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miércoles, 25 de julio de 2012

La UE no es una entidad homogénea en términos de competitividad

¿Los países están convergiendo en términos de competitividad? ¿Hay diferencias intraregionales?
Por Mónica Mullor

¿Qué es la competitividad?


Es la habilidad de cuán productivamente cada país utiliza sus recursos disponibles. En consecuencia, el índice mide un conjunto de instituciones, políticas, y factores que definen los niveles y estabilidad de la prosperidad económica sostenible hoy y a medio plazo.  En un país con tasas de desempleo tan elevadas, lo deseable y necesario es un ambiente institucional y macroeconómico estable, que transmita confianza y permita la llegada de capitales, tecnología y fomente la capacidad empresarial, junto a un nivel competitivo del capital humano a nivel universitario del país en cuestión.

Cuatro grandes grupos de países con distintivos actuaciones competitivas parecen emerger. Estos cuatro de “Europa”, según el informe The Europe 2020 Competitiveness Report, son los siguientes:

  1. La Europa nórdica, integrado por Suecia, Finlandia y Dinamarca
  1. Europa occidental (y Estonia), integrado por los Países Bajos, Austria, Alemania, Reino Unido, Luxemburgo, Bélgica, Francia, Estonia e Irlanda del Sur y  Europa del Este, compuesta por Eslovenia, Portugal, España, la República Checa, Chipre, Malta, Letonia, Lituania, Italia, República Eslovaca, Polonia y Hungría
  1. Sudeste de Europa, compuesto por Grecia, Rumania y Bulgaria. Sólo Estonia se postula a ser la excepción notable a esta regla. Esta brecha es aún más fuerte al observar los resultados del subíndice, en otros diez países de Europa occidental al obtener una puntuación superior a 5,0, con el resto de las economías que caen muy por debajo de este umbral, y con Estonia en la posición 11, en el 4,79.
Estos resultados apuntan a la complejidad y las dificultades de la reducción de la competitividad se divide en Europa y plantear interrogantes sobre la sostenibilidad de la convergencia de la renta que muchas economías europeas han experimentado en las últimas décadas. Las recientes caídas en los ingresos de las economías convergentes, como España, Grecia y Portugal, y en otros lugares hace persistente una brecha importante de competitividad, sugieren que la convergencia económica estable sólo puede ser posible con la adopción de acciones decisivas para hacer frente a las debilidades competitividad de estos países.

Fuentes: 

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