12/08/2011 - 15:20
En las Bolsas, está claro que lo que ha sucedido en las últimas sesiones: mucha volatilidad, fuertes caídas y un rebote el jueves que tenía visos de continuar el viernes. Pero, ¿qué ha ocurrido en el mercado de deuda? ¿Han quedado oportunidades?
Pese a que pueda parecer extraño, aunque Standard & Poor's le arrebató la “AAA” a EE.UU., el precio de los bonos americanos ha continuado subiendo y, por tanto, las rentabilidades exigidas por los inversores para comprarlos siguieron bajando. En el caso del bono a diez años, ha llegado a bajar hasta el 2,26%, lo que supone un descenso del 0,6% en un mes y del 0,3% sólo en la última semana. En los momentos de más tensión de la semana llegó a caer por debajo del 2,15%. Está claro, como dice Alberto Matellán, de Inverseguros, que la deuda estadounidense continúa siendo un refugio indiscutible para los inversores en tiempos de turbulencias, pese a la pérdida de su matrícula de honor.
Alemania, que continúa manteniendo la máxima calificación crediticia, también ha funcionado como refugio: el interés de sus bonos a diez años está en el 2,28%, pero llegó a caer hasta el 2,20% en los peores momentos de la semana. Y todavía más extremo es el caso, como recuerda Matellán, de la deuda suiza: los inversores se refugiaron en ella incluso con rentabilidades negativas. “Los inversores han llegado a pagar para que les guardaran el dinero”, describe este analista.
Pero es que ha habido tanta volatilidad, tanto pánico... incluso a una segunda recesión y a una nueva crisis bancaria. Por eso, como dice Javier Ruiz, de Metagestión, “los inversores han estado vendiendo Bolsa y se ha agarrado a cualquier cosa que pareciera más o menos segura, aún a costa de mínimas rentabilidades”.
¿Conviene seguir invirtiendo en bonos americanos y alemanes?
Ahora la gran incertidumbre es si hay que continuar apostando por las deudas más seguras. Porque, por ejemplo, en la sesión del jueves, la del gran rebote bursátil, el precio de los bonos americanos y estadounidenses se dieron la vuelta, bajaron, con el consiguiente repunte de las rentabilidades. ¿Se ha pasado ya el momento de comprar este tipo de activos?
A juicio de Alberto Matellán, de Inverseguros, si queremos un refugio a largo plazo, sí sería una buena idea pensar en la deuda alemana y la americana. En este sentido, apostaría por plazos cortos y mantener hasta el vencimiento. Pero si el inversor está pensando en proteger su dinero sólo mientras dura una tormenta que considera coyuntural, no debería invertir en este tipo de bonos: una mejora de la situación económica conllevaría, lógicamente, una caída del precio de las deudas y, por tanto, minusvalías para su cartera. Para este tipo de inversores, Matellán recomienda la inversión en oro y en materias primas: para que la situación económica mejore se necesitarán más inyecciones de las autoridades monetarias y ello seguirá hinchando su precio.
Matellán, como refugio a largo plazo para los inversores más cautos, no sólo apostaría por la deuda alemana y la americana, también sugiere incluir a la suiza o a la holandesa en la cartera. Jorge Lage, analista de CM Capital Market, también cree que, como está lejos el final de la crisis, y pese a que haya repuntes puntuales de las rentabilidades, la deuda alemana y estadounidense podrían seguir siendo buenas opciones.
Virgina Romero, analista de Ahorro Corporación, distingue entre la deuda alemana y la estadounidense. Cree que ya no hay valor en la deuda alemana. Tanto si en la reunión del martes entre Merkel y Sarkozy hay buenas noticias y se reduce la aversión al riesgo, como si ocurre lo contrario y el euro vueve a estar en cuestión, la deuda alemana corre el riesgo de depreciarse: tarde o temprano, los problemas irresueltos de la zona euro le tienen que terminar salpicando.
En el caso de la deuda estadounidense, a su juicio, puede subir algo más, puede tener algo de potencial, como consecuencia de la política monetaria expansiva de la Reserva Federal, además del enfriamiento económico, que puede profundizarse con posibles recortes presupuestarios.
¿Y en deuda española?
La intervención del Banco Central Europeo en el mercado de deuda con la compra de bonos italianos y españoles ha provocado fuertes subidas de los precios de ambos y, por tanto, descensos importantes en sus intereses. En el caso particular del bono español, de los máximos que tocó el 18 de julio en el 6,3%, hasta el 4,975% en que se situaba este viernes, con la prima de riesgo bajando desde el entorno de los 400 puntos básicos hasta el 2,7%. Algo similar ha sucedido con la deuda del país trasalpino.
¿Significa esto que se ha acabado el recorrido para los bonos españoles e italianos? A juicio de Lage, su evolución debería ser favorable, aunque con volatilidad, porque la situación se puede complicar con Grecia o con la negociación del fondo permanente de rescate europeo. Virginia Romero, por su parte, opina que en España o en Italia hay más valor que en otro tipo de deudas, pero recomienda prestar atención a la información que publique el Banco Central Europeo sobre las compras de bonos realizadas durante esta semana y la reacción que tenga el mercado. Esta analista afirma que el mensaje emitido por el Ministerio de Finanzas alemán de que su país presionará para prohibir las posiciones cortas al descubierto en acciones, bonos públicos y CDS sería una buena señal a favor de los bonos periféricos.
Alberto Matellán, de Inverseguros, aconsejan una estrategia para inversores más sofisticados: vender deuda francesa, que considera que va a seguir bajando de precio, porque seguirán los rumores sobre la pérdida de su “AAA”, y comprar deuda española o italiana, porque cree que seguirán subiendo. Los analistas de Banca March añaden: “A pesar de que ya no presenta unas rentabilidades tan atractivas como hace unas semanas, seguimos manteniendo nuestra visión positiva respecto a la deuda española”.
¿Qué pasa con la deuda privada?
En el caso de la deuda empresarial, las últimas tensiones se han cebado especialmente con el sector bancario. Los diferenciales de crédito de sus bonos se encuentran en niveles máximos desde 2009: el precio de la deuda ha caído con fuerza, con lo que los intereses se han disparado. Por tanto, se podría decir que el crédito bancario está barato siempre y cuando las tensiones no vayan a más. ¿Constituye una oportunidad de compra? Virginia Romero considera que, en caso en que en Europa haya verdaderos avances en cuanto a su gobernanza, la deuda bancaria será muy atractiva, hay potencial de revalorización. Alberto Matellán, por su parte, cree que, aunque sea arriesgado, la deuda de los grandes bancos españoles no sería una mala idea. En general, recomienda tomar posiciones en deuda de bancos sólidos, diversificados internacionalmente y muy grandes.
Lage, se muestra más prudente: dice que éste es un momento para adoptar posiciones más conservadoras, por lo que escogería deuda de las empresas menos apalancadas. En este sentido, Matellán añade que le gustan los bonos de las empresas energéticas, por su flujo de caja, además de otro tipo de empresas con poca deuda en relación con sus activos. En este sentido, los analistas de March apuntan: “La buena situación de deuda de las compañías nos mantiene en la idea de sobreponderar los bonos corporativos frente a los soberanos, a pesar de que se ha comportado de forma positiva durante las caídas de las Bolsas”.
Fiemte: finanzas.com
Alemania, que continúa manteniendo la máxima calificación crediticia, también ha funcionado como refugio: el interés de sus bonos a diez años está en el 2,28%, pero llegó a caer hasta el 2,20% en los peores momentos de la semana. Y todavía más extremo es el caso, como recuerda Matellán, de la deuda suiza: los inversores se refugiaron en ella incluso con rentabilidades negativas. “Los inversores han llegado a pagar para que les guardaran el dinero”, describe este analista.
Pero es que ha habido tanta volatilidad, tanto pánico... incluso a una segunda recesión y a una nueva crisis bancaria. Por eso, como dice Javier Ruiz, de Metagestión, “los inversores han estado vendiendo Bolsa y se ha agarrado a cualquier cosa que pareciera más o menos segura, aún a costa de mínimas rentabilidades”.
¿Conviene seguir invirtiendo en bonos americanos y alemanes?
Ahora la gran incertidumbre es si hay que continuar apostando por las deudas más seguras. Porque, por ejemplo, en la sesión del jueves, la del gran rebote bursátil, el precio de los bonos americanos y estadounidenses se dieron la vuelta, bajaron, con el consiguiente repunte de las rentabilidades. ¿Se ha pasado ya el momento de comprar este tipo de activos?
A juicio de Alberto Matellán, de Inverseguros, si queremos un refugio a largo plazo, sí sería una buena idea pensar en la deuda alemana y la americana. En este sentido, apostaría por plazos cortos y mantener hasta el vencimiento. Pero si el inversor está pensando en proteger su dinero sólo mientras dura una tormenta que considera coyuntural, no debería invertir en este tipo de bonos: una mejora de la situación económica conllevaría, lógicamente, una caída del precio de las deudas y, por tanto, minusvalías para su cartera. Para este tipo de inversores, Matellán recomienda la inversión en oro y en materias primas: para que la situación económica mejore se necesitarán más inyecciones de las autoridades monetarias y ello seguirá hinchando su precio.
Matellán, como refugio a largo plazo para los inversores más cautos, no sólo apostaría por la deuda alemana y la americana, también sugiere incluir a la suiza o a la holandesa en la cartera. Jorge Lage, analista de CM Capital Market, también cree que, como está lejos el final de la crisis, y pese a que haya repuntes puntuales de las rentabilidades, la deuda alemana y estadounidense podrían seguir siendo buenas opciones.
Virgina Romero, analista de Ahorro Corporación, distingue entre la deuda alemana y la estadounidense. Cree que ya no hay valor en la deuda alemana. Tanto si en la reunión del martes entre Merkel y Sarkozy hay buenas noticias y se reduce la aversión al riesgo, como si ocurre lo contrario y el euro vueve a estar en cuestión, la deuda alemana corre el riesgo de depreciarse: tarde o temprano, los problemas irresueltos de la zona euro le tienen que terminar salpicando.
En el caso de la deuda estadounidense, a su juicio, puede subir algo más, puede tener algo de potencial, como consecuencia de la política monetaria expansiva de la Reserva Federal, además del enfriamiento económico, que puede profundizarse con posibles recortes presupuestarios.
¿Y en deuda española?
La intervención del Banco Central Europeo en el mercado de deuda con la compra de bonos italianos y españoles ha provocado fuertes subidas de los precios de ambos y, por tanto, descensos importantes en sus intereses. En el caso particular del bono español, de los máximos que tocó el 18 de julio en el 6,3%, hasta el 4,975% en que se situaba este viernes, con la prima de riesgo bajando desde el entorno de los 400 puntos básicos hasta el 2,7%. Algo similar ha sucedido con la deuda del país trasalpino.
¿Significa esto que se ha acabado el recorrido para los bonos españoles e italianos? A juicio de Lage, su evolución debería ser favorable, aunque con volatilidad, porque la situación se puede complicar con Grecia o con la negociación del fondo permanente de rescate europeo. Virginia Romero, por su parte, opina que en España o en Italia hay más valor que en otro tipo de deudas, pero recomienda prestar atención a la información que publique el Banco Central Europeo sobre las compras de bonos realizadas durante esta semana y la reacción que tenga el mercado. Esta analista afirma que el mensaje emitido por el Ministerio de Finanzas alemán de que su país presionará para prohibir las posiciones cortas al descubierto en acciones, bonos públicos y CDS sería una buena señal a favor de los bonos periféricos.
Alberto Matellán, de Inverseguros, aconsejan una estrategia para inversores más sofisticados: vender deuda francesa, que considera que va a seguir bajando de precio, porque seguirán los rumores sobre la pérdida de su “AAA”, y comprar deuda española o italiana, porque cree que seguirán subiendo. Los analistas de Banca March añaden: “A pesar de que ya no presenta unas rentabilidades tan atractivas como hace unas semanas, seguimos manteniendo nuestra visión positiva respecto a la deuda española”.
¿Qué pasa con la deuda privada?
En el caso de la deuda empresarial, las últimas tensiones se han cebado especialmente con el sector bancario. Los diferenciales de crédito de sus bonos se encuentran en niveles máximos desde 2009: el precio de la deuda ha caído con fuerza, con lo que los intereses se han disparado. Por tanto, se podría decir que el crédito bancario está barato siempre y cuando las tensiones no vayan a más. ¿Constituye una oportunidad de compra? Virginia Romero considera que, en caso en que en Europa haya verdaderos avances en cuanto a su gobernanza, la deuda bancaria será muy atractiva, hay potencial de revalorización. Alberto Matellán, por su parte, cree que, aunque sea arriesgado, la deuda de los grandes bancos españoles no sería una mala idea. En general, recomienda tomar posiciones en deuda de bancos sólidos, diversificados internacionalmente y muy grandes.
Lage, se muestra más prudente: dice que éste es un momento para adoptar posiciones más conservadoras, por lo que escogería deuda de las empresas menos apalancadas. En este sentido, Matellán añade que le gustan los bonos de las empresas energéticas, por su flujo de caja, además de otro tipo de empresas con poca deuda en relación con sus activos. En este sentido, los analistas de March apuntan: “La buena situación de deuda de las compañías nos mantiene en la idea de sobreponderar los bonos corporativos frente a los soberanos, a pesar de que se ha comportado de forma positiva durante las caídas de las Bolsas”.
Fiemte: finanzas.com
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