Cristina Vallejo
El valor de los activos españoles ha
perdido diez años. El «ladrillo» seguirá purgando los excesos. El Ibex
puede bajar más y le costará recuperarse
Somos más pobres. Sobre todo los seis millones de parados y
los que han visto reducido su salario. Pero también quien conserva su
empleo y su sueldo y tiene activos mobiliarios e inmobiliarios. Porque
los pisos, dependiendo de la estadística en la que nos fijemos, han
reducido su valor hasta niveles de 2005 ó 2003 y, según todos los
analistas, la corrección continuará aún unos años, por lo que éste sigue
sin ser un buen momento para comprar si no quiere perder dinero. En la
Bolsa, el Ibex-35 está poniendo en peligro los mínimos de 2009. De
perderlos, la siguiente referencia está en los niveles de 2003. Podemos
pensar que fue entre 2003 y 2008 cuando la economía española cometió
los excesos que ahora tiene que purgar, por lo que los niveles actuales
de precios pueden ser los más justos. Aunque, como apunta Jesús
de Blas, de Crédit Agricole-Mercagentes, en realidad no hubo una
burbuja en las cotizaciones. De hecho, según explica Alberto Roldán, de
Inverseguros, entre 2003 y 2008 crecieron más los beneficios que el
precio de las acciones. Pero no se deje llevar por los cantos de sirena o
la tentación de recuperar parte de lo perdido este año: se avecinan
curvas.
Y eso a pesar de que el resto de las Bolsas mundiales estén lejos de los mínimos de 2009. «En nuestras cotizaciones hay incluida una prima de riesgo muy importante», afirma Jesús de Blas. «Los precios actuales no responden a una purga de los excesos cometidos, sino a un exceso de pesimismo», asegura. Y este sentimiento no desaparecerá de la noche a la mañana.
«La economía seguirá contrayéndose. Pero estas valoraciones, incluso con una caída de los beneficios del 20% o del 25%, serían baratas: los per (veces que los beneficios están incluidos en los precios) se situarían en las 8, 9 ó 10 veces», continúa De Blas. Entoces, ¿de dónde viene el castigo que sufren las acciones españolas? Lo que ocurre es que la prima de riesgo que aplican los inversores es muy elevada, lo que implica que exigen beneficios empresariales mayores a los actuales para invertir. Según Roldán, los 7.000 puntos del Ibex exigirían un beneficio por acción de 870 euros, cuando el mercado espera 730 euros, que equivale a un Ibex en 6.000 puntos.
Aunque, como afirma José Luis Martínez Campuzano,de Citi, puede que los inversores ni siquiera se fijen en los precios. En cualquier caso, como añade De Blas, porque esos beneficios siguen teniendo la amenaza de sufrir «ataques» vía provisiones, ampliaciones de capital para refinanciarse... Porque el Ibex tiene un gran problema: está compuesto por valores muy endeudados y, en ocasiones, esas deudas tienen como garantía acciones de otras compañías del selectivo que también se están depreciando, lo que forma una verdadera espiral destructiva. Y han sido los bancos, también los del Ibex, los que han financiado a las empresas. Son las principales víctimas. Como dice Jordi Padilla, de Popular Gestión Privada, los inversores están preocupados por el proceso de desendeudamiento de las empresas.
Por eso, según Padilla, decidir no invertir en Españatiene sentido. «Hay gente que ve 'barata' la Bolsa española y se plantea entrar, pero sólo para hacer 'trading'», explica. Esa operativa no frena la inercia bajista. Los inversores españoles seguirán perdiendo riqueza. Si, como anticipa el analista Juan Ignacio Crespo, el Dow Jones comienza a caer ya, el Ibex-35 podría irse hasta los mínimos del año 2002, los 5.300 puntos. Crespo cree que ahí puede ser una gran oportunidad, aunque reconoce que el selectivo será muy peligroso, porque dos de los sectores que más pesan, el bancario y el constructor-inmobiliario, siguen en depresión. Mucho potencial, no tendría. Según Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada, en dos o tres años el selectivo podría haber llegado a los 10.000 u 11.000 puntos. Pero tambien es cierto que, en los niveles actuales no cree que haya sobrevaloración en Bolsa ni que haya mucho riesgo a la baja (al contrario de lo que ocurre en el «ladrillo»). En esta línea, Campuzano, aunque no es optimista respecto a la economía para los dos o tres próximos años, ello puede no ser incompatible con la subida del Ibex.
¿Japonización del Ibex?
Aunque tampoco hay que descartar la posibilidad de una «japonización» del Ibex. ¿Qué significa eso? El Nikkei marcó máximos en el año 1989 cerca de los 40.000 y ahora está en los 9.500 puntos, aunque en aún momento haya tentado los 20.000 puntos.
Roldán no descarta la japonización de la Bolsa española. Pero es pronto para «comprar» un escenario así. Todo dependerá del éxito de las medidas que se adopten en España, sobre todo respecto al sector financiero, y en Europa. Así, como comenta Padilla, el de François Hollande no es un mal discurso. Los estímulos fiscales y monetarios provocarían una inflación de activos que haría que las deudas cada vez valieran menos. Se trata de la manera más elegante, como dice José Carlos Díez, de Intermoney, de hacer un «default». Por eso EE.UU. está esquivando la crisis de deuda.
Fuente: finanzas.com
Y eso a pesar de que el resto de las Bolsas mundiales estén lejos de los mínimos de 2009. «En nuestras cotizaciones hay incluida una prima de riesgo muy importante», afirma Jesús de Blas. «Los precios actuales no responden a una purga de los excesos cometidos, sino a un exceso de pesimismo», asegura. Y este sentimiento no desaparecerá de la noche a la mañana.
Los beneficios y el Ibex
«La economía seguirá contrayéndose. Pero estas valoraciones, incluso con una caída de los beneficios del 20% o del 25%, serían baratas: los per (veces que los beneficios están incluidos en los precios) se situarían en las 8, 9 ó 10 veces», continúa De Blas. Entoces, ¿de dónde viene el castigo que sufren las acciones españolas? Lo que ocurre es que la prima de riesgo que aplican los inversores es muy elevada, lo que implica que exigen beneficios empresariales mayores a los actuales para invertir. Según Roldán, los 7.000 puntos del Ibex exigirían un beneficio por acción de 870 euros, cuando el mercado espera 730 euros, que equivale a un Ibex en 6.000 puntos.
Aunque, como afirma José Luis Martínez Campuzano,de Citi, puede que los inversores ni siquiera se fijen en los precios. En cualquier caso, como añade De Blas, porque esos beneficios siguen teniendo la amenaza de sufrir «ataques» vía provisiones, ampliaciones de capital para refinanciarse... Porque el Ibex tiene un gran problema: está compuesto por valores muy endeudados y, en ocasiones, esas deudas tienen como garantía acciones de otras compañías del selectivo que también se están depreciando, lo que forma una verdadera espiral destructiva. Y han sido los bancos, también los del Ibex, los que han financiado a las empresas. Son las principales víctimas. Como dice Jordi Padilla, de Popular Gestión Privada, los inversores están preocupados por el proceso de desendeudamiento de las empresas.
Por eso, según Padilla, decidir no invertir en Españatiene sentido. «Hay gente que ve 'barata' la Bolsa española y se plantea entrar, pero sólo para hacer 'trading'», explica. Esa operativa no frena la inercia bajista. Los inversores españoles seguirán perdiendo riqueza. Si, como anticipa el analista Juan Ignacio Crespo, el Dow Jones comienza a caer ya, el Ibex-35 podría irse hasta los mínimos del año 2002, los 5.300 puntos. Crespo cree que ahí puede ser una gran oportunidad, aunque reconoce que el selectivo será muy peligroso, porque dos de los sectores que más pesan, el bancario y el constructor-inmobiliario, siguen en depresión. Mucho potencial, no tendría. Según Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada, en dos o tres años el selectivo podría haber llegado a los 10.000 u 11.000 puntos. Pero tambien es cierto que, en los niveles actuales no cree que haya sobrevaloración en Bolsa ni que haya mucho riesgo a la baja (al contrario de lo que ocurre en el «ladrillo»). En esta línea, Campuzano, aunque no es optimista respecto a la economía para los dos o tres próximos años, ello puede no ser incompatible con la subida del Ibex.
¿Japonización del Ibex?
Aunque tampoco hay que descartar la posibilidad de una «japonización» del Ibex. ¿Qué significa eso? El Nikkei marcó máximos en el año 1989 cerca de los 40.000 y ahora está en los 9.500 puntos, aunque en aún momento haya tentado los 20.000 puntos.
Roldán no descarta la japonización de la Bolsa española. Pero es pronto para «comprar» un escenario así. Todo dependerá del éxito de las medidas que se adopten en España, sobre todo respecto al sector financiero, y en Europa. Así, como comenta Padilla, el de François Hollande no es un mal discurso. Los estímulos fiscales y monetarios provocarían una inflación de activos que haría que las deudas cada vez valieran menos. Se trata de la manera más elegante, como dice José Carlos Díez, de Intermoney, de hacer un «default». Por eso EE.UU. está esquivando la crisis de deuda.
Fuente: finanzas.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario