ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife
¡Casi nada…! Mucho, y muy duro, y además con enorme impacto en la
cifra de desempleo, que la construcción, como ocurre con el sector
primario, reúne a actividades productivas que son intensivas en mano de
obra. En apenas tres años, de 2008 a 2010, que son los ejercicios
cerrados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su examen de
Contabilidad Regional de España que posibilitan este análisis, la
construcción en Canarias se ha retraído en nada más y nada menos que
1.032 millones de euros (a precios corrientes), una cifra que, para
apreciar bien su impacto en la economía de la Comunidad Autónoma de
Canarias, hay que ponerla al lado, muy cerca, del valor global del
producto interior bruto (PIB) regional para 2010, siempre según datos
del INE y a precios corrientes.
Ese registro llegó en el año 2010 a 40.344 millones de euros, lo que
implica que la caída libre de la construcción en poco más de dos años,
sobre todo desde la segunda mitad del año 2008, representa un valor
relativo del 2,6% en el PIB de las Islas de 2010, lo que da muestras
suficientes del peso de ese sector productivo en la economía canaria y
de lo dramático de su derrumbe paulatino en el periodo, en el que el
golpe fue de órdago en 2009 con respecto a la cifra de generación de
riqueza al cierre de 2008. El tránsito de un año a otro supuso para el
sector una reducción en la aportación al PIB canario del año 2009 de 650
millones de euros, que, de 2008 a 2010, sube hasta los 1.032 millones.
Esta pérdida de recursos económicos se ha producido al tiempo que la
crisis económica y financiera desplegaba sus enormes tentáculos en el
cierre draconiano de la concesión de préstamos y créditos por parte de
entidades financieras a promotores de proyectos inmobiliarios y a
familias con intención de proceder a la compra de primeras y segundas
viviendas.
El resto ya lo puso la Administración y la secuencia de recortes en
los capítulos de gastos en obra pública, que hoy se manifiesta todavía
con mayor crudeza. Y de ahí todos los caminos de la crisis confluyen en
la noticia servida anteayer por el Consejo de Ministros tras la
aprobación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2012,
donde si algo se aprecia con nitidez es que la caja no está para gastar,
ni para invertir…
En Canarias, la crisis de la construcción ha aportado lo suyo a la
lista de desempleados, con la destrucción en el periodo de análisis de
casi 57.000 puestos de trabajo, cifra que resulta de restar los activos
totales en ese sector en 2008, 194.090 (el 13,5% del empleo en las
Islas), a los de 2010, que llegan a 127.149 efectivos. Sin duda, un muy
buen tajo.
Como han sostenido algunos analistas, la crisis del ladrillo tenía
que llegar y bien que lo hizo en España y en Canarias, quizá con más
fuerza en las Islas debido a que la aportación del sector de la
construcción en la economía local ha sido mucho mayor que en otras
regiones o zonas del país, sobre todo por su alianza con el turismo.
El corte en seco del crédito hipotecario a compradores finales de
viviendas y las dificultades en la búsqueda de financiación para nuevos
proyectos inmobiliarios, en parte por la existencia de sobreoferta
residencial, son dos de las numerosas causas que han propiciado que
saltara por los aires la llamada burbuja inmobiliaria. A estos factores
sin duda se unen otros, incluso de gran magnitud, pero los señalados son
claves para entender cómo la actividad productiva de la construcción
pierde en sólo tres años gran parte de su capacidad de generación de
riqueza.
Si se analizan otros indicadores servidos por el INE en su trabajo de Contabilidad Regional de España, es fácil apreciar cómo la construcción en Canarias no ha dejado de reducir su potencial de 2008 de aportación al PIB regional en los últimos años, siempre con el punto de inflexión puesto en ese ejercicio, el último bueno, por decirlo en términos coloquiales.
Si se analizan otros indicadores servidos por el INE en su trabajo de Contabilidad Regional de España, es fácil apreciar cómo la construcción en Canarias no ha dejado de reducir su potencial de 2008 de aportación al PIB regional en los últimos años, siempre con el punto de inflexión puesto en ese ejercicio, el último bueno, por decirlo en términos coloquiales.
Como ya se ha indicado, en poco más de dos años, la construcción dejó
de contribuir a la riqueza de la Comunidad Autónoma de Canarias con
algo más de 1.000 millones de euros, que es tanto como el 2,6% del PIB
cerrado en el año 2010.
Pero hay más, mucho más. Este sector productivo ha destruido en dos
años casi 67.000 empleos netos, gran parte de ellos en manos de
población con bajo nivel de cualificación y con residencia en pueblos y
áreas de las medianías, donde en la actualidad hay poco futuro, salvo la
opción de hallar algo relacionado con el turismo o con coger la
bandeja, que son estas actividades productivas de las pocas que hoy
crean empleo en Canarias, principalmente gracias al excelente
comportamiento en la llegada de turistas extranjeros, que no de los
visitantes procedentes del resto de España, o sea, de la Península y
Baleares, principalmente, donde la crisis ha hecho mucha pupa.
El peso del sector de la construcción en el PIB canario a precios
corrientes en los años 2008, 2009 y 2010, los tres últimos que permiten
este análisis, ha caído de forma pronunciada, siempre por encima de un
punto porcentual.
Así tenemos que la construcción aportaba en 2008 el 11,3% al PIB regional, mientras que un año después cae al 10,2% y en 2010 ya se sitúa en el 9,2%, por debajo de la cota 10. Si se compara esta marcha con el comportamiento de los servicios y la hostelería, la evolución no tiene nada que ver: en aquel caso está claro que se pierde peso y en éste que se gana o que se mantiene la aportación, en la horquilla del 30% (2008)-30,4% (2010).
Así tenemos que la construcción aportaba en 2008 el 11,3% al PIB regional, mientras que un año después cae al 10,2% y en 2010 ya se sitúa en el 9,2%, por debajo de la cota 10. Si se compara esta marcha con el comportamiento de los servicios y la hostelería, la evolución no tiene nada que ver: en aquel caso está claro que se pierde peso y en éste que se gana o que se mantiene la aportación, en la horquilla del 30% (2008)-30,4% (2010).
Caída casi libre
Atendiendo a los datos de producto interior bruto a precios de mercado y valor añadido bruto a precios básicos por ramas de actividad, se observa que en el trienio, si se otorga a 2008 la base 100, la construcción cayó de 100 a 84,9, de 2008 a 2009, y de 100 a 79,5, de 2008 a 2010.
Así las cosas, no hay duda de que la caída ha sido casi libre en los
dos últimos años analizados, cuando se observa que el acumulado de 2008
al ejercicio de 2010 en términos porcentuales es del 20,5% de reducción
en la aportación al PIB regional, con reducciones entre ejercicios del
13,7%, de 2008 al año 2009, y de menos 9,2% de 2009 al ejercicio del año
2010.
Trabajo asalariado
Se mire por donde se mire, a esta o tal otra variable o registro, los datos no dan opción a la lectura positiva, de recuperación de la cifra de negocio, de la mayor aportación económica al PIB regional o de la recuperación del empleo en las actividades de la construcción.
En términos de empleo asalariado, la construcción ha pasado de casi
174.600 efectivos en el ejercicio de 2008 a sólo unos 110.170 en el año
2010, lo que supone la pérdida de más de 64.000 asalariados en el
trienio, mucho de ellos hoy incluso sin prestación por desempleo.
La reducción de negocio en el ámbito de la construcción sólo es
comparable, de 2008 a 2009, a lo ocurrido con el sector de la industria
manufacturera, que de la base 100 de 2008 a 2009 evoluciona hacia 84,7,
algo menos que la construcción, que lo hace al umbral de 84,9.
El resto de ramas de actividades no tienen tal descalabro y hay
algunas que suben por encima del punto, como se detecta en educación,
actividades sanitarias y servicios sociales.
Impacto de lleno
La crisis económica que se activó con fuerza en la segunda mitad de 2008
consiguió que volara por los aires el modelo productivo dominante en
las Islas, el que se apoyaba en el binomio construcción-turismo. La
explosión de la conocida como burbuja inmobiliaria, que tuvo como origen
más visible el cierre casi radical del grifo de los créditos, dio al
traste con el desarrollo de numerosos proyectos inmobiliarios, sobre
todo de viviendas de uso principal y secundario, y de ahí al derrumbe
del empleo sólo hubo un paso, un triste paseo que conducía
inevitablemente al desempleo de larga duración. En 2008, la construcción
daba a las Islas 194.090 trabajadores, lo que entonces suponía el 13,5%
del total de empleados en Canarias, cifra global dominada por los
servicios, con la hostelería en su seno y con casi 558.000 activos. Sólo
un año después de aquel estallido, en 2009, el impacto del parón casi
en seco de la construcción tuvo notables consecuencias, como es obvio,
en la cifra de empleados, que se redujo el 27%, hasta los 141.016
trabajadores, y más que cayó en el año 2010, hasta los 127.149
efectivos, con lo que tenemos que la construcción redujo su potencial de
creación de empleo el 35% en dos años.
Fuente: diariodeavisos.com
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