Un proyecto moderno que enlaza el hogar, el taller y la casa de invitados mediante zonas comunes
Begoña Corzo
¿Qué ocurre si se unen una vivienda y una nave industrial? El resultado
puede ser tan plástico como útil y eficiente energéticamente, y la
muestra es este proyecto del estudio F451 Arquitectura y Laia Isern, arquitecta responsable del diseño interior.
Esta construcción, situada en Gijón, es un encargo de la artista plástica asturiana Lara Ríos, que pidió tres zonas independientes –vivienda, taller y casa de invitados– que pudieran compartir espacios comunes cuando se necesitase.
Los arquitectos hicieron un híbrido de dos tipologías, la vivienda moderna y la nave industrial con luz cenital, en un volumen único que relaciona las dependencias. El edificio emerge del terreno en un extremo, se alinea con el jardín en el centro y termina en voladizo en el lado oeste. Vivienda y estudio convergen en un zaguán exterior bajo cubierta que los comunica con la casa de invitados y sirve también de regulador climático. Todos los espacios tienen doble orientación, iluminación y ventilación cruzada, y el tamaño y la ubicación de las aberturas enmarcan las mejores vistas.
El edificio está formado por un caparazón metálico visible en el interior, un manto térmico de 10 cm de espesor que envuelve el volumen y un acabado exterior de estuco flexible sobre resinas armadas con mallas de fibra. Paramentos de termoarcilla refuerzan el aislamiento y dotan al edificio de inercia térmica hacia el interior. En el ala de invitados, una cubierta ajardinada reemplaza el manto térmico y establece la continuidad entre el terreno y el edificio, a la vez que proporciona un aislamiento equivalente.
"La eficiencia energética es una responsabilidad tan grande como que la arquitectura se sostenga, no deber ser un argumento de venta, sino un requisito básico", explica el arquitecto Toni Montes.
Tres principios ayudan a reducir el consumo energético: una gran capacidad aislante en la piel exterior, una buena inercia térmica en la piel interior y la posibilidad de crear ventilación cruzada en todas las estancias. De este modo, el consumo energético de los 330 m2 de este edificio es equivalente al de una vivienda convencional de unos 60 m2.
Fuente: La Nueva España
Vivienda y nave industrial, unidos
José Hevia
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Esta construcción, situada en Gijón, es un encargo de la artista plástica asturiana Lara Ríos, que pidió tres zonas independientes –vivienda, taller y casa de invitados– que pudieran compartir espacios comunes cuando se necesitase.
Los arquitectos hicieron un híbrido de dos tipologías, la vivienda moderna y la nave industrial con luz cenital, en un volumen único que relaciona las dependencias. El edificio emerge del terreno en un extremo, se alinea con el jardín en el centro y termina en voladizo en el lado oeste. Vivienda y estudio convergen en un zaguán exterior bajo cubierta que los comunica con la casa de invitados y sirve también de regulador climático. Todos los espacios tienen doble orientación, iluminación y ventilación cruzada, y el tamaño y la ubicación de las aberturas enmarcan las mejores vistas.
El edificio está formado por un caparazón metálico visible en el interior, un manto térmico de 10 cm de espesor que envuelve el volumen y un acabado exterior de estuco flexible sobre resinas armadas con mallas de fibra. Paramentos de termoarcilla refuerzan el aislamiento y dotan al edificio de inercia térmica hacia el interior. En el ala de invitados, una cubierta ajardinada reemplaza el manto térmico y establece la continuidad entre el terreno y el edificio, a la vez que proporciona un aislamiento equivalente.
"La eficiencia energética es una responsabilidad tan grande como que la arquitectura se sostenga, no deber ser un argumento de venta, sino un requisito básico", explica el arquitecto Toni Montes.
Tres principios ayudan a reducir el consumo energético: una gran capacidad aislante en la piel exterior, una buena inercia térmica en la piel interior y la posibilidad de crear ventilación cruzada en todas las estancias. De este modo, el consumo energético de los 330 m2 de este edificio es equivalente al de una vivienda convencional de unos 60 m2.
Fuente: La Nueva España
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