cuando quisiera y antes de tiempo el contrato de arrendamiento. ¿Por qué? Pues simplemente bastaría con alegar que el dueño de la casa no puso a su disposición el certificado energético, algo a lo que tiene derecho.
Alquilar sin certificado supone encarar un riesgo que puede salir caro, sobre todo porque las inspecciones no han hecho más que comenzar y cada vez son más frecuentes. ¿Voracidad recaudatoria? Es la queja más frecuente en boca de los propietarios, pues muchos no terminan de ver la utilidad a este certificado. "Ahora mismo, la utilidad es para censar los inmuebles y el gasto que puedan tener. En el futuro, sospecho que se usará para establecer intervalos tarifarios de energía", apunta Moraleda.
En todo caso, la opción es de los dueños de la vivienda. Para saber qué calificación energética tiene una vivienda, los expertos de certificadoenergetico.es han desarrollado una herramienta gratuita y 'online' que informa al instante a cada propietario sobre su nota con solo introducir unos datos de localización, metros e instalaciones energéticas. La nota es aproximada y "en ningún caso sustituye la visita necesaria del técnico a la vivienda ni al certificado energético propiamente dicho que el propietario debe obtener a partir de la contratación de un profesional habilitado", explican estos expertos.
Diferentes notas del certificado de más (A) a menos eficiente (G). Fuente. www.certificadoenergetico.es |
Fuente: Finanzas.com
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