- Cerrada la mayor parte de la reestructuración financiera, el Estado aún controla el 16% del mercado bancario
- El Eurogrupo proclama el final del rescate bancario a España
Íñigo de Barró
España pidió 41.400 millones a Europa para poner el capital perdido en tres relevantes entidades financieras: Bankia, Novagalicia Banco (NCG) y Catalunya Banc. La fuerte depreciación de sus gigantescas inversiones en ladrillo las había arruinado. La reestructuración financiera ha terminado, coinciden los expertos consultados. Las cajas casi han desaparecido al transformarse en fundaciones bancarias y Bankia ha dejado de ser un problema mayúsculo, capaz de llevarse por delante toda la economía española, como dijo el presidente Mariano Rajoy.
“El sector bancario español es uno de los que ha experimentado una transformación más profunda en menos tiempo. El saneamiento realizado desde 2007, equivalente al 25% del PIB, suma unos 250.000 millones entre el dinero aportado por los bancos y por el Estado, mientras que se han cerrado casi 10.000 oficinas, se han reducido las plantillas en 42.000 empleados y la exposición inmobiliaria ha quedado reducido a la mitad por el traspaso al Sareb”, resume Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos Económicos de la Universidad de Valencia. En su opinión, España ha cumplido la mayoría de las condiciones que impuso la troika a través del Memorando de Entendimiento (MoU) y “tan solo queda aprobar la nueva ley de cajas y una normativa de provisiones, pero eso no significa que todos los problemas se han solucionado”, remarca Maudos.
Este y otros expertos coinciden en señalar que la tarea pendiente no es baladí: las subastas de Novagalicia y Catalunya Banc así como la resolución del banco malo, que tiene 100.000 millones entre activos inmobiliarios y créditos al ladrillo, gran parte de ellos avalados con Deuda Pública. La banca privada y el Estado se juegan 3.818 millones en la Sareb. Al margen de entidades concretas, los analistas consultados apuntan que será el regreso del crédito el que marque definitivamente el final de la reestructuración financiera ya que significará que el sistema cuenta con entidades bien capitalizadas y que la economía habrá iniciado una senda de crecimiento.
El que se ha expresado con más rotundidad sobre la reestructuración ha sido Francisco González, presidente del BBVA. Hace unos días instó al Gobierno a “rematar” la reforma en el sector financiero. “Todavía hay una parte del sistema financiero en manos del Estado y eso es absolutamente improductivo”, dijo el presidente del BBVA en referencia a Bankia, Novagalicia Banco, Catalunya Banc y así como la participación mayoritaria en BMN, en Caja España-Duero y la inyección en Liberbank.
Según Íñigo Vega, analista bancario de la firma Neu-Securities, el Estado controla el 18.6% del total de los activos bancarios, es decir, 471.000 millones sobre 2,54 billones. Esta cifra no tiene en cuenta a Caja España-Duero, que está a punto de quedar en manos de Unicaja. Si se cierran las dos subastas, esta cifra disminuirá con fuerza. El 2 de octubre pasado, el director general del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Antonio Carrascosa, confió en que Novagalicia tuviera un nuevo propietario a mediados de noviembre, tras un retraso sobre las primeras perspectivas.
Ahora se estima que la semana que viene se podría abrir la subasta, lo que llevaría el proceso hasta principios de diciembre. Los bancos interesados son Santander, BBVA, Caixabank y el venezolano Banesco, que reclaman algún tipo de ayuda del Estado. Incluso, alguno de los fondos interesados, entre el que destaca el norteamericano Guggenheim, parecen reclamar alguna garantía pública. Un tema clave será que el Gobierno avale los activos fiscales diferidos para que cuenten como capital según la normativa de Basilea 3. En Novagalicia hay en juego unos 3.300 millones que podrían ser capital para la entidad compradora.
Del futuro de Catalunya Banc poco se conoce. Solo que su venta se ha pospuesto para 2014 y que no se descarta colocarla por divisiones de negocio. ¿Y de Bankia? Los últimos cálculos oficinas apuntan a que se privatice a partir de final de 2014 o principios de 2015.Tras la reestructuración, el sistema estará configurando con unas 15 entidades, pero con alto riesgo de oligopolio entre las tres grandes: Santander, BBVA y Caixabank. Bankia puede contrarrestar, en parte, esta situación si se queda en manos de su presidente actual, José Ignacio Goirigolzarri.
Pero la gran cuestión de fondo es si el sector financiero tiene el nivel de capital adecuado para soportar una economía que acaba de salir de su segunda recesión y que podría convivir con un paro del 25% hasta 2016. Esta situación se traduce en cuestiones: la no concesión de créditos por las malas perspectivas y, por otro, en el incremento de la morosidad (sobre todo hipotecaria) por el paro prolongado. El sector tiene unos 600.000 millones en hipotecas, cuya morosidad ahora está alrededor del 5%, que se elevará poco a poco. Cada punto de tasa de impagados son 6.000 millones más de morosidad. Enrique Pérez-Hernández, profesor de la IEB, apunta que “el sector necesitará más provisiones y se verá con el paso del tiempo y el impacto de los actuales problemas económicos”.
En este asunto, el más valiente ha sido el Banco de España que ha asegurado que no habrá problemas. “Los primeros resultados nos ofrecen un cierto grado de confort respecto a la capacidad de las entidades españolas para superar, con suficiente holgura, los requisitos de capital mínimos regulatorios, incluso en escenarios económicos bastante adversos”, ha declarado esta semana el subgobernador Fernando Restoy.
El problema de fondo es la salud de la cuenta de resultados de la banca, es decir, si está hecha con venta de activos, menores provisiones y, sobre todo, el negocio de la compra de deuda pública con préstamos baratos del BCE. En opinión de Manuel Romero, director del Sector Financiero del IE Business School, tanto en Estados Unidos como en Europa, “los bancos están viviendo de esta operativa. Se debería exigir a las entidades que dediquen a créditos parte de lo que les presta el BCE, pero nunca se ha hecho”.
En opinión de Aristóbulo de Juan, consultor y ex director general del Banco de España, “el problema será que si no hay negocio recurrente, en dos años los bancos se habrán comido el capital y volverán los problemas”.
Fuente: EL PAÍS
España pidió 41.400 millones a Europa para poner el capital perdido en tres relevantes entidades financieras: Bankia, Novagalicia Banco (NCG) y Catalunya Banc. La fuerte depreciación de sus gigantescas inversiones en ladrillo las había arruinado. La reestructuración financiera ha terminado, coinciden los expertos consultados. Las cajas casi han desaparecido al transformarse en fundaciones bancarias y Bankia ha dejado de ser un problema mayúsculo, capaz de llevarse por delante toda la economía española, como dijo el presidente Mariano Rajoy.
“El sector bancario español es uno de los que ha experimentado una transformación más profunda en menos tiempo. El saneamiento realizado desde 2007, equivalente al 25% del PIB, suma unos 250.000 millones entre el dinero aportado por los bancos y por el Estado, mientras que se han cerrado casi 10.000 oficinas, se han reducido las plantillas en 42.000 empleados y la exposición inmobiliaria ha quedado reducido a la mitad por el traspaso al Sareb”, resume Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos Económicos de la Universidad de Valencia. En su opinión, España ha cumplido la mayoría de las condiciones que impuso la troika a través del Memorando de Entendimiento (MoU) y “tan solo queda aprobar la nueva ley de cajas y una normativa de provisiones, pero eso no significa que todos los problemas se han solucionado”, remarca Maudos.
Este y otros expertos coinciden en señalar que la tarea pendiente no es baladí: las subastas de Novagalicia y Catalunya Banc así como la resolución del banco malo, que tiene 100.000 millones entre activos inmobiliarios y créditos al ladrillo, gran parte de ellos avalados con Deuda Pública. La banca privada y el Estado se juegan 3.818 millones en la Sareb. Al margen de entidades concretas, los analistas consultados apuntan que será el regreso del crédito el que marque definitivamente el final de la reestructuración financiera ya que significará que el sistema cuenta con entidades bien capitalizadas y que la economía habrá iniciado una senda de crecimiento.
El que se ha expresado con más rotundidad sobre la reestructuración ha sido Francisco González, presidente del BBVA. Hace unos días instó al Gobierno a “rematar” la reforma en el sector financiero. “Todavía hay una parte del sistema financiero en manos del Estado y eso es absolutamente improductivo”, dijo el presidente del BBVA en referencia a Bankia, Novagalicia Banco, Catalunya Banc y así como la participación mayoritaria en BMN, en Caja España-Duero y la inyección en Liberbank.
Según Íñigo Vega, analista bancario de la firma Neu-Securities, el Estado controla el 18.6% del total de los activos bancarios, es decir, 471.000 millones sobre 2,54 billones. Esta cifra no tiene en cuenta a Caja España-Duero, que está a punto de quedar en manos de Unicaja. Si se cierran las dos subastas, esta cifra disminuirá con fuerza. El 2 de octubre pasado, el director general del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Antonio Carrascosa, confió en que Novagalicia tuviera un nuevo propietario a mediados de noviembre, tras un retraso sobre las primeras perspectivas.
Ahora se estima que la semana que viene se podría abrir la subasta, lo que llevaría el proceso hasta principios de diciembre. Los bancos interesados son Santander, BBVA, Caixabank y el venezolano Banesco, que reclaman algún tipo de ayuda del Estado. Incluso, alguno de los fondos interesados, entre el que destaca el norteamericano Guggenheim, parecen reclamar alguna garantía pública. Un tema clave será que el Gobierno avale los activos fiscales diferidos para que cuenten como capital según la normativa de Basilea 3. En Novagalicia hay en juego unos 3.300 millones que podrían ser capital para la entidad compradora.
Del futuro de Catalunya Banc poco se conoce. Solo que su venta se ha pospuesto para 2014 y que no se descarta colocarla por divisiones de negocio. ¿Y de Bankia? Los últimos cálculos oficinas apuntan a que se privatice a partir de final de 2014 o principios de 2015.Tras la reestructuración, el sistema estará configurando con unas 15 entidades, pero con alto riesgo de oligopolio entre las tres grandes: Santander, BBVA y Caixabank. Bankia puede contrarrestar, en parte, esta situación si se queda en manos de su presidente actual, José Ignacio Goirigolzarri.
Pero la gran cuestión de fondo es si el sector financiero tiene el nivel de capital adecuado para soportar una economía que acaba de salir de su segunda recesión y que podría convivir con un paro del 25% hasta 2016. Esta situación se traduce en cuestiones: la no concesión de créditos por las malas perspectivas y, por otro, en el incremento de la morosidad (sobre todo hipotecaria) por el paro prolongado. El sector tiene unos 600.000 millones en hipotecas, cuya morosidad ahora está alrededor del 5%, que se elevará poco a poco. Cada punto de tasa de impagados son 6.000 millones más de morosidad. Enrique Pérez-Hernández, profesor de la IEB, apunta que “el sector necesitará más provisiones y se verá con el paso del tiempo y el impacto de los actuales problemas económicos”.
En este asunto, el más valiente ha sido el Banco de España que ha asegurado que no habrá problemas. “Los primeros resultados nos ofrecen un cierto grado de confort respecto a la capacidad de las entidades españolas para superar, con suficiente holgura, los requisitos de capital mínimos regulatorios, incluso en escenarios económicos bastante adversos”, ha declarado esta semana el subgobernador Fernando Restoy.
El problema de fondo es la salud de la cuenta de resultados de la banca, es decir, si está hecha con venta de activos, menores provisiones y, sobre todo, el negocio de la compra de deuda pública con préstamos baratos del BCE. En opinión de Manuel Romero, director del Sector Financiero del IE Business School, tanto en Estados Unidos como en Europa, “los bancos están viviendo de esta operativa. Se debería exigir a las entidades que dediquen a créditos parte de lo que les presta el BCE, pero nunca se ha hecho”.
En opinión de Aristóbulo de Juan, consultor y ex director general del Banco de España, “el problema será que si no hay negocio recurrente, en dos años los bancos se habrán comido el capital y volverán los problemas”.
Fuente: EL PAÍS
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