LOS ANALISTAS SOSPECHAN QUE EL GOBIERNO HA SIDO MÁS PESIMISTA DE LO RAZONABLE
Carlos Sánchez 27/04/2013 (06:00)
Se lo pregunta con toda crudeza Ángel Laborda, director de coyuntura de Funcas: “¿Pero qué inversor va a meter dinero en España con este cuadro macroeconómico? Su sorpresa no está relacionada con el hecho de que el Gobierno haya sido demasiado optimista o, incluso, voluntarista a la hora de fijar sus estimaciones. Al contrario. Lo que le choca es que sea el propio Ejecutivo quien reconozca de una manera velada el fracaso de su propia política económica, toda vez que sus previsiones “no reconocen el esfuerzo que está haciendo la sociedad española”.
O dicho en términos más directos. El Gobierno ha puesto en marcha un ambicioso paquete de reformas, pero lo cierto es que, según sus previsiones, el PIB no crecerá por encima del 1% -el umbral al partir del cual la economía española podría estar en condiciones de crear empleo- hasta 2016. Es decir, una vez transcurrida la legislatura. De hecho, la tasa de paro no bajaría del 24,8% de la población activa (en torno a 5,5 millones de parados) hasta ese año, lo que refleja unas estimaciones “muy conservadoras”, como admitió ayer tras el Consejo de Ministros Luis de Guindos.
Según Laborda, lo que parece “incoherente” es que el Gobierno sostenga una y otra vez que las reformas económicas están dando resultados (ahí está la reforma laboral) y, al mismo tiempo, están sirviendo para aumentar el potencial de crecimiento de la economía española; que los ajustes en el gasto público serán menos intensos este año y el siguiente para no acelerar la recesión; que Europa mejorará el año próximo como sugieren las estimaciones del FMI y de la propia Comisión Europea, y, por último, que el saneamiento financiero comenzará a dar sus frutos aumentando el flujo de crédito. Pues bien, pese a ello, el ministro De Guindos envía a Bruselas un cuadro macroeconómico lleno de sombras. Sobre todo en 2015 y 2016. Laborda considera que las cifras de 2013 y 2014 están en línea con el consenso de los analistas y están más ajustadas a la realidad.
De ahí que Laborda se pregunte por las intenciones reales del Gobierno. Si ha querido ser más negativo de lo razonable para curarse en salud o, realmente, es que las cosas están tan mal como sugiere el cuadro macroeconómico. Por eso se pregunta sobre los objetivos del Gobierno a la hora de presentar sus estimaciones.
Esta carga negativa que el Gobierno ha introducido en el escenario se sustancia a partir de unos supuestos significativamente peores de lo razonable. El Gobierno, por ejemplo, estima que la rentabilidad de las obligaciones a diez años se situará este año en el 4,84% en media anual, cuando ayer mismo cotizaban al 4,27%, lo que supone un sustancial ahorro de los costes financieros. Y a la baja, como sugiere la relajación de la prima de riesgo en los últimos días.
Petróleo más barato
El Gobierno, igualmente, estima que el precio del barril de crudo se situará este año (también en media anual) en 113,7 dólares, cuando en las últimas semanas se mueve en el entorno de los 100 dólares. Y también a la baja debido a la caída de la demanda en China y otros emergentes por la desaceleración del PIB mundial, como por cierto admite el propio Gobierno en sus estimaciones. Guindos dijo ayer que el IPC puede situarse en los próximos meses por debajo del 1%.
De la misma manera, el Gobierno ha hecho sus previsiones a partir de un supuesto, que el tipo de cambio del euro sea de 1,35 euros, lo que sugiere una relevante apreciación respecto de sus niveles actuales. El tipo de cambio del euro fue de 1,29 dólares en 2012 y de 1,32 en lo que va de año. Y un tipo de cambio más débil alimenta las exportaciones y daña las importaciones lo cual es positivo para un país como a España al que su sector exterior está salvando de la quema.
El único resquicio al optimismo que se ha dado el Gobierno a la hora de confeccionar su cuadro macroeconómico tiene que ver con el nivel de deuda pública. El Ejecutivo estima que en 2016 se alcance el 99,8%, lo cual parece sorprendente habida cuenta de que hasta ese año la economía española seguirá cosechando abultados déficit públicos, que en última instancia son la variable determinante del endeudamiento.
Según sus estimaciones, entre 2014 y 2016, en apenas tres años, se acumulará un déficit equivalente al 12,3% del PIB (unos 120.000 millones de euros), pero, sin embargo, sostiene que la deuda va a pasar del 91,4% del PIB al 99,8%, lo que supone tan sólo 8,8 puntos de diferencia. La subida del PIB nominal (un 3,1% en 2016) no parece explicar esta aparente incoherencia ¿Dónde están los 40.000 millones de euros que faltan?
Fuente: El Confidencial
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