Economía
El Gobierno tiene la intención de anunciar esta semana cómo se articularán las nuevas sociedades inmobiliarias
El Gobierno tiene la intención de anunciar esta semana cómo se articularán las nuevas sociedades inmobiliarias
Día 07/05/2012 - 13.37h
La
factura hasta ahora se cifraba en 110.000 millones de euros. Y en tan
solo cuatro años. Pero no basta. Y el Gobierno lo sabe. El sistema
financiero español necesita más capital para seguir con su
reestructuración y el saneamiento de sus carteras inmobiliarias. Hasta
ahora, entre avales para tener liquidez y ayudas para fortalecer la
solvencia, la inyección a la banca española era esa cifra que, según
diversas fuentes consultadas, coinciden en decir que subirá en, al
menos, 50.000 millones más. Una cantidad adicional a los 53.000 que
exige la última «reforma Guindos».
Según
ha podido saber ABC, las entidades están dispuestas a aportar otros
20.000 millones de euros de esos 50.000 millones adicionales, pero ni un
euro más porque, entre otras razones, ya no disponen de capital extra
para este fin. ¿Cómo? Adelantando las cuotas fijas al Fondo de Garantía
de Depósitos (FGD) o haciendo aportaciones extraordinarias al mismo. ¿Y
el resto? En el sector piensan que debería ser dinero público, pero el
Gobierno lo ha descartado por activa y por pasiva. Y lo ha hecho una vez
más. No habrá dinero público. El Ejecutivo insiste en que el Estado,
para no afectar al déficit, no sufragará el proceso.
Goldman
Sachs alertaba hace días que a los más de 53.000 millones que ha
supuesto la primera fase del saneamiento del sector habría que sumarle
otros 58.000 millones en una segunda fase por el empeoramiento de la
economía, salvo que se cree un «banco malo», en cuyo caso la factura se
reduciría a 21.000 millones, cifra que cuadra con lo que está dispuesto a
adelantar el propio sector.
Préstamos
Según
fuentes financieras, el Ejecutivo de Mariano Rajoy y el Banco de España
han negociado en el último mes con los altos ejecutivos de los grandes
bancos españoles incrementar su aportación obligatoria al FGD, y en vez
de aportar el 2 por mil de sus depósitos, podrían elevarlo hasta el 3
por mil o, en su caso, realizar contribuciones extraordinarias. Sería
una especie de préstamos, a un buen tipo de interés, que irían
devolviendo poco a poco a lo largo del tiempo. El plazo aún está también
negociándose. A día de hoy, el FGD cuenta con recursos de poco más de
2.000 millones de euros, después de las últimas adjudicaciones por
subasta de CAM a Banco Sabadell y de Unnim a BBVA. Una cantidad que ni
siquiera cubriría la subasta de Banco de Valencia.
Y
mientras se sigue discutiendo la forma de conseguir más capital para
proseguir con el saneamiento de los bancos, varios organismos
internacionales han dudado en las últimas semanas de que el Gobierno de
Rajoy pueda concluir la reestructuración sin poner dinero público. Es
más, el FMI ha advertido en un informe publicado hace unos días que
pueden ser necesarias inyecciones de capital público para este proceso,
una vez se agoten las aportaciones de los bancos, en clara referencia al
FGD.
Por
ello, y con el objetivo adicional de desbloquear la concesión de
crédito, Economía y el Banco de España volvieron a lanzar la semana
pasada la posibilidad de que los bancos saquen de su balance los activos
tóxicos. ¿Hablaban de «banco malo» del ladrillo? El Gobierno optó por
una nueva denominación: sociedades inmobiliarias. Y si bien las grandes
entidades se mostraron en público reticentes a esta opción, porque
tienen capacidad suficiente para soportar el peso de sus activos morosos
sin sacarlos de sus balances, no se niegan a que los más pequeños lo
hagan.
Eufemismo financiero
Fuentes
financieras aseguraron a este periódico que el gabinete dirigido por De
Guindos tiene la intención de anunciar ya esta misma semana la creación
de una «sociedad inmobiliaria» a la que las entidades trasladarán sus
activos adjudicados más problemáticos, entre suelo y viviendas.
¿Y
esto no es un banco malo? El Ejecutivo insiste en no llamarlo así
porque un «banco malo», como se hizo en Alemania, Holanda e Irlanda,
requiere ayudas públicas. Y la intención de Moncloa es no usarlas. «Se
ha hecho una valoración más ajustada a la realidad del valor del suelo,
de la vivienda y las promociones en curso y eso hará posible que se
puedan desgajar esos activos, sacándolos de los bancos. Eso siempre fue
lo que tuvo previsto el Gobierno», explicó el propio De Guindos, aunque
no detalló la fórmula.
Fuente: ABC.es
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