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sábado, 4 de enero de 2014

El renacer de las corralas

La Razon / Nacieron en la época de Felipe II para solucionar la falta de espacio en Madrid y ahora, más de cuatro siglos después, las corralas se han convertido en un atractivo para algunos jóvenes que buscan una vivienda céntrica y singular por poco dinero.

A simple vista es prácticamente imposible detectarlas, pero el Ayuntamiento de Madrid calcula que hay más de 400 corralas, la mayoría ubicadas en barrios del centro como Lavapiés, Embajadores o La Latina.

Para distinguirlas de un edificio convencional es necesario traspasar el portal hasta llegar al patio, el elemento más característico de estas típicas construcciones madrileñas y que sigue siendo un punto de encuentro para los vecinos, al igual que los pasillos que comunican por el exterior las distintas viviendas.

Felipe II ideó este tipo de edificios, inspirados en los bloques de viviendas de la época romana, para solventar la falta de espacio que había en Madrid después de trasladar hasta aquí la Corte, en 1561, y ante la necesidad de construir de forma rápida y económica.

Lo que se proyectó como una construcción para clases humildes, con baños compartidos y viviendas muy reducidas, en torno a 20 metros cuadrados, es en la actualidad, tras sucesivas reformas y rehabilitaciones, un lugar de residencia atractivo para jóvenes trabajadores que buscan una casa bien situada y a buen precio.

"Es un lujo poder vivir en pleno centro aunque la vivienda sea pequeña", comenta Ana Lázaro, de 31 años, que ha alquilado un piso en una corrala de Lavapiés de unos 50 metros cuadrados.

Eligió este tipo de vivienda por tratarse de una construcción original y "con historia" pero, fundamentalmente, porque la relación calidad precio era "buena". Además, le parece curioso que en pleno siglo XXI y en una gran ciudad como Madrid pueda "salir a tender la ropa y coincidir con los vecinos".

Óscar Muñoz, de 37 años, se decidió a comprar una vivienda integrada en una corrala del mismo barrio que data de 1840 y en la que, como en la mayoría de los casos, conviven jóvenes con personas mayores que llevan viviendo en esas casas toda la vida.

"Lo que más me gusta es su ubicación y el trato cercano con los vecinos. Y lo que menos, que sólo son 30 metros cuadrados", dice.

Para Soraya Romero, de 30 años, el único problema de este tipo de construcciones es la insonorización de las casas, ya que están "muy pegadas entre sí", aunque en general la vida allí es "muy tranquila" y no le suelen molestar los vecinos.

Actualmente vive en una corrala que, según cuenta, fue residencia del arquitecto Pedro de Ribera, pero en su caso la experiencia no es nueva porque ya había residido en otra, también a través de un programa de alquiler joven de la Comunidad de Madrid.

A pesar de todo, este tipo de construcción sigue siendo un lugar de residencia habitual para gente de pocos recursos económicos que viven en régimen de alquiler social, como ocurre en las 30 corralas que han sido rehabilitadas desde 1981 por la EMVS (Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo) del Ayuntamiento de Madrid.

En muchos casos son personas mayores que anteriormente vivían en "infraviviendas" o en "edificios en situación de ruina" y que han sido realojadas, según informan a Efe fuentes del consistorio.

Con las reformas, las viviendas de las corralas no sólo han ganado metros cuadrados y cuartos de baño particulares, sino que en algunos casos han modernizado su aspecto, con la incorporación de ascensores y de nuevos materiales, como el metal, en sustitución de la madera que se usaba originalmente en las columnas y barandillas.

"Tal y como están las cosas, estos espacios tan reducidos vuelven a tener un cierto atractivo", asegura el arquitecto Ricardo Aroca.

El que fuera decano en el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) cree que si se han mantenido este tipo de construcciones es porque tenían "muchísimos inquilinos", ya que las hay que están situadas en "lugares estupendos" y probablemente se hubieran derribado por "imperativos económicos".

Lo cierto es que, siglos después, estas viviendas, origen de los corrales de comedias, consiguen despertar el interés del público, hasta el punto de que la Oficina de Turismo de Madrid ha incorporado recientemente a su lista de visitas guiadas un recorrido de dos horas de duración para conocer varios ejemplos de corralas.

Entre ellas, además de casas particulares, se pueden descubrir algunas que han sido declaradas bien de interés cultural, como una ubicada en la calle Mesón de Paredes número 79, y otra próxima al Rastro, transformada en el centro Cultural La Corrala.

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