No entender algunas de las decisiones del jefe
puede ser motivo de preocupación. No saber qué quiere realmente por un
cambio de opinión continuo se puede convertir en la peor de las
pesadillas de un equipo: un exceso de incoherencia puede crear
incertidumbre, caos e inseguridad para llevar a cabo un trabajo.
Sin embargo,también.tiene un lado positivo. La incongruencia de tu jefe puede ser el mejor aliciente para reforzar tu autoestima. Por eso debes aprender a manejarla. “El antídoto contra la inseguridad es la consistencia”, asegura Ignacio Álvarez de Mon, profesor de IEBusiness School. Recomienda al empleado reforzar su autoestima y la coherencia en su actividad laboral como las claves para gestionar a un responsable de equipo que cambia de opinión continuamente.Serenidad. La mejor manera de actuar en estas situaciones es adoptar una coherencia serena. “Lo peor que puedes hacer es ofender a los demás con una conducta rigurosa, dejando en evidencia el déficit de tu jefe. Hay que tratar de convencer, mediante hechos, de que ni la incoherencia ni la rigurosidad llevados a un extremo son beneficiosos”, puntualiza Álvarez de Mon.
Empatía. Si no puedes vencer a tu enemigo, conviértete en su mejor aliado. José Manuel Chapado, socio de Isavia, advierte que “antes de cuestionar la congruencia de ciertas acciones de un mando, es conveniente que los colaboradores empatizen con él, que se pongan en su lugar e indaguen los motivos que provocan ciertas conductas”. También Javier Cantera, presidente de Grupo BLC, cree que saber cuáles son los motivos o quiénes despiertan esos cambios de criterio es el comienzo para afrontar el problema y evitar males mayores.
Anticipación. Para gestionar de forma adecuada las expectativas de tu jefe en el desarrollo de un proyecto, trata de anticiparte a sus posibles dudas futuras. Cantera aconseja “reformular de nuevo las ideas para cerciorarse de que realmente es el objetivo que persigue con una iniciativa en curso. De esta manera, se puede calibrar la reacción. Es una actitud preventiva que, a veces, funciona y evita trabajar en balde”.
Influencia. Dejarse llevar por opiniones ajenas es una de las actitudes que alimenta la incoherencia. Álvarez de Mon señala que identificar a esas personas que influyen en las decisiones del jefe, pedirles su opinión sobre un futuro cambio de criterio o convertirles en aliados son buenas opciones. De esta forma, antes de ponerse manos a la obra se cuenta con otro punto de vista y con el mejor compañero para cumplir las expectativas y reducir el margen de error.
Rutinas defensivas. Chapado explica que habituarse a trabajar en la incongruencia es muy dañino. “Cuestionar y criticar con beligerancia la actitud del jefe no lleva a ningún lado. Se crea una espiral en la que ninguna de las partes es consciente del origen del problema”. El socio de Isavia anima a romper esas rutinas defensivas: “Pon en evidencia su mecanismo y toma conciencia de sus efectos nocivos. Frente a la resignación está la reacción”.
Cohesión. Hacer piña contra la incongruencia cohesiona un equipo, pero no es saludable. “Un grupo muy unido es un auténtico polvorín”, afirma Álvarez de Mon. Una opinión que comparte Cantera, para quien anticiparse es la mejor vía para gestionar bien la incoherencia del jefe.
Debes saber que...
-Un cambio de opinión puede tener consecuencias positivas si está justificado. Si es continuo desestabiliza el trabajo y tiene efectos negativos en el resultado.
-Algunos jefes incoherentes son pelotas venidos a más. Siempre han acatado órdenes y cuando están al frente de un equipo dudan de todo, porque están habituados a seguir unas directrices eximiendo responsabilidades.
-Nunca recrimines a un superior por su continuo cambio de criterio. Demuestra con evidencias las contradicciones y evita el enfrentamiento personal.
Fuente: Expansión.com
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