Aunque tardíamente, el mercado inmobiliario empieza a registrar una bajada de precios que puede animar a muchos inversores a diversificar.
02/03/2012 - 16:10
Es posible que el ministro de Economía, Luis de Guindos, tenga razón y su reforma financiera logre, por fin, una importante rebaja de los precios inmobiliarios hasta adecuarse a la escasa e indecisa demanda. La iniciativa de Bankia de poner en el mercado casi 1.500 inmuebles a mitad del precio al que los tenía valorados puede ser el pistoletazo de salida de una carrera que en las próximas semanas deben continuar con semejante impulso otras entidades financieras.
Las nuevas exigencias a la que están obligadas las entidades financieras a provisionar los activos inmobiliarios que tienen en cartera debe animar a partir de ahora a la banca a reconocer lo indudable: si no hay bajada importante de precios, no será posible vender inmuebles. Y los inmuebles constituirán con el paso de los años una carga cada vez más pesada en el balance de las entidades. No es descartable que, al igual que ha ocurrido en Estados Unidos, algunas promociones inmobiliarias tengan que derruirse ante la imposibilidad de encontrar compradores. ¡Nunca pudimos imaginar que la burbuja inmobiliaria llevara a los promotores a llevar cabo construcciones de venta imposible!
Si el mercado inmobiliario comienza a moverse y se cruzan operaciones, la economía empezará a recibir impulsos vitales, muy necesarios en un momento en el que el Banco de España califica de «más que grave» la recesión en la que nos adentramos. Un mercado inmobiliario no adecuado a la demanda sólo puede llevarnos a «japonizar» nuestra economía, a alargar en el tiempo la crisis y, lo que es peor, a unas expectativas nulas de creación de puestos de trabajo. Y esta iniciativa que, por el momento, sólo afecta a pisos de nueva construcción, debe arrastrar también al mercado de segunda mano. Los propietarios particulares deben, sin duda, sumarse a esta ola de bajada de precios en el convencimiento de que quedan tiempos muy duros para la economía española. Ahora más que nunca es necesario calcular lo que suponen los costes de mantenimiento, impuestos, gastos de comunidad...
Para lograr el impulso decisivo sería bueno alcanzar algún acuerdo con las entidades financieras para que los créditos hipotecarios vayan también a quienes no compren inmuebles de la propia entidad. No tiene ningún sentido la política actual cuando las entidades siguen teniendo importantes garantías de su clientela.
En los próximos meses y en medio de una fuerte inestabilidad en el sector financiero vamos a vivir momentos de vencimientos de volúmenes importantes de productos de renta fija. Es más que probable que muchos ahorradores desconfíen, ante el deterioro sufrido por el emisor, y desistan de prorrogar un año más su inversión. Es, sin duda, la ocasión para que el sector inmobiliario saque partido de esta situación. Nunca la llamada a la diversificación podrá resultar tan efectiva para este mercado.
Si el mercado inmobiliario comienza a moverse y se cruzan operaciones, la economía empezará a recibir impulsos vitales, muy necesarios en un momento en el que el Banco de España califica de «más que grave» la recesión en la que nos adentramos. Un mercado inmobiliario no adecuado a la demanda sólo puede llevarnos a «japonizar» nuestra economía, a alargar en el tiempo la crisis y, lo que es peor, a unas expectativas nulas de creación de puestos de trabajo. Y esta iniciativa que, por el momento, sólo afecta a pisos de nueva construcción, debe arrastrar también al mercado de segunda mano. Los propietarios particulares deben, sin duda, sumarse a esta ola de bajada de precios en el convencimiento de que quedan tiempos muy duros para la economía española. Ahora más que nunca es necesario calcular lo que suponen los costes de mantenimiento, impuestos, gastos de comunidad...
Para lograr el impulso decisivo sería bueno alcanzar algún acuerdo con las entidades financieras para que los créditos hipotecarios vayan también a quienes no compren inmuebles de la propia entidad. No tiene ningún sentido la política actual cuando las entidades siguen teniendo importantes garantías de su clientela.
En los próximos meses y en medio de una fuerte inestabilidad en el sector financiero vamos a vivir momentos de vencimientos de volúmenes importantes de productos de renta fija. Es más que probable que muchos ahorradores desconfíen, ante el deterioro sufrido por el emisor, y desistan de prorrogar un año más su inversión. Es, sin duda, la ocasión para que el sector inmobiliario saque partido de esta situación. Nunca la llamada a la diversificación podrá resultar tan efectiva para este mercado.
Fuente: finanzas.com
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