Aki Kaurismäki: innovación clásica, caos impecable
Innovador de profundas raíces clásicas, Aki Kaurismäki ha puesto en el mapa al cine finlandés con películas como "Un hombre sin pasado" o "El Havre"
en las que ha desarrollado un universo original del que él mismo parece
formar parte, tal como estudia Pilar Carrera en un libro monográfico
que edita Cátedra.
Mateo Sancho Cardiel
Madrid,
25 jul.- Innovador de profundas raíces clásicas, Aki Kaurismäki ha
puesto en el mapa al cine finlandés con películas como "Un hombre sin
pasado" o "El Havre" en las que ha desarrollado un universo original del
que él mismo parece formar parte, tal como estudia Pilar Carrera en un
libro monográfico que edita Cátedra.
Recurriendo a lo que decía Walter Benjamin de que "no hay que creerse todo lo que dicen los autores sobre su obra", Carrera, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid,
se ha enfrentado a un director de cine cuya realidad como hombre es
sumamente escurridiza y cuyas declaraciones hay que poner siempre en
cuarentena.
"Lo que hace, dice, sus apariciones públicas... está
todo orquestado. Sus historias continúan en las ruedas de prensa que
ofrece en los festivales. Se ha creado un personaje y actúa en
consecuencia. Es muy dado a la 'boutade' (broma), podría formar parte de
sus propias películas", asegura la autora de este monográfico.
Haciendo
un repaso a títulos tan conocidos como "Un hombres sin pasado", "Nubes
pasajeras" y "La chica de la fábrica de cerillas"; o pequeñas joyas
ocultas como "Total Balalaika Show" o "Leningrad Cowboys Meet Moses",
Carrera alumbra un escrupuloso método de trabajo que no tiene nada que
ver con la dispersión, pues según Carrera, el cineasta finlandés "tiene
una precisión narrativa impresionante y es un escenógrafo excepcional".
"Kaurismäki
es el único cineasta capaz de explotar todo el potencial melancólico de
esos objetos industriales decrépitos. Son ruinas cotidianas. Y sus
personajes, aunque no los ves inmutarse, no los ves llorar, enseguida
sabes qué sienten. Es una emoción mucho más fría más pura. No despliegan
los sentimientos, no te ríes a carcajadas. Es una risa para dentro",
añade Carrera.
Y en un cine lleno de sabiduría referencial desde Buster Keaton a Robert Bresson
pasando por Douglas Sirk, Kuarismäki utiliza esas citas "para
economizar narrativamante" y consigue sobreponerse al "dejà vu" para
crear ese universo propio por el que han paseado Kati Outinen,
Jean-Pierre Léaud o la perra Laïka, proveniente de una familia de hasta
seis generaciones de actores caninos.
"Kaurismaki lo que ha hecho
ha sido aunar dos formas que están ahí desde hace mucho: la
palimpséstica posmoderna y la narración más lineal, más clásica a la
hora de contar", resume la autora.
En esa precisión, poco parece
combinar su afición al vino y al tabaco, su vida rodeado de perros en
una caravana en las inmediaciones de Oporto. O, en cualquier caso, poco
importa. "Él no se entrega nunca del todo, por lo que no he buscado el
desenmascaramiento. He intentado bucear en sus películas y ver qué
rasgos narrativos caracterizan su cine", asegura Carrera.
Pese a
ese universo propio, Kaurismäki también ha hecho peculiares paradas en
el planeta de Dostoieski en su "Crimen y castigo" o en la galaxia
shakespeariana en "Hamlet vuelve a los negocios", además de haber rodado
no solo en Finlandia, país con el que tiene una relación de amor-odio, sino también en Francia.
"Su
corpus creativo es voluntariamente diverso, pero su autenticidad es
indiscutible. Es un estilo claramente reconocible. especie de mezcla que
le caracteriza. Empeñado en unificar sus temas bipolares: el obrero, no
es un obrero gregario como el que se ve en el cine de Ken Loach. Es
mezcla de obrero y cowboy. Un bohemio y un 'outsider' de la sociedad
capitalista", ejemplifica Carrera.
"Tienes la sensación de
encontrarte con algo distinto, que al mismo tiempo está lleno de
otredades, de apropiaciones. Es complejo, complicado y al mismo tiempo
de aparente simplicidad total. Su cine lo protagonizan astros sin
atmósfera. No tienen pasado, el futuro es incierto. No tienen sombra",
concluye Carrera.
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