Buscador Google

Búsqueda personalizada

domingo, 9 de febrero de 2014

LA SAREB, artículo de Antonio Burgos en ABC de Sevilla

La Sareb, que ahora es una señora, antes era un tío: le llamaban El Banco Malo. El Gobierno le pagó el cambio de sexo.
 
DÁMASO Alonso dijo que el XX era «el siglo de las siglas». Y eso que no alcanzó a vivir el XXI. Estamos llegando a algo que ni pudo soñar Dámaso, el lírico contador de cadáveres de la ciudad de Madrid: hablamos con siglas. No es extraño oír:

—Tengo que llevar el coche a la ITV. Como me coja la DGT me puede poner un multazo del que no me salva ni el TSJA.

Las siglas buenas son las que se pueden formar sílabas con ellas. Pero las tres citadas son siglas siesas, con las que no hay quien haga carrera para inventar neologismos. Son siglas a la americana. Los americanos no le llaman «La Cía» a la CIA; para ellos es la «Ce, I, A», deletreado en inglés de Oregón: de Oregón tres, Zaragoza, Huesca y Teruel. Las siglas buenas en español son las que pueden silabearse formando palabra, tipo RENFE, que es «la Renfe». Palabra familiar la Red Nacional de Ferrocarriles Españolas en la que Franco unificó a todas las compañías de trenes, como juntó obligatoriamente a la Falange con el Requeté, intentando algo así como la unión del agua con el aceite.

La Real Academia vela por nosotros y ha elaborado un índice de siglas, utilísimo. Aumenta cada día. Y pronunciamos como neologismos siglas que ni sabemos qué significan. Comenté lo del IBAN. Dije, y me ratifico, que es un código bancario con nombre de cani escrito con la ortografía de la Logse: El Ibán suena a novio de La Bane, escrita con pareja ortografía. Y al hilo del bancario Ibán (o taurino, primo de Baltasar Ibán), Eusebio León me pregunta por la que cree su amiga, una choni: La Sareb. Puede en principio parecer la SAREB, en efecto, una amiga de La Bane, La Yeni, La Yesi, o de las que tienen un nombre más parecido al suyo: La Sarai, La Yerai, la Yunai o La Dunai. Pero no sé de dónde se ha sacado ese acrónimo la presuntamente choni de La Sareb para hacerlo pronunciable. Porque ella está inscrita en el Registro como Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria. Nombre enrevesadísimo que daría el acrónimo SGAPRB. Impronunciable. Como de bocadillo de señor echando truenos y centellas por esa boca en tebeo de Ibáñez o de Vázquez. Por eso han roto en llamarla La Sareb. Pero La Sareb más que a nombre de chavala choni me suena a anuncio de masajes en la sección de Relax: «Sareb, burbuja inmobiliaria dorada, agujero negro de la Banca, teléfono 69698765342». No pone la pendona de La Sareb en ese anuncio lo que ocultar quiere: que es una transexual. Antes un tío. Sí, La Sareb es el resultado de una operación de cambio de sexo, de las que paga la Junta de Andalucía mientras las listas de espera quirúrgica para las cataratas llegan hasta las del Niágara. La Sareb, que ahora es una señora, antes era un tío: le llamaban El Banco Malo. Pero el Gobierno, como digo, le pagó la operación de cambio de sexo y de genero gramatical y al odioso Banco Malo, perverso, horroroso, un hijo de la gran puta en clase de banco, me lo ha convertido en una señora de nombre insinuante y provocador. Puritito márquetin. No es lo mismo que te largue un piso dejado de cuenta el Banco Malo a que te lo venda entre arrumacos y lisonjas La Sareb, que menudo pedazo de puta está hecha La Sareb, qué travestona más golfa esta tía.

Y creo que trabaja en el mismo público bar de lucecitas rojas (modelo hijo de Ortega Cano) otra amiga de La Sareb: La Sepi. Es otra transexual. A esta le hicieron el cambio de género hace más tiempo, porque es puretona. En tiempos de Franco era «el INI». Pero con la democracia se soltó el pelo y soltó los activos, que malvendió y privatizó, y se convirtió en el Registro en Sociedad Estatal de Participaciones Industriales. Es sí tiene acrónimo pronunciable. Tras cambiar de genero la llamaron, claro, La Sepi. Menuda prenda está hecha La Sepi. La Sepi, por ejemplo, la tiene tomada con los mineros de Hunosa, que hasta que no acabe con ellos no va a parar. Pero no es tan pendona como La Sareb. ¡Cuidado el nombre de guerra que se ha puesto el tío convertido en tía como La Sareb para engatusar clientes y largarles mochuelos de los pisos del pellejazo bancario!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Forges