Los Nozaleda no tiran la toalla

La delicada situación de la economía l Empresas

La familia astur-mexicana intenta recomponer su imperio, incluida Nozar, una de las grandes inmobiliarias derribadas por la crisis

 

Luis Nozaleda, presidente de 

Nozar, en la antigua sede

madrileña de la compañía.

Oviedo, Javier CUARTAS
La familia Nozaleda no tira la toalla. Esta dinastía de origen asturiano, con intereses en diversos sectores y que se vio arrastrada por el desplome de la «burbuja inmobiliaria» y la crisis que asoló el sector -en el que tenía una elevada exposición-, mantiene su actividad empresarial y está dispuesta a reconducir sus negocios para darles continuidad, incluida la inmobiliaria Nozar, matriz del grupo, ahora en proceso concursal. La pretensión es reorganizar las compañías de la familia sobre nuevas bases, a partir de las cuales puedan volver a relanzarlas cuando las circunstancias lo permitan.

Los hermanos Nozaleda Arenas, nacidos en México de padres asturianos (originarios de Nava y Cabrales) y que en 1981 emprendieron sus negocios en España, mantienen cuatro grandes actividades en las que pretenden continuar: la inmobiliaria, la hotelera, la vitivinícola y la alimentaria.

La inmobiliaria Nozar, que fue el mascarón de proa de la dinastía en el sector, está pendiente de que culmine la negociación con los acreedores de un acuerdo que dé satisfacción a las partes y permita la continuidad de la empresa. Los Nozaleda presentaron solicitud de proceso concursal para Nozar en 2009, pero la autoridad judicial impuso retrotraer el proceso a 2008 al entender que era entonces, un año antes, cuando la empresa debiera haberse acogido a la suspensión de pagos. Esto dio lugar a una devolución de pagos de entidades financieras.

Nozar debía en ese momento 700 millones de euros, fundamentalmente a la banca, y había intentado negociar un calendario de pagos a acreedores para no tener que declararse en concurso.

Ahora el proceso concursal sigue su curso y la compañía está a la espera de alcanzar un acuerdo con los acreedores sobre el volumen y plazos de pago de los débitos. La intención, según fuentes cercanas al grupo, es llegar a una solución que permita «reiniciar la actividad de la inmobiliaria». La voluntad de la familia, dijeron las mismas fuentes, es «seguir en el sector» y que Nozar siga siendo una referencia en el mercado de la vivienda.

Nozar fue calificada en septiembre de 2008 (en pleno derrumbe financiero tras la quiebra de Lehman Brothers) como la quinta inmobiliaria española más endeudada (tras Colonial, Metrovacesa, Martinsa-Fadesa y Reyal-Urbis), pero ya entonces los Nozaleda expresaron la pretensión de salvar la compañía del efecto mortífero de la crisis internacional.

Los Nozaleda llegaron a controlar paquetes significativos de otras grandes inmobiliarias españolas, algunas de las cuales se vieron arrastradas por el estallido de la «burbuja»: justo antes de la crisis de 2008 poseían el 17,9% de Afirma (antigua Astroc), el 6% de AISA y el 12,2% de Inmobiliaria Colonial, de la última de las cuales eran los segundos accionistas. Estas tres participaciones llegaron a valer en el parqué en agosto de 2007 (el año cumbre de la Bolsa española) 1.026 millones de euros. Fue en estas fechas cuando la publicación estadounidense «Forbes» catalogó a Luis Nozaleda Arenas, cabeza visible de la dinastía, como titular de la 36.ª mayor fortuna española.

La esperanza del grupo es materializar en Nozar lo que ya ha conseguido hacer en las bodegas de vino Enate. El Juzgado de lo mercantil número 8 de Madrid declaró en diciembre de 2009 el concurso de acreedores voluntario de la sociedad Viñedos y Crianza del Alto Aragón, dueña de la marca Enate, que se vio arrastrada por la crisis de Nozar. Enate ya salió del concurso, con la entrada como accionistas de algunas entidades acreedoras, y ha recuperado la normalidad, según fuentes del grupo.

Las actividades agroalimentarias de la familia (la empresa Marcos Sotoserrano, de Salamanca, productora de jamón y embutidos tipo ibérico, y el fabricante manchego de quesos Qualia Lácteos, de Ciudad Real, dueño de la marca El Valle), no sucumbieron a la recesión y siguen vinculadas al grupo, aunque en marzo de 2009 la familia vendió una parte de ambas sociedades (el 50% de la primera y el 26,47% de la segunda) a Caja Duero, ahora integrada en el grupo financiero que comanda la malagueña Unicaja.

No fueron las primeras desinversiones, porque antes, para generar caja, los Nozaleda se habían desprendido de otras actividades: vendieron en 2008 el 60% de Galerías Primero, de Zaragoza (empresa que acabó siendo adquirida por supermercados El Árbol en 2009), traspasaron el suelo de La Talá (Llanes) a Cajastur por 47,56 millones en julio de 2008 y pignoraron en enero de 2009 el 98% de la sociedad Boí Taüll, titular del complejo de esquí del mismo nombre en el Pirineo leridano.

Aunque en 2008 se dijo que Nozar buscaba comprador para su complejo turístico Panticosa Resort -que acabó suspendiendo pagos en enero de 2010-, hoy el propósito del grupo es proseguir con él y reorientarlo. «Se está adaptando para adecuarlo a las posibilidades y a la demanda turística. La idea es que abra sólo en determinadas épocas del año», dijo una persona conocedora del tema. En este momento la familia está negociando un expediente de regulación de empleo (ERE) que supondría la rescisión de contratos para 27 de los 94 trabajadores que suman la compañía Aguas de Panticosa, titular del balneario del mismo nombre en el Pirineo oscense, y el hotel Las Margas, de Sabiñánigo, también en Huesca.

El 27 de abril de 2008, cuando ya la crisis estaba empezando a socavar la confianza de los consumidores, destruyendo empleo y derribando empresas, Luis Nozaleda Arenas (Ciudad de México, 1955), anunció: «Volveremos a los cuarteles de invierno hasta que acabe la tempestad y prepararnos para el momento de volver a crecer». Ése sigue siendo, tres años después, según algunos de sus colaboradores, el plan que guía los pasos de la estirpe Nozaleda.
Fuente: lne.es