No tiene nombre, solo la identifican los números 5, 4 y 61, el del patio, la fila y el nicho que ocupa en el cementerio de Baeza. Es la joven que, en 2008, fue hallada muerta en un olivar del Puente del Obispo. La Guardia Civil, a pesar del tiempo transcurrido, está empeñada en saber quién es y pide ayuda a la Interpol.
En el Juzgado Único de Baeza la causa sobre la muerta de una mujer, de 1,64 centímetros de altura, con rasgos de la Europa del Este y los muy ojos azules, está sobreseída. Es decir, las circunstancias que rodean su muerte son claras. La investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil y el informe del Instituto Anatómico Forense determinaron que falleció asfixiada al comer tierra que ingirió por el Síndrome Pica, un trastorno que padecía y que le hacía llevarse a la boca cosas no comestibles. Al olivar del Llano de la Hacienda Mendoza, donde se la encontró un agricultor pasadas las diez de la mañana del 27 de marzo de 2008, llegó por su propio pie y la encontraron en bragas y camiseta de tirantes porque ella se quedó semidesnuda. Ahora bien, el caso no está cerrado. La Benemérita todavía trata de averiguar quién es la misteriosa joven que dio su último suspiro en el suelo de un olivar baezano. En el tiempo transcurrido, el Cuerpo ya ha difundido su foto y ha pedido colaboración a otros países. El último paso, del que aún se espera obtener algún resultado, es una petición de ayuda del Instituto Armado a la Interpol.
Los encargados de las diligencias confían en que el trabajo de esta organización policial, de la que forman parte casi doscientos países, sirva para poner nombre a la fallecida. Las pesquisas se centran en los países del Este de Europa aunque, como explicaron fuentes de la investigación, hay un problema: “No se sabe si es checa, polaca o rumana”. Por ello, por el momento, poco se puede hacer más que repasar los ficheros de personas desaparecidas. Y no es que la Benemérita no lograra nada al principio. Con testimonios verosímiles, se pudieron conocer detalles sobre el que pudo ser su último paseo antes de morir, un 23 de marzo de 2008, Domingo de Ramos, cuando la joven caminaba por el arcén de la carretera A-316, que cruza el anejo baezano del Puente del Obispo, donde fue hallada sin vida. “Iba en zuecos, como los que se usan en los hospitales ,y llevaba tablas en la mano”, recuerdan testigos. Pero ningún dato ha sido esclarecedor. No se sabe quién es y nadie la reclama. Sus restos reposan en el nicho 61, fila 4, del patio 5 del cementerio de Baeza. José Rodríguez Cámara /Jaén
La primera información que se publicó sobre la muerte de la joven del olivar (JAEN, 27 de marzo de 2008, páginas 2 y 3) era las de un supuesto crimen. A pie de campo, a los agentes de la Guardia Civil les extrañó sobremanera la escena que vieron en mitad de un olivar: el cadáver de una mujer, que no llegaba a los treinta años, semidesnuda y con marcados rasgos caucásicos. Aunque los detalles sobre las pesquisas llegaban con cuentagotas, en un primer momento, todo apuntaba a una muerte violenta para explicar lo ocurrido. Finalmente, el informe de los forenses dio la clave y se conoció que la joven murió asfixiada, después de comer tierra llevada por un extraño trastorno. En el Puente del Obispo, donde fue hallada, los guardias civiles recibieron informaciones de que podía residir en la vecina Begíjar y otras que apuntaban a que se ganaba la vida en el negocio de la prostitución. Incluso, se verificó si aparecía en una grabación de un surtidor de gasolina, por delante del que supuestamente pasó andando, a pie de la carretera de Úbeda a Jaén. Pero al tirar de esos hilos, no se pudo desenmarañar el misterio. A un mes de que se cumplan los cuatro años del misterioso suceso, oficialmente, nadie sabe quién es la joven muerta en el olivar baezano.
En el Juzgado Único de Baeza la causa sobre la muerta de una mujer, de 1,64 centímetros de altura, con rasgos de la Europa del Este y los muy ojos azules, está sobreseída. Es decir, las circunstancias que rodean su muerte son claras. La investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil y el informe del Instituto Anatómico Forense determinaron que falleció asfixiada al comer tierra que ingirió por el Síndrome Pica, un trastorno que padecía y que le hacía llevarse a la boca cosas no comestibles. Al olivar del Llano de la Hacienda Mendoza, donde se la encontró un agricultor pasadas las diez de la mañana del 27 de marzo de 2008, llegó por su propio pie y la encontraron en bragas y camiseta de tirantes porque ella se quedó semidesnuda. Ahora bien, el caso no está cerrado. La Benemérita todavía trata de averiguar quién es la misteriosa joven que dio su último suspiro en el suelo de un olivar baezano. En el tiempo transcurrido, el Cuerpo ya ha difundido su foto y ha pedido colaboración a otros países. El último paso, del que aún se espera obtener algún resultado, es una petición de ayuda del Instituto Armado a la Interpol.
Los encargados de las diligencias confían en que el trabajo de esta organización policial, de la que forman parte casi doscientos países, sirva para poner nombre a la fallecida. Las pesquisas se centran en los países del Este de Europa aunque, como explicaron fuentes de la investigación, hay un problema: “No se sabe si es checa, polaca o rumana”. Por ello, por el momento, poco se puede hacer más que repasar los ficheros de personas desaparecidas. Y no es que la Benemérita no lograra nada al principio. Con testimonios verosímiles, se pudieron conocer detalles sobre el que pudo ser su último paseo antes de morir, un 23 de marzo de 2008, Domingo de Ramos, cuando la joven caminaba por el arcén de la carretera A-316, que cruza el anejo baezano del Puente del Obispo, donde fue hallada sin vida. “Iba en zuecos, como los que se usan en los hospitales ,y llevaba tablas en la mano”, recuerdan testigos. Pero ningún dato ha sido esclarecedor. No se sabe quién es y nadie la reclama. Sus restos reposan en el nicho 61, fila 4, del patio 5 del cementerio de Baeza. José Rodríguez Cámara /Jaén
De crimen a una historia sin final
La primera información que se publicó sobre la muerte de la joven del olivar (JAEN, 27 de marzo de 2008, páginas 2 y 3) era las de un supuesto crimen. A pie de campo, a los agentes de la Guardia Civil les extrañó sobremanera la escena que vieron en mitad de un olivar: el cadáver de una mujer, que no llegaba a los treinta años, semidesnuda y con marcados rasgos caucásicos. Aunque los detalles sobre las pesquisas llegaban con cuentagotas, en un primer momento, todo apuntaba a una muerte violenta para explicar lo ocurrido. Finalmente, el informe de los forenses dio la clave y se conoció que la joven murió asfixiada, después de comer tierra llevada por un extraño trastorno. En el Puente del Obispo, donde fue hallada, los guardias civiles recibieron informaciones de que podía residir en la vecina Begíjar y otras que apuntaban a que se ganaba la vida en el negocio de la prostitución. Incluso, se verificó si aparecía en una grabación de un surtidor de gasolina, por delante del que supuestamente pasó andando, a pie de la carretera de Úbeda a Jaén. Pero al tirar de esos hilos, no se pudo desenmarañar el misterio. A un mes de que se cumplan los cuatro años del misterioso suceso, oficialmente, nadie sabe quién es la joven muerta en el olivar baezano.
Bueno, me alegro que no se haya olvidado el tema. Soy Abelardo Martínez, poeta y novelista del Puente del Obispo, afincado en Valencia. Ya estoy terminando la novela "La joven del olivar", dando mi versión particular de los hechos. Llevo mucho tiempo, moviendo este tema, viajando, moviendo conciencias de investigadores y políticos, para que al menos se pueda averiguar la identidad de esta mujer; que no ha podido ser posible hasta ahora ó bien por falta de medios ó por negligencia de unos y otros.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Abelardo, muchas gracias por dejar tu comentario. Como habrás observado, desde aquí no se ha olvidado este dramático y doloroso asunto. Esperemos que deje de estar en el anonimato lo más pronto posible, sería bueno, sobre todo para esta pobre chica y, al mismo tiempo, para poder poner nombre y apellido al autor o autores de tal atrocidad.
ResponderEliminarEste artículo está sacado del Diario Jaén, por lo que, al menos los que somos de allí, seguimos manteniendo la llama viva.
Lo digo porque, de igual manera que tú, también resido fuera, en Sevilla, pero soy nacido en Úbeda y viví toda mi infancia cerca de tu pueblo, en Santo Tomé.
Si en algún momento necesitas cualquier cosa, desde aquí te ofrezco esta pequeña ventana al mundo para lo que sea.
Mi blog está abierto para que, si quieres, hagas mención sobre el caso o acerca de tu próximo libro.
Reiterarte las gracias por tu aportación. Te deseo todo lo mejor en tu andadura.
Un cordial saludo.
Juan G. Campoy Rodríguez -Administrador del Blog-.