¿Dónde están las medidas fiscales?
El mayor ajuste fiscal de la historia de la democracia se limita a elevar impuestos, pero olvida algo tan fundamental como estimular al inversor
13/01/2012 - 16:38
Que nadie se rasgue las vestiduras. Si el Gobierno de Mariano Rajoy ha conseguido la mayoría más absoluta de la historia democrática española es, precisamente, para actuar con contundencia. ¿Acaso algún ingenuo esperaba que no subiera radicalmente impuestos como el IRPF y, como comprobarán muy pronto, el IVA? ¿Quién no temía severos ajustes del gasto tanto en la Administración central como en las manirrotas autonómicas? Determinación no se le puede negar al Ejecutivo. Y eso que, como ya ha advertido la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, esto es sólo «el inicio del inicio».
Pero sí se le pueden reprochar al nuevo Gobierno no haber cumplido ni uno de los escasos compromisos sobre el ahorro y la inversión en los que Rajoy «se mojó» durante la campaña electoral: ¿Dónde están las prometidas medidas fiscales para estimular la inversión? ¿Se han olvidado las mejoras para los planes de pensiones? ¿En qué cajón se han quedado los estímulos para las pequeñas y medianas empresas, responsables de casi el 90 por ciento del empleo? El Gobierno tendrá una nueva oportunidad en marzo, durante la aprobación de los Presupuestos. Pero nos tememos que la aprovechará para anunciar nuevos recortes en el gasto y más subidas en los impuestos, no para estimular el ahorro, la inversión y la creación de empleo en las PYMES. Por ahora, la contundencia gubernamental se ha quedado en lo más fácil: subir impuestos y recortar gastos. Necesario, sin duda, pero quizás con mayores efectos recesivos de lo esperado por no ir acompañado de algo imprescindible: estimular la creación de empleo en el maltrecho tejido empresarial y animar un ahorro en declive (el ahorro de familias e instituciones sin ánimo de lucro bajó al 10,9 por ciento de su renta disponible en el tercer trimestre, 2,2 puntos menos que hace un año).
En vez de eso, las medidas del Gobierno elevan la tributación de las plusvalías y rendimientos del capital, olvidan las prometidas mejoras fiscales para los planes de pensiones (mientras la inevitable contracción del sistema público los hace más necesarios que nunca)... La única inversión que se estimula es la inmobiliaria, en un intento inútil de resucitar un mercado al que aún le quedan años de inevitable sufrimiento. Si una mejora fiscal era irrelevante, es precisamente la única que se ha aprobado, la del ladrillo, que, si acaso, servirá de leve ayuda sólo para los promotores y bancos ansiosos de deshacerse de viviendas en «stock», pero apenas estimulará las ventas ni reducirá presión bajista sobre unos precios sentenciados a caer aún más.
Inversores y ahorradores quedan, una vez más, defraudados. Lo cual les obliga a afinar más en sus decisiones y a elegir los productos más adecuados (véase página 10) para, al menos, suavizar el impacto del mayor hachazo fiscal de nuestra historia. En la esperanza de que estas medidas insuflen más confianza a los mercados y puedan suavizarse dentro de un par de años.
En vez de eso, las medidas del Gobierno elevan la tributación de las plusvalías y rendimientos del capital, olvidan las prometidas mejoras fiscales para los planes de pensiones (mientras la inevitable contracción del sistema público los hace más necesarios que nunca)... La única inversión que se estimula es la inmobiliaria, en un intento inútil de resucitar un mercado al que aún le quedan años de inevitable sufrimiento. Si una mejora fiscal era irrelevante, es precisamente la única que se ha aprobado, la del ladrillo, que, si acaso, servirá de leve ayuda sólo para los promotores y bancos ansiosos de deshacerse de viviendas en «stock», pero apenas estimulará las ventas ni reducirá presión bajista sobre unos precios sentenciados a caer aún más.
Inversores y ahorradores quedan, una vez más, defraudados. Lo cual les obliga a afinar más en sus decisiones y a elegir los productos más adecuados (véase página 10) para, al menos, suavizar el impacto del mayor hachazo fiscal de nuestra historia. En la esperanza de que estas medidas insuflen más confianza a los mercados y puedan suavizarse dentro de un par de años.
Fuente: finanzas.com
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