Fue solo un discurso de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández;
uno más de las decenas que pronuncia cada mes entre aplausos de la
concurrencia invitada. Pero el del martes en la Casa Rosada provocó una
catarata de reacciones en las redes sociales y en pocas horas se situó
entre lo más comentado en Twitter. ¿La razón? La mandataria aprovechó la
ocasión para presentar unos muñecos de trapo a su imagen y semejanza
que se venden en un museo de la Casa Rosada.
El motivo del discurso fue la entrega por parte de la presidenta de
documentos nacionales de identidad (DNI) a varios transexuales y a hijos
de matrimonios de homosexuales o igualitarios. Se encontraba entre el
público el juez español Baltasar Garzón, a quien Fernández agradeció su
presencia, varias abuelas de la Plaza de Mayo y, como suele ser
habitual, funcionarios y altos cargos del Gobierno. Fernández alega que
ella no concede entrevistas a los periodistas en Argentina porque todo
lo que tiene que decir lo expresa en sus discursos. Y ayer, la
presidenta volvió a imponer su agenda y manejó a su antojo los vientos
del ciberespacio.
El tema era la inseguridad. Pero Fernández no lo abordó y, en cambio, promocionó la venta de varios muñecos en el palacio de gobierno
La mayor parte de los canales de televisión dedicaron el martes muchas horas a informar sobre la muerte a balazos el domingo de dos hermanos comerciantes en la localidad de Cañuelas y el disparo en la pierna a una embarazada. Otra embarazada
había sido tiroteada el viernes en Ciudad Evita y perdió al bebé que
esperaba. El tema era la inseguridad. Pero Fernández no lo abordó y, en
cambio, promocionó la venta de varios muñecos en el palacio de gobierno.
Los hay del presidente venezolano Hugo Chávez, del uruguayo José Pepe
Mujica y por, supuesto, de ella misma y de su difunto marido, Néstor
Kirchner, a quien Fernández se refiere como “Él”. La muñeca de Fernández
se puede comprar en Internet por 11,5 euros (65 pesos).
“¡Qué día de emociones!, comenzó diciendo Fernández. “Porque recién
me decía una de las compañeras que recibió su documento: ‘Antes el
Estado nos llevaban presas, ahora nos dan un documento e identidad’. Y a
los chiquitos no le reconocían su situación familiar, a esos mellizos, a
Juan Pablo, a Tiziano, no me acuerdo el resto de los nombres, pero
todos son divinos y la verdad que me gustaría mucho que estuviera
Él…[Aplausos de la concurrencia invitada a la casa presidencial]…porque
la Ley de Matrimonio Igualitario, la verdad que Él luchó mucho por esa
Ley y estos dos decretos, que son el reconocimiento de la igualdad de
género y, el otro decreto también que permite que los bebés de
matrimonios igualitarios sean hijos, porque son hijos, hijos ante todo”.
Los hay del presidente venezolano Hugo Chávez, del uruguayo José Pepe Mujica y por, supuesto, de ella misma y de su difunto marido, Néstor Kirchner
Apenas llevaba un minuto hablando cuando se puso a presentar los
muñecos: “Esta muñequita es una muñequita que la vendemos, la hacen las
chicas y las venden. Ojo, hay Cristinitas, hay Néstor, que tienen
alitas, hay de Pepe Mujica, las chicas ahí están, hay de Chávez, hay de
todos y las vendemos acá, en el museo del Bicentenario. La suya,
reconoció, fue motivo de una broma por parte del secretario Legal y
Técnico, Carlos Zanini. “Me dijo: ‘Le falta la escoba nada más’. Me
trató de bruja. (Risas). Pero de las buenas brujas”.
Después de hablar un rato sobre la identidad de género, Fernández
volvió con los muñecos: “(…) Es preferible vivir un poco más desgastada
que vivir como una flor o mariposa siempre sin haber logrado nada.
[Aplausos] Por lo menos, el hecho de que alguien quiera ser una
muñequita o él con alitas, que me parece soñada…”
A las pocas horas ya se podía encontrar en YouTube varios vídeos en los que se caricaturizaba a las muñecas de la presidenta. Y la etiqueta #ElMuñecoDe
arrasaba en Twitter. Pero sobre la inseguridad ciudadana la presidenta
no hizo ninguna referencia y en las redes sociales de Argentina apenas
se comenta hoy nada. La muñeca desvió completamente la atención.
Fuente: EL PAÍS.com
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