El decano del Colegio de Asturias afirma que muchas oficinas «no cubren gastos» por el fuerte descenso de las ventas de pisos y los créditos hipotecarios
14.11.11 - 02:39 - MARCOS MORO | GIJÓN.
La crisis ha dado un vuelco a todas las profesiones y ya afecta también a uno de los hasta ahora negocios más rentables que existían, las notarías. El decano del Colegio Notarial de Asturias, José Luis Fernández Lozano, cifra en más del 50% (en algunos casos hasta el 70%) la reducción de ingresos de los fedatarios públicos de la región por las consecuencias del parón inmobiliario, la falta de crédito y la caída del tráfico mercantil. Si se comparan los datos de actividad notarial entre 2004 y 2010, Férnandez Lozano afirma que las ventas de viviendas se han reducido más del 80% y los préstamos hipotecarios en más del 65%. «Y no hemos tocado fondo en cuanto a contratación. Cada vez se hace menos», advierte.
Los honorarios de estos funcionarios públicos se fijan a través del arancel notarial, que está regulado por un real decreto de 1989. El arancel distingue documentos sin cuantía -testamentos, poderes, actas...- que tienen una cantidad fija (luego varía algo por el número de folios y copias solicitadas) el cual lleva 20 años sin actualizar el IPC, y documentos de cuantía -compraventas, préstamos hipotecarios, permutas, donaciones, obras nuevas, divisiones horizontales...), en cuyo caso lo que cobra el notario va en función de la cuantía del documento.
12.000 euros de costes fijos
El decano de los notarios asturianos señala que los testamentos como los poderes -unos 30 euros-, las salidas de las actas y demás documentos sin cuantía está por debajo del coste medio de elaboración de un documento notarial: 150 euros de media. Quiere esto decir que con esas operaciones, la mayoritarias en la actual coyuntura, las notarías no cubren los gastos de unas oficinas que tienen una cifra media de costes de entre 12.000 y 15.000 euros al mes, fruto de las grandes inversiones que se hicieron en épocas de boom inmobiliario. En esa cifra se incluyen alquileres, cuotas de hipoteca y leasing inmobilarios del local de la notaría; nóminas y seguridad social de los empleados, empresa de limpiezas, suministros, pagos a terceros y otros gastos.
Hasta ahora los documentos sin cuantía, cuya elaboración está por debajo del coste, se subvencionaban con los documentos que generaban las operaciones inmobiliarias que, en condiciones normales de la economía, abundan. Según explica Fernández Lozano, «el problema que se aprecia ahora con la crisis es que los documentos de cuantía han disminuido alarmantemente, lo que determina que algunas notarías no cubran gastos». Una situación que lleva a las reestructuraciones de las oficinas -regulaciones de plantillas y reducciones de jornada-, con la consiguiente disminución de calidad del servicio prestado.
Para paliar este problema, aunque sea de manera parcial, el decano de los notarios asturianos plantea varias medidas. Entre ellas, revisar las demarcaciones notariales, amortizando plazas que se crearon en otra coyuntura económica y que hoy son ruinosas. También defiende actualizar el arancel conforme al IPC, y ampliar las competencias notariales a través de la llamada jurisdicción voluntaria, descongestionando los juzgados como se hizo en su día con las actas de declaración de herederos 'ab intestato'.
El difícil momento que viven los notarios también ha repercutido, según el decano, en la pérdida de interés por parte de los recién licenciados en Derecho por preparar las oposiciones para la carrera notarial, las más duras, junto con la de abogado del Estado y registrador de la propiedad. La media de tiempo para aprobarlas es de seis años. «Ahora ven que la recompensa futura no es tan cierta para el esfuerzo que conlleva preparar la oposición», señala Fernández Lozano. Prueba de ello es que de un promedio de 40 opositores se ha pasado a 9.
Actualmente en Asturias hay 73 notarios en ejercicio y un total de 78 notarías demarcadas. Las cinco plazas vacantes que hay en este momento están en Boal, Belmonte de Miranda, Proaza y Trevías -porque ningún notario las pide- y Cangas de Onís por un reciente traslado del notario, que se cubrirá con el próximo concurso.
Las notarías más demandas son las de pueblo, porque conllevan menos gastos que las urbanas. Recientemente, quedó desierta una notaría en Avilés, pese a ser plaza de primera. Finalmente se cubrió en el último concurso con un notario de entrada -de la última promoción-, Juan Álvarez Valdés, de 28 años. Pidió la plaza porque es originario de Avilés y allí viven sus padres y se la dieron, cuando antes hacía falta una antigüedad por lo menos de 25 años para optar a una notaría de primera .
Fuente: EL COMERCIO.es
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