Las grandes inmobiliarias españolas han pasado de
construir miles de viviendas en un solo año a ni siquiera iniciar una
promoción.
Una catastrófica caída del negocio que ha reducido sus ingresos a la
mínima expresión y que ha dejado en sus carteras gran cantidad de
terrenos sin uso a corto plazo, sin comprador y sin perspectivas de
encontrarlo en un plazo razonable. En total, las seis grandes compañías
cotizadas del sector, Colonial, Martinsa Fadesa, Metrovacesa, Realia y
Reyal Urbis, acumulan alrededor de 40 millones de metros cuadrados de
suelo, una superficie que junta superaría a la extensión de una ciudad
como La Coruña.
La importancia de este volumen es cuantitativo pero también
cualitativo, ya que, a diferencia de lo que ocurre con los pisos, aunque
el suelo bajara mucho su precio, no hay mercado que lo quiera y su
valor actual ronda más el cero que los cerca de 5.000 euros que se
pagaban por el metro cuadrado durante el boom inmobiliario. Y mientras
su precio empequeñece, no ocurre lo mismo con su deuda financiera, que,
aplazada refinanciación tras refinanciación, sigue creciendo alimentada
por los intereses. En esta vorágine de mercado, las inmobiliarias dudan
sobre qué estrategia seguir para valorar estos cuarenta millones de
metros cuadrados.
Algunas, como Reyal Urbis, prefieren la humildad y aseguran que sus
ocho millones de espacio edificable valen algo más de 3,29 millones de
euros; mientras que otras, como Metrovacesa, cifran sus menos de tres
millones de metros cuadrados en 1.500 millones de euros. Estas notables
divergencias hacen pensar que quizás una medida como el decreto ley
utilizado para estimar la caída de valor de los activos inmobiliarios de
la banca debería ser también aplicada a las carteras de las promotoras.
Fuente: Expansión.com
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