Cataluña
La fundación del autor catalán guarda documentos originales del hombre de teatro
BARCELONA- En una de sus muchas conversaciones con Picasso, el pintor le preguntó a Josep Palau i Fabre quién más había conocido. Palau lo tuvo claro: «Lorca y Artaud». De este último se guardan varios e importantes manuscritos en la Fundació Palau de Caldes d’Estrac. La nueva ordenación de las colecciones de esta institución permite ahora conocer mucho mejor cómo fue la relación del poeta y estudioso de Picasso con uno de los nombres más destacados en la revolución teatral del siglo pasado.
Palau conoció a Artaud durante su exilio en París, un hecho que explica con detalle en su autobiografía «El monstre». Lector y admirador del francés, por mediación de Arthur Adamov pudo ir a ver al dramaturgo y teórico teatral en el pabellón donde estaba ingresado. Para muchos Artaud era un loco, para otros un genio, pero en aquel momento casi era un proscrito Palau supo comprender su tragedia, como lo demuestran los documentos guardados en su fundación. Allí se exhiben cartas, anotaciones manuscritas y libros firmados, además de algunas fotografías realizadas por Palau y por Pastier.
En la primera de las cartas, del 24 de diciembre de 1947, el autor de «El teatro y su doble», rechaza la invitación del catalán para convertirlo en tema de conferencia. Unos días más tarde, el 13 de enero, le remite una misiva mucho más extensa. «Señor. Os habéis presentado ante mí como un catalán. Amo Cataluña, un pueblo al que le gusta saquear todo aquello que existe. Pero de los catalanes me han dicho una cosa que me desagrada profundamente y que he reencontrado en uno de vuestros gestos (gestos) ante mí. Se trata de la cosa que puede desagradarme más que ninguna otra del mundo. Me han dicho que los catalanes aparte de sus ideas políticas se habían convertido en campeones de la idea de la sexualidad (...) no hay nada que me provoque más horror que el sexo, el falo con sus dos esferas testiculares, no hay nada que me parezca más repulsivamente más sucia como valor de poder (...). usted no ha hecho otra cosa mientras mirábamos las estrellas que restregaros ante mí, restregaros como si al mismo tiempo tocárais cualquier cosa. (...) Sr. Palau no os quiero ver más».
Sin embargo, se vieron más, compartiendo algún paseo e incluso tomando chocolate caliente, con los gritos de Artaud espantando al resto de clientes del establecimiento.
Palau i Fabre fue uno de los que veló el cuerpo de ese genio el día de su fallecimiento. Cuando murió en 1948, el biógrafo de Picasso se quedó sin una de las personas con las que más se identificaba en ese tiempo.
La creación de una colección
Con paciencia, Josep Palau i Fabre fue formando un importante fondo documental sobre Artaud, con la ayuda del propio autor francés y creando situaciones curiosas. En una visita, desde la cama, el escritor le dijo a su admirador que cogiera unas fotografías suyas realizadas por Pastier. Al pedirle Palau si podía quedarse alguna, la respuesta fue curiosa. «¡Os estoy dando todas! ¡No comprendéis nada de los hombres!», sentenció el supuesto loco.
Fuente: LA RAZÓN.es
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