Los
analistas del sector inmobiliario están impacientes por tener los
primeros datos del 2013, unas cifras que pueden marcar cómo será el
ajuste de precios en los próximos meses, que seguramente será más que
notable por el momento tan delicado en el que nos enfrentamos, sin duda
si no el peor para el sector, de los peores desde que empezó la crisis.
La razón es clara, económicamente estamos en la peor situación en
muchos años, paro en máximos y con una caída de la renta disponible de
la familia constante, es decir, la capacidad de compra es cada vez
menor. A esto añadimos una fiscalidad empeorada, se acabó la
desgravación por compra de vivienda habitual y el IVA de la vivienda
nueva ha pasado del 4% al 10%. Y de momento, el SAREB
(banco malo), sólo ha servido para sacar de los balances de los bancos
los llamados “activos tóxicos”, descendiendo la morosidad de las
entidades financieras, pero sin efecto en el corto plazo sobre las
ventas y desconociendo cual será en el futuro. Es más, a pesar de sus
pocos meses ya ha tenido su primer traspié. La quiebra de Reyal Urbis,
que posiblemente tendrá como administrador al SAREB (junto a la CNMV) es
un indicativo de como la cartera de activos puede crecer incluso antes
que disminuir.
La trampa de los bancos
Pero además, suma y sigue, por parte de los bancos. Ahora mismo sus trabas en la concesión de hipotecas
se convierten en un caramelo envenenado para los propios bancos. La
combinación de tipos de referencia muy bajos (el Euribor sigue cotizando
alrededor del 0,60%) con diferenciales muy altos (generalmente del 3% o
más) no sólo limita la concesión de préstamos sino que suponen un
riesgo en el futuro, ya que cuando vuelvan a subir los tipos, el efecto
multiplicador en las cuotas hará que estas hipotecas se conviertan en
inviables y que como pronostican muchos analistas, la mora por este tipo
de operaciones vuelva a dispararse.
¿Cuál es la solución? Aunque rompa los esquemas actuales de las
entidades financieras no queda otra que rebajar el diferencial para
relajar riesgos futuros, vigilando por supuesto la renta y la capacidad
de pago de la unidad familiar. Si no es así, el miedo al futuro
estrangulará más aun la concesión de hipotecas, y por mucho que se
rebajen los precios, sin financiación no hay compraventa.
Si no se vende, que se alquile
No será la fórmula ideal para las entidades financieras, que
conservan el activo en el balance, pero es no sólo una salida lógica,
sino seguramente una de las únicas. Ya sea con fórmulas simples, o con
opción a compra, toda oferta se tiene que adecuar a la demanda, y si
esta no quiere o en el mejor de los casos, no puede comprar, habrá que
fomentar la única fórmula con la que se active el mercado inmobiliario.
La crisis, con todos sus puntos negativos, también debe servir para
sacar a la luz todos los errores pasados, y uno sin duda, ha estado en
esta mentalidad de tener todo el mundo una propiedad, no parado, incluso
fomentado por promotoras, bancos y Estado que encontraron en el boom
inmobiliario un negocio muy jugoso del cual, ahora se pagan las
consecuencias.
Sólo poniendo todo de su parte, tanto en medidas legislativas, mayor
flexibilidad de los bancos en la financiación y por supuesto, con
precios accesibles, se podrá dar solución a un mercado inmobiliario, que
a día de hoy, sigue dando claras señales de debilidad.
Antonio Gallardo, iAhorro.com
http://www.euribor.com.es/2013/03/05/formulas-para-desatascar-si-se-quiere-el-mercado-inmobiliario/
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