En unos años, España ha pasado de jugar en la champions league del sector inmobiliario a pelear por un puesto en la segunda o tercera división. Lo que en su día fue un mercado boyante para todo tipo de operadores se ha convertido en un sector que ha acumulado enormes pérdidas.
Las grandes compañías inmobiliarias siguen en números rojos y con apalancamientos en el límite tras las segundas y terceras refinanciaciones. La demanda no repunta y los precios siguen bajando. Todo ello hace del inmobiliario español un entorno muy difícil.
En este contexto, Carlyle, uno de los grandes fondos mundiales de capital riesgo, que tiene en el sector inmobiliario una de sus áreas de especialización, se encuentra en plena reestructuración de sus actividades en España, reduciendo su tamaño tras unos años de muy escasa actividad. Desde su fundación en 1987, Carlyle ha invertido 148.000 millones de dólares en muy diferentes sectores a través de su treintena de oficinas distribuidas por el mundo.
Si bien su entrada en el negocio inmobiliario fue tardía, lo hizo con la fuerza y el compromiso propios de los grandes jugadores. Carlyle sigue en España como compañía de capital riesgo especializada en grandes operaciones, habiendo sido protagonista de algunas de las más representativas en los últimos años. El lado inmobiliario es independiente de la oficina de Barcelona, pero el replanteamiento de un actor tan importante no transmite buenas vibraciones sobre las perspectivas del sector inmobiliario español.
Fuente: Expansión.com
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