Los activos inmobiliarios se han convertido en una pesada losa para las entidades financieras y a la cabeza de la exposición al ladrillo se encuentra el grupo formado por el Banco Financiero y de Ahorro (BFA) y Bankia. Parte de esa herencia procede de Bancaja, que en la última década convirtió a la industria inmobiliaria en su principal motor.
La antigua caja valenciana no sólo engordó su negocio crediticio gracias a una agresiva estrategia hipotecaria al calor del fuerte desarrollo de esta actividad en la zona mediterránea, sino que convirtió la promoción en uno de sus pilares. En 2006 llegó a obtener el 15% de sus beneficios directamente de esta actividad.
Una presencia que se articulaba a través de Bancaja Hábitat y Cartera de Inmuebles (Cisa) –ahora Cisa 2011–. La caja cifraba en 3.596 millones de euros “los activos inmobiliarios adjudicados no rentables” a finales de 2010. Entre 2009 y 2010, antes de la integración en BFA-Bankia, la caja había inyectado 1.273 millones de euros a las dos firmas ante el deterioro de sus activos.
Entre las dos han legado a BFA-Bankia más de 70 participaciones en sociedades inmobiliarias, que a su vez tienen otras instrumentales. Bancaja Hábitat se convirtió en el mayor promotor de la Comunidad Valenciana y extendía sus tentáculos en buena parte de España e incluso al otro lado del Atlántico, Europa del Este y Asia. Por ejemplo, estuvo al frente de una de las últimas grandes operaciones en la ciudad de Valencia: la compra de 109.000 metros cuadrados de los antiguos depósitos de CLH. La caja lidera Acinelav, que pagó 300 millones por la parcela en 2006.
Suelo por deuda
La entidad también participó en varios proyectos de campos de golf, muchos de los cuales siguen estancados y han acabado en sus manos tras la salida del resto de socios. Sant Gregori en Burriana y Doña Blanca en Torreblanca, en la provincia de Castellón con más de 9.300 casas proyectadas, son una parte.
La entidad también participó en varios proyectos de campos de golf, muchos de los cuales siguen estancados y han acabado en sus manos tras la salida del resto de socios. Sant Gregori en Burriana y Doña Blanca en Torreblanca, en la provincia de Castellón con más de 9.300 casas proyectadas, son una parte.
Desde el estallido de la crisis inmobiliaria, este conglomerado no ha dejado de crecer. La suspensión de pagos de Llanera marcó un antes y un después para el sector y para la caja. A finales de 2007 Bancaja aplicó la dación en pago con Llanera, por la que se quedó casi medio millón de metros cuadrados sin recalificar en Cullera (Valencia) a cambio de deuda. Pero la caja también era socia de las empresas que meses antes del concurso se quedaron con la mitad de nueve millones de metros cuadrados de naranjos cerca de Valencia que Llanera vendió por 120 millones.
El aluvión de suelo y viviendas procedentes de fallidos hipotecarios y refinanciaciones se incluían en Cisa, pero en determinados casos, por su elevado volumen, se crearon sociedades específicas para intentar recolocarlos. El paradigma de esta fórmula es Inversiones en Resorts Mediterráneos, que asumió buena parte de los activos de Polaris World y en la que también participan CAM, Banco de Valencia y Popular. Según un informe de CAM, absorbió activos por 1.170 millones.
El trueque de inmuebles por deuda sigue utilizándose tras la integración en BFA-Bankia y el propio Rodrigo Rato ha bendecido el acuerdo que permite al Valencia Club de Fútbol traspasar el estadio de Mestalla y otros activos para afrontar 240 millones pendientes. Bancaja pactó otras dos grandes alianzas con promotores para aglutinar activos y equilibrar su valor y diluir el riesgo. En Valencia creó Nau con Gesfesa y Pavasal. En Alicante se unió al principal constructor local, Enrique Ortiz, e Inmobiliaria Espacio en Deproinmed para unificar suelo. Su proyecto estrella, el plan Rabasa, se ha visto envuelto en la investigación judicial del caso Brugal.
De México a Singapur
Más difícil de seguir es el rastro de la actividad fuera de España, que se disparó cuando el mercado nacional empezó a debilitarse. Bancaja Hábitat montó una filial en Miami. Pero su gran apuesta fue México, donde a través de varias sociedades, parte de ellas domiciliadas en Holanda, controla el 40% de GrandCoral, un grupo con planes para 16 millones de metros cuadrados en Riviera Maya y Baja California. La caja busca desde 2008 socios para esos proyectos, que han sufrido los efectos de la crisis y protestas ecologistas.
Más difícil de seguir es el rastro de la actividad fuera de España, que se disparó cuando el mercado nacional empezó a debilitarse. Bancaja Hábitat montó una filial en Miami. Pero su gran apuesta fue México, donde a través de varias sociedades, parte de ellas domiciliadas en Holanda, controla el 40% de GrandCoral, un grupo con planes para 16 millones de metros cuadrados en Riviera Maya y Baja California. La caja busca desde 2008 socios para esos proyectos, que han sufrido los efectos de la crisis y protestas ecologistas.
En Holanda también formó en 2008 Orchid Investments, junto a inversores como el ex presidente de Natra, Manuel Moreno, y su hermano Óscar, para invertir en activos en Singapur y países asiáticos. Otra zona de expansión fue Europa del Este, de la mano de empresarios como Vicente Cotino, dueño de Sedesa. A través de Share Capital entraron en Hungría para desarrollar desde suelo logístico a un circuito del motor que ha sufrido continuos retrasos en sus plazos por la situación de crisis en ese país.
Fuente: Expansión.com
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