La crisis golpea fuerte a las inmobiliarias. Sin embargo, algunas de ellas han encontrado la fórmula clave para plantarle cara, consiguiendo aumentar su volumen de ventas hasta lo inimaginable
MÒNICA JUST | 03/12/2011 19:16
Elena Sirovskaya y Josep Maria Campillo, en el complejo Pueblo El Dorado Playa, principal foco de atención del turista ruso. - PERE FERRÉ |
Este es el caso de Artur i Pasqual Martí Gestió Immobiliària, una empresa reusense que ha conseguido vender hasta 30 pisos en sólo cinco meses. Se trata de la promoción de 108 viviendas protegidas del barrio Gaudí -junto a la avenida del Comerç- propiedad de la Fundació Família i Benestar Social.
A pesar de que hace varios años que se construyeron, hasta hace poco las ventas eran casi nulas. «Nosotros empezamos a comercializarlos cinco meses atrás, hicimos una tarifa adaptada al mercado y empezaron a dispararse las ventas», explicaba al Diari Artur Martí, propietario del negocio. Los precios han bajado hasta un 40%, de modo que el piso de dos habitaciones con parking está en 89.500 euros, y el de cuatro en 135.000. Martí lo tiene claro: «hay que adaptarse al mercado, ofrecer buen trato y productos de calidad. Con esta combinación, vender no es tan difícil».
Pero la de Artur Martí no es la única inmobiliaria que ha conseguido reinventarse, sino que Medgroup, que también tiene su embrión en Reus, ha experimentado una evolución espectacular. En este caso, los focos del éxito son el complejo Pueblo el Dorado Playa y las Comunitats Residencials de Cambrils, tal y como detallaba Josep Maria Campillo, responsable de ventas , que este año ha vendido una quincena de casas, la mitad a clientes rusos. En este sentido, Campillo asegura que las claves del éxito son la capacidad para captar clientes, nuevos sectores y, sobre todo, estar dispuestos a sacrificarse. «Antes llegaba trabajo estando sentados en la oficina, ahora hay que moverse e innovar », asegura, subrayando la gran importancia de la especialización.
Además, para él la innovación también es elemental, y por ello ofrece a sus compradores una posibilidad que les permite ganar dinero. «Como la mayoría son segundas residencias, muchas las gestiono yo cuando sus propietarios no están, de modo que pueden llegar a ganarse hasta 15.000 euros anuales con alquileres», explicaba, asegurando que esta medida está siendo todo un éxito.
El auge del cliente ruso
El presupuesto medio que gastan los rusos se sitúa en 150.000 y 500.000 euros, y la mayoría pide financiación para cerrar la compra. «Desmentimos categóricamente la leyenda urbana que dice que los rusos vienen con una maleta llena de dinero bajo el brazo», explicaba la API colegiada Cristina Lluch, quien añadía que en los últimos meses han cerrado una veintena de compras con cliente ruso.
Sea como sea, lo que está claro es que la innovación, el sacrificio y la especialización son herramientas imprescindibles para triunfar en un mercado inmobiliario fuertemente achacado por los efectos de la crisis.
Fuente: Diari DE TARRAGONA.com
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