El historiador Alejandro Rosas considera que el llamado de Sicilia a que jóvenes mexicanos se manifiesten como en España, ha sido mal visto porque muchos temen otra tragedia como la de Tlatelolco
Fotos:Vanguardia–Emilio Vásquez/Archivo |
En España, millones de jóvenes inconformes han tomado calles y plazas desde hace varios meses para manifestarse en contra de políticos y quejarse de la falta de oportunidades. En México, por el contrario, pocos estudiantes han alzado la voz.
Y cuando el líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en nuestro país, el poeta Javier Sicilia, exhortó a los universitarios mexicanos a salir a las calles y protestar, muchos adultos pusieron el grito en el cielo.
“Sr. Sicilia, lo que usted pretende es un nuevo 68, déjese de posturas mesiánicas, no pretenda convertir al país en otro tipo de violencia, sus fines son de desestabilización social y política tratando de involucrar a los estudiantes”, opinó uno de tantos lectores en la web de VANGUARDIA y en otros sitios de noticias. Como éste, muchos otros comentarios atemorizados rechazaron la propuesta de Sicilia.
De este suceso sobresalen dos preguntas: ¿Es válida la invitación del escritor y activista? ¿Por qué los mexicanos ven con tan malos ojos que los jóvenes protesten públicamente?
Según el historiador Alejandro Rosas, autor del libro “El México que nos Duele”, la tragedia de 1968 ha dejado una herida profunda en los mexicanos, una lesión que no les permite “volver a subirse al caballo”.
“Pesa sobre nosotros el fantasma del 68”, comentó el también columnista del periódico Reforma. “Creo que es un buen llamado (el de Sicilia) porque yo sí creo que nuestra sociedad ha dejado pasar oportunidades de manifestarse; y sí, el 68 fue muy grave: el hecho de ver al ejército en las calles crea escozor, incluso a gente que ya no le tocó ni el 68 ni el 71, ni incluso la Guerra Sucia”.
Rosas, quien hace unos días estuvo en Saltillo presentando su libro, opinó que sería casi imposible que se repitiera una tragedia como la de Tlatelolco, pues el momento histórico es diferente y en ciertos aspectos el país ha evolucionado.
“Sí creo que México ha dado un paso cualitativo; hoy claro que puede haber riesgo de que sucediera algo, pero ya no en términos de que el gobierno nuevamente arremeta con el ejército. Lo vimos en la huelga del 99 en la UNAM, se tardaron 10 meses en que entrara la Policía Federal Preventiva y además fue una operación quirúrgica, ¿por qué? Por ese fantasma (del 68)”.
El investigador histórico apoyó la propuesta de Javier Sicilia –cuyo movimiento, dijo, espera obtenga resultados reales, que impliquen reformas a la Ley– al considerar que los jóvenes mexicanos viven un momento decisivo para su futuro y, por tanto, deben alzar la voz.
“Es el momento, son esos 17, 18, 19 años cuando tienes el ímpetu, cuando quizá los ideales están a flor de piel y en lo más alto de tus creencias, porque después –como diría Luis González y González, el historiador, que hoy es algo que yo les digo a mis alumnos: ‘yo no los voy a reprobar, la vida se encargará de reprobarlos’– la vida se encarga de decirte: ‘mira, una cosa son los ideales, y los principios, y otra es cómo te desenvuelves dentro de ellos’.
“Yo creo que está bien invitar a los jóvenes a que participen, a que se sumen desde sus diversas trincheras, y que si realmente creen que este México ya no es un México de oportunidades para ellos, se sumen a este tipo de movimientos”, destacó.
¿Qué propuso Sicilia?
Hace un par de semanas el poeta Javier Sicilia, quien encabeza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, exhortó a los universitarios de todo el país a que, al igual que los “indignados” españoles, salgan a manifestarse a los lugares públicos para exigir seguridad y oportunidades.
El activista, quien perdió un hijo a manos del crimen organizado, convocó a los jóvenes a utilizar las redes sociales y además salir a las calles en una gran manifestación nacional.
“Vamos a la caravana del sur, ahora para seguir uniendo a la nación y dar consuelo, a visibilizar a las víctimas y escuchar a las organizaciones civiles. Una llamada a los estudiantes que, bajo la lógica de los ‘indignados’ españoles, salgan de la universidad a los zócalos para pedir la paz...
“Hemos llenado de contenidos el ‘¡Estamos hasta la madre!’ con el que empezamos en Cuernavaca (cuando se inició la primera caravana por la paz); entonces hagamos una gran movilización para sentar a Calderón el 23 (de septiembre) y que nos diga ahora sí, de cara a la nación, que no está dispuesto a cambiar su estrategia de guerra”.
El movimiento en España
Sicilia mencionó el ejemplo de España, porque en aquel país los movimientos ciudadanos han sido masivos e inquebrantables.
El 30 de marzo de este año, una de las más grandes protestas que se ha suscitado en la región ibérica dio inicio con la primera movilización juvenil, una huelga general de estudiantes a la que asistieron miles de jóvenes en todo el país, quienes se manifestaron en contra de la precariedad laboral, los recortes presupuestarios en la educación y el aumento de las tasas universitarias.
El 7 de abril, la plataforma “Juventud Sin Futuro”, nacida en el entorno universitario y compuesta por miles de “ninis”, organizó en Madrid una marcha contra la crisis económica, que ha dejado a millones de jóvenes sin oportunidades de empleo en España.
Pero fue un mes después, el 15 de mayo, que el descontento llegó a un punto sin retorno.
El Movimiento 15-M, también conocido como “Movimiento de los Indignados”, estalló a través de una serie de protestas pacíficas en España, las cuales buscan –hasta la fecha– una verdadera democracia española. Algunos de sus lemas han sido “No somos marionetas en manos de políticos y banqueros” o “Democracia real ¡YA!”.
A este movimiento juvenil se le sumaron personas de todas las edades y oficios,.
Una de las imágenes más representativas de este movimiento fue la que se dio a conocer como “Acampada Sol”. Se trató de un campamento improvisado que miembros del Movimiento 15-M levantaron en la madrileña Puerta del Sol, al día siguiente de la manifestación del 15 de mayo.
Monterrey rompe la barrera
En México, los estudiantes regiomontanos han decidido dejar atrás los miedos –con los que, paradójicamente, viven todos los días– y alzar la voz en una manifestación juvenil.
Y es que después del trágico ataque al Casino Royale, el jueves, los universitarios reaccionaron con un: “Basta ya de la violencia”.
Más de mil estudiantes se manifestaron el domingo en la Explanada de los Héroes, frente al Palacio de Gobierno de esa ciudad. Indignados, los jóvenes pidieron el cese de la violencia, así como la renuncia del gobernador Rodrigo Medina y la reacción pronta de los empresarios, quienes prácticamente han colocado a Monterrey como una de las ciudades más cosmopolitas de México.
¿Será que otros grupos juveniles del país decidirán seguir este ejemplo e iniciar protestas pacíficas? ¿O el temor a una nueva tragedia estudiantil menguará a las huestes universitarias?
La respuesta, quizá, radique en la famosa frase de Francisco de Quevedo: “No vive el que no vive seguro”. Vivir sin seguridad, temerosos y encerrados entre cuatro paredes, no es vivir.
Fuente: VANGUARDIA
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