Daniel Lacalle
13/10/2012
06:00h
“EU wins the Nobel Prize for pillaging its people with debt and bailouts”. Keith McCullough
“Doing a bank rescue right is more costly, not less, which is why political leaders prefer to zombify rather than clean up their banking systems”. Yves Smith
Esta semana tuve un encuentro con lectores de El Confidencial y comentaba que la burbuja de deuda soberana global ya está estallando. Una burbuja que está íntimamente ligada al gasto público salvaje que se financió con un sector bancario hipertrofiado que es ahora rescatado con dinero público y bancos malos.
El capital disponible para invertir en deuda se ha reducido año tras año globalmente en un 3,5%, mientras la voracidad emisora de los estados y las necesidades de recapitalización bancaria garantizada por el gobierno aumenta casi un 8% anual. En España además vamos seis años por detrás del resto, con lo que tendremos un impacto mayor y en menos tiempo.
Cuando venía el Estado o las Comunidades Autónomas a vender sus bonos a Londres siempre nos comentaban que las cajas públicas eran un modelo mundial de gestión y que todos tenían menos deuda que Japón. Por supuesto. Yo también tengo menos deuda que Donald Trump, lo cual no implica ni que pueda ni que deba tener el mismo endeudamiento. Ahora corremos el riesgo de sufrir las dos décadas perdidas de Japón, y seguimos su política. Queremos ser Japón pero sin Toyota. Y Japón va mal.
El banco malo y el rescate bancario, como el japonés pero a lo bruto
Japón llevó a cabo rescate tras rescate entre 1995 - 2005 y 2008 bajo la misma premisa que estamos llevando a cabo en Europa, que ya ha fallado en Irlanda y que queremos replicar, que a largo plazo todo sube, que las valoraciones eran “atractivas” y que el crédito mejoraría. Pues no.
Las dudas sobre el banco malo y las ayudas a la banca –esas cajas que tan bien reguladas y maravillosamente gestionadas estaban- no son dudas. Son certezas. Los inversores no quieren aceptar las valoraciones de los préstamos que va a asumir el banco malo y rechazan recapitalizarlo. La prensa los llama “fondos buitre”. Yo alucino. O sea, un banco en quiebra que no puede vender sus activos ni limpiar sus préstamos se junta con un gobierno sin dinero y exigen que los inversores internacionales compren a un precio pactado entre los dos para que ninguno quede “muy mal” ante acreedores y votantes. Pero al que llaman buitre es al inversor.
De la década perdida… a las dos décadas perdidas
Disculpen la mala calidad del gráfico inferior, pero muestra lo siguiente. La OCDE ha gastado más de 4.9 billones (trillones americanos) de euros en rescatar bancos desde la crisis. Eso es 4 veces y pico el PIB de España. Excepto en casos muy específicos, Estados Unidos y poco más, prácticamente nada de esa “ayuda” se ha recuperado. Si es así, ¿Por qué se hace?
Porque se teme que la caída de bancos sea mas dañina que mantenerlos zombis y esperar a que escampe y suban las valoraciones. Luego nos llaman especuladores.
Hace cinco años me contaba un banquero francés que “al gobierno no se le analiza un crédito”. Y ahí está el problema. La limpieza del sistema es la limpieza de una forma de hacer política, infraestructuras inútiles, burbujas inmobiliarias e intervencionismo en lo que se llaman “políticas de crecimiento” que no tiene fácil arreglo.
Y una vez hecho el entuerto, el problema del banco malo es que las experiencias pasadas no ayudan y que, aunque nos repitan una y otra vez que la crisis fue de origen americano, el problema es Europa. Unas cifras para mostrar el enorme problema de tapón bancario europeo:
La mitad de los mayores bancos del mundo están en la Unión Europa. El 56% de la banca europea es de control político o publico. En 2010 los bancos americanos tenían activos de 8,6 billones de euros (trillones americanos, 80% del PIB). En la Unión Europea superaban los 43 billones de euros (350% del PIB). Según el FMI, solo para limpiar sus balances, la banca europea tiene que desinvertir 4,5 billones de euros. ¿Va a fluir crédito? No.
A estas alturas se duda de que el descuento con el que el banco malo compre los préstamos de la banca sea adecuado, aunque se habla de 50% para inmobiliario y 90% para suelo. De hecho, lo que se percibe es que el problema de la cartera de préstamos no es de “difícil cobro” sino de insolvencia absoluta. Sobre todo en el suelo. Y desde luego el riesgo de que el banco malo solo tenga un 10% de capitalización hace que se perciba como una enorme apuesta a que la burbuja inmobiliaria se reactivará algún día. Cuando se dice que el banco malo no costará un céntimo al contribuyente es precisamente eso, que se espera –se reza- que los precios de los activos crecerán por arte de magia, mientras los ciudadanos tienen menos dinero por políticas impositivas confiscatorias. Como para comprar pisos. Como en Japón en los 90.
La semana pasada la ministra irlandesa Joan Burton comentaba que el banco malo irlandés, NAMA, probablemente perderá 15.000 millones de euros de los 32.000 pagados por los “prestamos tóxicos” que se consideraba en su momento que habían sido adquiridos por el contribuyente a precio “de chollo” (74.000 millones de euros, un 58% de “descuento”). En España dicen que no será así. Veremos.
La solución, desde mi punto de vista, ya lo he dicho muchas veces, es el “bail-in” que los tenedores de bonos y accionistas cubran las pérdidas y que quiebre quien tenga que quebrar. Que en Europa no puede existir un sistema bancario cinco veces más grande y endeudado que el americano. Se separaría a los bancos buenos de los malos y se solucionaría el problema de deuda pública pagada por impuestos y gastada en rescates.
Hundirnos como samurais, pero sin katana
La gente clama. Piden “políticas de crecimiento”, más infraestructuras y no preocuparnos por el déficit. Japón. Pero Europa no es Japón. Y, aunque lo fuera, porque no funciona. España no puede emular la carrera de deuda y gasto publico de Japón porque es hacerse el harakiri.
Japón es el sueño de un ministro de Fomento. Gastos en infraestructuras inútiles, obra civil a dar y tomar y estado de bienestar piramidal a pesar de tener población decreciente.
Japón gasta un 60% más de lo que ingresa, tiene un déficit cercano al 10% del PIB, una deuda neta –deduciendo activos gubernamentales- de 135% sobre PIB. En 2013 tiene que emitir deuda equivalente al 60% de su PIB.
Si lo leen nuestros políticos les parecerá un sueño
La mitad del presupuesto japonés se dilapida en intereses de deuda y pensiones. ¿Les suena? Con una población envejecida en la que la estructura piramidal del estado de bienestar y el gasto publico no se modificaron, Japón vive de prestado y sus ciudadanos contribuyen con sus ahorros a mantener una deuda que ni está garantizada por activos sólidos ni se pagará jamás. ¿Les suena?
Además, el 95% de la deuda japonesa esta en manos de inversores japoneses. En España ya es el 70%. ¿Van cogiendo el problema a donde vamos? Colocar el máximo de deuda viva a los inversores domésticos es una de las razones por las que la calificación crediticia de Japón no importa. Nadie compra deuda japonesa más que los japoneses. Pero los japoneses ahorran y las empresas japonesas son líderes mundiales en exportación. Japón repatria divisas. Europa, sobre todo España, consume divisas.
Y a pesar de todo, la solución “japonesa” a la recesión es la que nos repiten una y otra vez, garantías sociales eternas y gasto público, aunque ello solo ha llevado a la crisis de “las dos décadas perdidas” y a una deuda inasumible.
Es curioso, el proyecto que exigen a Draghi, el clamor de Hollande, de nuestros partido y los fans de las “políticas de crecimiento” es Japón pero sin Toyota ni Sony. Y encima no funciona.
Japón tiene, obviamente, un sistema productivo moderno, un desempleo moderado y una industria potente. Además tiene una población ahorradora y obediente. A pesar de ello y de ser una potencia mundial, va camino de la mayor crisis de deuda tras una década de gasto desbocado. Porque depende, para colocar su deuda, del ahorro de una población envejecida cuya renta disponible sigue decreciendo. La crisis que se prepara en el país del Sol Naciente, como alertaba The Atlantic, tiene todos los visos de ser el siguiente tsunami financiero, porque el esquema piramidal financiado por el ahorro domestico se está consumiendo.
Los que en Europa claman que el Banco Central Europeo se comporte como el Banco de Japón, alimentando la burbuja de deuda publica, y que el estado lleve a cabo “políticas de crecimiento”, más gasto público para contrarrestar al sector privado, están apostando a ser Japón sin tener ni el ahorro privado ni las industrias del mismo. Es suicida.
La solución no es endeudar a nuestros nietos en un esquema Ponzi para subvencionar a corto plazo el placebo de un empleo efímero. Ya vimos el éxito del Plan E. Según El Confidencial, el 99% de los empleos que “creó” -subvencionó con deuda- se han destruido. Las cajas zombis deben morir, sin coste para nadie más que sus acreedores. Los inmuebles invendibles y los prestamos incobrables, que se provisionen. Economía de mercado. La solución fastidia. Porque no hay milagros. El desapalancamiento llevará mucho tiempo, y mientras tanto hay que revitalizar la economía atrayendo inversión privada. Pero eso no da votos ni oportunidades de fotos inaugurando puentes. Queremos Japón, pero sin Toyota y con castañuelas. Ya pagará alguien.
Fuente: COTIZALIA
“Doing a bank rescue right is more costly, not less, which is why political leaders prefer to zombify rather than clean up their banking systems”. Yves Smith
Esta semana tuve un encuentro con lectores de El Confidencial y comentaba que la burbuja de deuda soberana global ya está estallando. Una burbuja que está íntimamente ligada al gasto público salvaje que se financió con un sector bancario hipertrofiado que es ahora rescatado con dinero público y bancos malos.
El capital disponible para invertir en deuda se ha reducido año tras año globalmente en un 3,5%, mientras la voracidad emisora de los estados y las necesidades de recapitalización bancaria garantizada por el gobierno aumenta casi un 8% anual. En España además vamos seis años por detrás del resto, con lo que tendremos un impacto mayor y en menos tiempo.
Cuando venía el Estado o las Comunidades Autónomas a vender sus bonos a Londres siempre nos comentaban que las cajas públicas eran un modelo mundial de gestión y que todos tenían menos deuda que Japón. Por supuesto. Yo también tengo menos deuda que Donald Trump, lo cual no implica ni que pueda ni que deba tener el mismo endeudamiento. Ahora corremos el riesgo de sufrir las dos décadas perdidas de Japón, y seguimos su política. Queremos ser Japón pero sin Toyota. Y Japón va mal.
El banco malo y el rescate bancario, como el japonés pero a lo bruto
Japón llevó a cabo rescate tras rescate entre 1995 - 2005 y 2008 bajo la misma premisa que estamos llevando a cabo en Europa, que ya ha fallado en Irlanda y que queremos replicar, que a largo plazo todo sube, que las valoraciones eran “atractivas” y que el crédito mejoraría. Pues no.
Las dudas sobre el banco malo y las ayudas a la banca –esas cajas que tan bien reguladas y maravillosamente gestionadas estaban- no son dudas. Son certezas. Los inversores no quieren aceptar las valoraciones de los préstamos que va a asumir el banco malo y rechazan recapitalizarlo. La prensa los llama “fondos buitre”. Yo alucino. O sea, un banco en quiebra que no puede vender sus activos ni limpiar sus préstamos se junta con un gobierno sin dinero y exigen que los inversores internacionales compren a un precio pactado entre los dos para que ninguno quede “muy mal” ante acreedores y votantes. Pero al que llaman buitre es al inversor.
De la década perdida… a las dos décadas perdidas
Disculpen la mala calidad del gráfico inferior, pero muestra lo siguiente. La OCDE ha gastado más de 4.9 billones (trillones americanos) de euros en rescatar bancos desde la crisis. Eso es 4 veces y pico el PIB de España. Excepto en casos muy específicos, Estados Unidos y poco más, prácticamente nada de esa “ayuda” se ha recuperado. Si es así, ¿Por qué se hace?
Porque se teme que la caída de bancos sea mas dañina que mantenerlos zombis y esperar a que escampe y suban las valoraciones. Luego nos llaman especuladores.
Hace cinco años me contaba un banquero francés que “al gobierno no se le analiza un crédito”. Y ahí está el problema. La limpieza del sistema es la limpieza de una forma de hacer política, infraestructuras inútiles, burbujas inmobiliarias e intervencionismo en lo que se llaman “políticas de crecimiento” que no tiene fácil arreglo.
Y una vez hecho el entuerto, el problema del banco malo es que las experiencias pasadas no ayudan y que, aunque nos repitan una y otra vez que la crisis fue de origen americano, el problema es Europa. Unas cifras para mostrar el enorme problema de tapón bancario europeo:
La mitad de los mayores bancos del mundo están en la Unión Europa. El 56% de la banca europea es de control político o publico. En 2010 los bancos americanos tenían activos de 8,6 billones de euros (trillones americanos, 80% del PIB). En la Unión Europea superaban los 43 billones de euros (350% del PIB). Según el FMI, solo para limpiar sus balances, la banca europea tiene que desinvertir 4,5 billones de euros. ¿Va a fluir crédito? No.
A estas alturas se duda de que el descuento con el que el banco malo compre los préstamos de la banca sea adecuado, aunque se habla de 50% para inmobiliario y 90% para suelo. De hecho, lo que se percibe es que el problema de la cartera de préstamos no es de “difícil cobro” sino de insolvencia absoluta. Sobre todo en el suelo. Y desde luego el riesgo de que el banco malo solo tenga un 10% de capitalización hace que se perciba como una enorme apuesta a que la burbuja inmobiliaria se reactivará algún día. Cuando se dice que el banco malo no costará un céntimo al contribuyente es precisamente eso, que se espera –se reza- que los precios de los activos crecerán por arte de magia, mientras los ciudadanos tienen menos dinero por políticas impositivas confiscatorias. Como para comprar pisos. Como en Japón en los 90.
La semana pasada la ministra irlandesa Joan Burton comentaba que el banco malo irlandés, NAMA, probablemente perderá 15.000 millones de euros de los 32.000 pagados por los “prestamos tóxicos” que se consideraba en su momento que habían sido adquiridos por el contribuyente a precio “de chollo” (74.000 millones de euros, un 58% de “descuento”). En España dicen que no será así. Veremos.
La solución, desde mi punto de vista, ya lo he dicho muchas veces, es el “bail-in” que los tenedores de bonos y accionistas cubran las pérdidas y que quiebre quien tenga que quebrar. Que en Europa no puede existir un sistema bancario cinco veces más grande y endeudado que el americano. Se separaría a los bancos buenos de los malos y se solucionaría el problema de deuda pública pagada por impuestos y gastada en rescates.
Hundirnos como samurais, pero sin katana
La gente clama. Piden “políticas de crecimiento”, más infraestructuras y no preocuparnos por el déficit. Japón. Pero Europa no es Japón. Y, aunque lo fuera, porque no funciona. España no puede emular la carrera de deuda y gasto publico de Japón porque es hacerse el harakiri.
Japón es el sueño de un ministro de Fomento. Gastos en infraestructuras inútiles, obra civil a dar y tomar y estado de bienestar piramidal a pesar de tener población decreciente.
Japón gasta un 60% más de lo que ingresa, tiene un déficit cercano al 10% del PIB, una deuda neta –deduciendo activos gubernamentales- de 135% sobre PIB. En 2013 tiene que emitir deuda equivalente al 60% de su PIB.
Si lo leen nuestros políticos les parecerá un sueño
La mitad del presupuesto japonés se dilapida en intereses de deuda y pensiones. ¿Les suena? Con una población envejecida en la que la estructura piramidal del estado de bienestar y el gasto publico no se modificaron, Japón vive de prestado y sus ciudadanos contribuyen con sus ahorros a mantener una deuda que ni está garantizada por activos sólidos ni se pagará jamás. ¿Les suena?
Además, el 95% de la deuda japonesa esta en manos de inversores japoneses. En España ya es el 70%. ¿Van cogiendo el problema a donde vamos? Colocar el máximo de deuda viva a los inversores domésticos es una de las razones por las que la calificación crediticia de Japón no importa. Nadie compra deuda japonesa más que los japoneses. Pero los japoneses ahorran y las empresas japonesas son líderes mundiales en exportación. Japón repatria divisas. Europa, sobre todo España, consume divisas.
Y a pesar de todo, la solución “japonesa” a la recesión es la que nos repiten una y otra vez, garantías sociales eternas y gasto público, aunque ello solo ha llevado a la crisis de “las dos décadas perdidas” y a una deuda inasumible.
Es curioso, el proyecto que exigen a Draghi, el clamor de Hollande, de nuestros partido y los fans de las “políticas de crecimiento” es Japón pero sin Toyota ni Sony. Y encima no funciona.
Japón tiene, obviamente, un sistema productivo moderno, un desempleo moderado y una industria potente. Además tiene una población ahorradora y obediente. A pesar de ello y de ser una potencia mundial, va camino de la mayor crisis de deuda tras una década de gasto desbocado. Porque depende, para colocar su deuda, del ahorro de una población envejecida cuya renta disponible sigue decreciendo. La crisis que se prepara en el país del Sol Naciente, como alertaba The Atlantic, tiene todos los visos de ser el siguiente tsunami financiero, porque el esquema piramidal financiado por el ahorro domestico se está consumiendo.
Los que en Europa claman que el Banco Central Europeo se comporte como el Banco de Japón, alimentando la burbuja de deuda publica, y que el estado lleve a cabo “políticas de crecimiento”, más gasto público para contrarrestar al sector privado, están apostando a ser Japón sin tener ni el ahorro privado ni las industrias del mismo. Es suicida.
La solución no es endeudar a nuestros nietos en un esquema Ponzi para subvencionar a corto plazo el placebo de un empleo efímero. Ya vimos el éxito del Plan E. Según El Confidencial, el 99% de los empleos que “creó” -subvencionó con deuda- se han destruido. Las cajas zombis deben morir, sin coste para nadie más que sus acreedores. Los inmuebles invendibles y los prestamos incobrables, que se provisionen. Economía de mercado. La solución fastidia. Porque no hay milagros. El desapalancamiento llevará mucho tiempo, y mientras tanto hay que revitalizar la economía atrayendo inversión privada. Pero eso no da votos ni oportunidades de fotos inaugurando puentes. Queremos Japón, pero sin Toyota y con castañuelas. Ya pagará alguien.
Fuente: COTIZALIA
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