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jueves, 5 de abril de 2012

El destino de España, en manos del BCE

05.04.2012 Richard Barley / Simon Nixon
La última subasta de bonos de España parece bastante floja comparada con los éxitos cosechados a principios de año. El Gobierno colocó 2.590 millones de euros, la cantidad mínima de su objetivo, que oscilaba entre los 2.500 y los 3.500 millones.

Además, la rentabilidad subió con respecto a subastas anteriores. En concreto, España tuvo que pagar 0,94 puntos porcentuales más por bonos a cuatro años que en la subasta de hace sólo un mes.

Con una economía en recesión, más medidas de austeridad, un aumento de la rentabilidad, y el destino de los bancos españoles más vinculado que nunca al Estado, es probable que estemos ante una nueva crisis. Lo más preocupante es que los bonos españoles siguieron cayendo después de la subasta del miércoles, y la rentabilidad de la deuda a diez años subió hasta el 5,7%. La rentabilidad italiana también aumentó, arrastrada por el efecto contagio de España.

El gran problema es que España depende en gran medida de que sus propios bancos compren bonos con los fondos facilitados por el Banco Central Europeo. Las entidades españolas compraron 39.000 millones de euros de deuda pública en enero y febrero frente a los 8.000 millones de euros de los bancos alemanes y los 6.000 millones de euros de los bancos franceses, recuerda Barclays.

Eso vincula el destino de los bancos españoles al Gobierno, cuya deuda crece a gran velocidad, debido al alto déficit presupuestario y a la contracción de la economía. España calcula que la deuda alcance este año el 80% del PIB, una cifra un 50% superior a la registrada en 2007.

Madrid ya ha captado el 47% de la financiación que se había marcado para este año, lo que servirá de colchón contra la actual presión del mercado. Sin embargo, a Madrid le cuesta trabajo convencer a los inversores de que será capaz de andar sobre la cuerda floja y controlar su nivel de endeudamiento.

La alta rentabilidad tendrá que actuar de estímulo para las reformas más profundas. La credibilidad del nuevo Ejecutivo se vio deteriorada cuando las reestructuraciones más importantes, sobre todo la del sector bancario, se vieron diluidas cuando las condiciones del mercado se relajaron a raíz de las operaciones de financiación del BCE. Hay quien duda de que los presupuestos serán suficientes para cumplir con los nuevos objetivos de déficit.

El destino de España probablemente esté en manos del BCE, cuya exposición a los bancos españoles ascendía al 15% del PIB del país a finales de febrero, según JP Morgan. Llegado el momento, el BCE puede presionar a Madrid para que solicite la ayuda de la eurozona, en especial para recapitalizar sus bancos, como hizo con Irlanda.

Pero antes, el mercurio puede subir más. Un indicador clave es la forma de la curva de rentabilidad española. Si la rentabilidad a dos años, que en la actualidad se sitúa en el 2,7%, empieza a subir y reduce su margen con los rendimientos a diez años, esto supondría un gran reto para España, ya que aumentarían los costes de financiación de toda la economía.

Más información en www.europe.wsj.com
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