En pleno boom inmobiliario, las empresas del sector destinaron sus rebosantes arcas de dinero a comprar joyas en el exterior. Sabían que en algún momento, el mercado español iba a estallar, por lo que el negocio internacional debía ser el sustento de cada día.
Esos presagios se cumplieron a medias. El boom estalló, pero sus joyas repartidas por todo el mundo han pasado a las arcas de los bancos. ¿El motivo? Ante su incapacidad de pagar sus deudas, las entidades financieras acreedoras se fueron quedando con ese negocio internacional.
“Prefieren quedarse con un edificio de oficinas en París o en Londres que con un edificio de oficinas en Madrid. Saben que el mercado fuera de España es más estable”, comentaba un ejecutivo de una de las inmobiliarias afectadas a la información.com
Con el objetivo de ir reduciendo su endeudamiento, poco a poco, las inmobiliarias han visto cómo sus ingresos en el extranjero han ido menguando hasta rozar mínimos.
Sin ingresos extranjeros
Metrovacesa conoce muy bien esta situación. Alardeaba de tener en su cartera la torre de oficinas que albergaba la sede del banco HSBC en Londres. También de otro proyecto terciario Walbrook en el corazón de la ciudad. Tampoco hay que olvidar que en Alemania tenía sus pequeñas conquistas.
Ahora ese imperio se ha quedado en cenizas porque ha saldado sus deudas con los bancos canjeando los activos. Según los últimos datos de la compañía, el 98% de sus ingresos en el primer trimestre de este año procedía de su negocio en España.
Lo único que ha podido conservar es el 26% de su filial francesa Gecina. Gracias a esa participación, la compañía sobrevive.
Renta Corporación también ha vendido sus inmuebles internacionales a los bancos para canjear deuda. De esta forma, ha perdido sus colonias francesas, británicas, neoyorquinas y alemanas en la segunda refinanciación.
De hecho, el 73% de las ventas a las entidades procedían de inmuebles fuera de España. Por eso, la compañía ha informado a la CNMV que sus filiales ubicadas en Reino Unido, Francia o Estados Unidos ya se encuentran en liquidación por la operación cerrada con la banca.
A punto de quedarse sin pasaporte
Una de las inmobiliarias que lucía con orgullo sus cifras es Martinsa Fadesa. El 74% de sus ingresos tienen otras nacionalidades. Marruecos, Polonia y Francia fueron el motor de su facturación el año pasado.
Sin embargo, este perfil internacional tiene los días contados. El juez que se ha encargado del concurso de acreedores de la promotora ha levantado la barrera para que los bancos se queden con la mayoría de los activos internacionales.
Los suelos o promociones de viviendas eran los avales que la compañía no pudo pagar antes de entrar en concurso de acreedores. Por lo tanto, la mayor parte de sus conquistas en Hungría, Bulgaria, Reino Unido o México corren el peligro de cambiar de manos.
Adiós Brasil
Otra de las inmobiliarias que se ha despedido de su negocio exterior ha sido Quabit, aunque la fórmula ha sido distinta a la de sus compañeras. En este caso, la banca ha confiscado el pasaporte de empresa de Félix Abánades.
¿El método? Obligó a la compañía a vender su proyecto en el Nordeste de Brasil, en Fortaleza, para hacer caja y pagar deuda, informaron fuentes del sector. Uno de los socios del proyecto compró el 55% del desarrollo inmobiliario.
Sin vacaciones al extranjero
Con estos movimientos, la banca persigue que las inmobiliarias aligeren su abultado endeudamiento y, además, les corta las alas a la hora de invertir dinero en el extranjero.
De manera que la temporada de vacaciones en el extranjero se acabó para las empresas del sector. La mayoría de sus ingresos tienen sólo un origen: España.
Las excepciones
Sin embargo, siempre hay excepciones. Este es el caso de Colonial. La inmobiliaria no ha perdido su identidad francesa. Gracias a su filial SFL, la compañía tiene suficiente oxígeno. Sólo hay que ver sus cifras.
Más del 60% de su facturación procede de París y el resto se reparte entre Madrid y Barcelona. Seguro que se está preguntando porque es una excepción Colonial.
La clave está en sus accionistas que son bancos (La Caixa y el Banco Popular, principalmente). Los dueños saben perfectamente que si corta el flujo de dinero que procede del extranjero, la compañía se asfixiaría.
Otro caso excepcional es Realia. La inmobiliaria de FCC y Bankia ha salido más airosa de su situación financiera que respecto a sus colegas. Además, ha aprovechado la oportunidad para dar un cambio a su modelo.
De manera que ha reforzado su negocio internacional y su área de patrimonio dejando atrás la promoción de viviendas. Dos ingredientes perfectos para combatir el bajón del mercado. Gracias a ese esfuerzo, la compañía ha conseguido que sus ingresos internacionales pasaran de menos de cinco a un 35% en los últimos cuatro años.
Esos presagios se cumplieron a medias. El boom estalló, pero sus joyas repartidas por todo el mundo han pasado a las arcas de los bancos. ¿El motivo? Ante su incapacidad de pagar sus deudas, las entidades financieras acreedoras se fueron quedando con ese negocio internacional.
“Prefieren quedarse con un edificio de oficinas en París o en Londres que con un edificio de oficinas en Madrid. Saben que el mercado fuera de España es más estable”, comentaba un ejecutivo de una de las inmobiliarias afectadas a la información.com
Con el objetivo de ir reduciendo su endeudamiento, poco a poco, las inmobiliarias han visto cómo sus ingresos en el extranjero han ido menguando hasta rozar mínimos.
Sin ingresos extranjeros
Metrovacesa conoce muy bien esta situación. Alardeaba de tener en su cartera la torre de oficinas que albergaba la sede del banco HSBC en Londres. También de otro proyecto terciario Walbrook en el corazón de la ciudad. Tampoco hay que olvidar que en Alemania tenía sus pequeñas conquistas.
Ahora ese imperio se ha quedado en cenizas porque ha saldado sus deudas con los bancos canjeando los activos. Según los últimos datos de la compañía, el 98% de sus ingresos en el primer trimestre de este año procedía de su negocio en España.
Lo único que ha podido conservar es el 26% de su filial francesa Gecina. Gracias a esa participación, la compañía sobrevive.
Renta Corporación también ha vendido sus inmuebles internacionales a los bancos para canjear deuda. De esta forma, ha perdido sus colonias francesas, británicas, neoyorquinas y alemanas en la segunda refinanciación.
De hecho, el 73% de las ventas a las entidades procedían de inmuebles fuera de España. Por eso, la compañía ha informado a la CNMV que sus filiales ubicadas en Reino Unido, Francia o Estados Unidos ya se encuentran en liquidación por la operación cerrada con la banca.
A punto de quedarse sin pasaporte
Una de las inmobiliarias que lucía con orgullo sus cifras es Martinsa Fadesa. El 74% de sus ingresos tienen otras nacionalidades. Marruecos, Polonia y Francia fueron el motor de su facturación el año pasado.
Sin embargo, este perfil internacional tiene los días contados. El juez que se ha encargado del concurso de acreedores de la promotora ha levantado la barrera para que los bancos se queden con la mayoría de los activos internacionales.
Los suelos o promociones de viviendas eran los avales que la compañía no pudo pagar antes de entrar en concurso de acreedores. Por lo tanto, la mayor parte de sus conquistas en Hungría, Bulgaria, Reino Unido o México corren el peligro de cambiar de manos.
Adiós Brasil
Otra de las inmobiliarias que se ha despedido de su negocio exterior ha sido Quabit, aunque la fórmula ha sido distinta a la de sus compañeras. En este caso, la banca ha confiscado el pasaporte de empresa de Félix Abánades.
¿El método? Obligó a la compañía a vender su proyecto en el Nordeste de Brasil, en Fortaleza, para hacer caja y pagar deuda, informaron fuentes del sector. Uno de los socios del proyecto compró el 55% del desarrollo inmobiliario.
Sin vacaciones al extranjero
Con estos movimientos, la banca persigue que las inmobiliarias aligeren su abultado endeudamiento y, además, les corta las alas a la hora de invertir dinero en el extranjero.
De manera que la temporada de vacaciones en el extranjero se acabó para las empresas del sector. La mayoría de sus ingresos tienen sólo un origen: España.
Las excepciones
Sin embargo, siempre hay excepciones. Este es el caso de Colonial. La inmobiliaria no ha perdido su identidad francesa. Gracias a su filial SFL, la compañía tiene suficiente oxígeno. Sólo hay que ver sus cifras.
Más del 60% de su facturación procede de París y el resto se reparte entre Madrid y Barcelona. Seguro que se está preguntando porque es una excepción Colonial.
La clave está en sus accionistas que son bancos (La Caixa y el Banco Popular, principalmente). Los dueños saben perfectamente que si corta el flujo de dinero que procede del extranjero, la compañía se asfixiaría.
Otro caso excepcional es Realia. La inmobiliaria de FCC y Bankia ha salido más airosa de su situación financiera que respecto a sus colegas. Además, ha aprovechado la oportunidad para dar un cambio a su modelo.
De manera que ha reforzado su negocio internacional y su área de patrimonio dejando atrás la promoción de viviendas. Dos ingredientes perfectos para combatir el bajón del mercado. Gracias a ese esfuerzo, la compañía ha conseguido que sus ingresos internacionales pasaran de menos de cinco a un 35% en los últimos cuatro años.
Fuente: lainformacion.com
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