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martes, 2 de agosto de 2011

Estambul quiere ser una ciudad exclusiva de ricos

Internacional

06:30h | Nichole Sobecki, Estambul (Turquía) | GlobalPost
El Gobierno local de Estambul está desalojando a decenas de familias de barrios pobres. La finalidad es abrir el camino a los hoteles de lujo, oficinas y centros comerciales. Además, el cambio que ofrecen a las familias no mejora en nada sus condiciones: vivir más lejos, en un lugar más caro y más aislado.

El Gobierno local de Estambul está desalojando a decenas de familias de barrios pobres.
El Gobierno local de Estambul está desalojando a decenas de familias de barrios pobres
 
Por segunda vez, Zemine Demir está luchando por su casa. “Nos vimos obligados a abandonar nuestra aldea y vinimos aquí”, explica Demir, una animada mujer kurda con el perfilador de ojos corrido debajo de sus ojos cansados. “Ahora nos expulsaran de nuevo”.

Los desalojos forzosos de decenas de familias de bajos ingresos del corazón de Estambul forman parte de un proyecto de “transformación urbana”, un proyecto que ha sido criticado por Amnistía Internacional por violar la ley internacional y los derechos de los residentes.

“Estos desalojos forzosos están prohibidos por el derecho internacional”, explica Andrew Gardner, investigador del equipo de Amnistía Internacional en Turquía. “No ha habido ningún diálogo con los residentes, ninguna explicación de sus derechos, y no hay una oferta realista de compensación”. Para el especialista de la ONG, “no es aceptable dejar a estas personas sin hogar para crear espacios destinados a viviendas de alta gama”.

El ambicioso proyecto tiene como objetivo despejar el camino para los hoteles de lujo, un centro comercial a la última y lofts de oficinas. El problema es que el lugar elegido es Tarlabasi, uno de los barrios más famosos de Estambul. Un laberinto densamente poblado de calles estrechas que serpentean entre los edificios dedio derruidos. Tarlabasi se encuentra justo en el corazón del centro comercial y cultural de Estambul, y es uno de los últimos espacios que quedan en el centro de la ciudad donde la gente pobre puede permitirse vivir.

Citando el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que Turquía ratificó en 2003, Amnistía Internacional ha exigido un alto a los desalojos y la investigación de sus procedimientos. Mientras tanto, el ritmo de los desalojos no ha disminuido. Más de la mitad de quienes viven en el área del proyecto han abandonado sus hogares.

Demir sólo tenía once años cuando su aldea fue incendiada por las fuerzas de seguridad turcas que han luchado contra los separatistas kurdos desde la década de 1980. Su hermano, acusado de ayudar a “los terroristas”, fue colgado por los pies durante una semana. Le cortaron fragmentos de su mano y todavía mantiene una discapacidad.

Su hermana mayor fue desnudada - supuestamente “para comprobar las marcas de las correas de rifle”- y abusaron sexualmente de ella. Otros miembros de la familia se vieron obligados a permanecer desnudos en medio de las calle del pueblo, mientras un camión pasó por encima de sus extremidades.

Sin ningún lugar a dónde ir, llegaron a Estambul en 1992 y se establecieron, como tantos otros, en Tarlabasi. Zemine y su padre vendían agua y pañuelos de papel en la calle, ganando lo justo para cubrir los 5.000 dólares necesarios para comprar la casa que ahora comparten.

El hermano de Zemine trabaja en un taller textil local, donde gana un sueldo mínimo, apenas suficiente para mantener a los ocho miembros de su hogar.

La ubicación es clave para una vivienda asequible. La otra vivienda que se ofrece a los residentes de Tarblabasi está a dos horas de distancia en autobús y es más cara que lo que muchos residentes pueden permitirse.

“Debido a que el transporte es tan caro, no sólo se les niega la vivienda asequible, sino también su derecho a trabajar”, destaca Gardner. “Tendremos que vivir en una tienda de campaña”, dice el marido de Demir, Zazgin Ozmen, riendo. De repente, se muestra sombrío, encoge los hombros y dice: “Realmente, no tenemos dónde ir”.

Con las tensiones cada vez mayores entre turcos y kurdos, Demir y su familia están preocupados por la forma en la que serían aceptados en el sitio al que vayan cuando salgan de su comunidad de Tarlabasi, donde más de la mitad de los residentes son kurdos.

Tres soldados turcos murieron en la provincia suroriental de Mardin el fin de semana pasado en una emboscada atribuida a los nacionalistas kurdos, mientras que en Estambul la policía detuvo a unas 70 personas tras días de violencia entre comunidades.

“Por lo menos, persiguen también a los turcos de aquí”, dice  la hermana de Demir, Sabrha, con una ceja levantada. Por supuesto, la injusticia imparcial no es la respuesta que el grupo está buscando.

Ahmet Yazici, un tímido hombre mayor que salió de su casa en la región del Mar Negro de Turquía hace 40 años también se enfrenta al desahucio. Yazici es propietario de cuatro edificios en Tarlabasi - todos dentro de los límites del área del proyecto-. En 2008 comenzó un proceso legal contra la ciudad pidiendo una compensación adecuada por la pérdida de su propiedad. Hasta la fecha el caso se ha aplazado siete veces.

“Deberían respetar nuestros derechos”, dice, resignado a que probablemente tenga que abandonar o ser expulsado por la policía. “Esto es Turquía”, dice cínicamente su sobrino Osman.

Tarlabasi es uno de los múltiples proyectos como éste que se están desarrollando en todo Estambul, así como en otras ciudades de Turquía, una situación que Gardner considera que se trata de “una flagrante y masiva violación del derecho a la vivienda”.

Justo el año pasado se llevó a cabo un proyecto similar en Sulukule, una de las comunidades gitanas más antiguas del mundo. Cientos de personas se trasladaron a Tasoluk, a 40 kilómetros de la ciudad. En un plazo de seis meses más de la mitad de aquellos que fueron reubicados dejaron Tasoluk, incapaces de asumir sus deudas o de encontrar un trabajo tan lejos de su comunidad.

No es que el cambio no sea necesario. Los edificios de Tarlabasi están en su mayoría en estado ruinoso y muchas veces hay hacinamiento e insalubridad. La delincuencia ha sido durante mucho tiempo un problema aquí. Pero el inconveniente, dicen los activistas, es que el método que las autoridades municipales han utilizado en estos desalojos ha hecho de la transformación urbana un sinónimo de despojar de la vivienda y de dislocación.

“¿Por qué han elegido esta forma de hacerlo?”, pregunta Constanze Letsch, un antropólogo que estudia Tarlibasi como parte de su tesis doctoral en  la Universidad Europea Viadrina Frankfurt y co-fundador de un popular blog en Tarlabasi. “La respuesta es una: el dinero”.

Después de una fuerte contracción en 2009, la economía de Turquía registró la tercera tasa más rápida de crecimiento del G-20 el año pasado. Ningún banco turco cayó en la crisis financiera. E izar el vuelo en un clima de prosperidad económica es un boom en el sector inmobiliario, por lo que las propiedades en áreas como Tarlabasi resultan todavía más lucrativas.

Pero aquí está el quid de la cuestión. “El proyecto que están planificando va a ser de una comunidad de alta seguridad, de alta gama, que aterrizará como un OVNI es un barrio pobre”,  dice Letsch, pintando un cuadro del muro que se levantará entre los muy pobres y los muy ricos y de las rigurosas medidas de seguridad que se tomarán para proteger el nuevo desarrollo de “la chusma” que hay en el exterior. “¿Es realmente el tipo de ciudad en el que deseas vivir? Porque es justo el tipo de ciudad que están creando ahora mismo”.
Fuente: lainformacion.com

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