Brasil ha decidido endurecer las condiciones de entrada a los españoles. A partir del 2 de marzo, los turistas que viajen a este país deberán disponer de un billete con fecha de regreso confirmada, pasaporte con validez de al menos seis meses y demostrar que tienen medios económicos suficientes para su manutención durante su estancia (75 euros diarios como mínimo). Necesitarán además una reserva de hotel pagada o una carta de invitación firmada ante notario por una persona que resida en la ciudad de destino.
La medida, según el Gobierno de Dilma Rousseff, se ha establecido en reciprocidad con los requisitos que exige España a los turistas brasileños, en aplicación de las normas establecidas por la Unión Europea para acceder a los países del espacio Schengen, zona sin fronteras interiores que permite la libertad de movimientos. Pero solo se aplicará a los españoles, mientras que el resto de los ciudadanos de Schengen podrán seguir viajando al país simplemente con un pasaporte válido. ¿Se trata de una venganza por la inadmisión de viajeros brasileños en los aeropuertos españoles?
Brasil reconoce que el origen de la nueva normativa está en las tensiones bilaterales desatadas en 2008, cuando el Gobierno de Lula expresó formalmente su malestar por el notable aumento de denegaciones de entrada a sus ciudadanos en los aeropuertos de Barajas y El Prat. Muchos, además, aseguraron haber sido maltratados por la policía española. “Es una cuestión histórica. No hemos tenido ningún problema con ningún otro país del espacio Schengen, solo con España”, han admitido fuentes de la Embajada en Madrid.
En EL PAÍS estamos recopilando para un Vida&Artes casos de personas que hayan sido rechazadas en aeropuertos españoles o retenidas largo tiempo por la policía. No solo brasileños, sino de cualquier nacionalidad. Queremos saber si realmente las condiciones de entrada para ciudadanos de fuera de la UE en España son más duras que en el resto de los países de Schengen, pese a ser la cuarta potencia turística mundial. Y si aquí tratamos peor a viajeros de países turísticos emergentes, como Brasil o China, que a los de emisores tradicionales como Reino Unido, Francia o Alemania.
También estamos explorando la situación inversa: casos de españoles que hayan tenido problemas o hayan sido rechazados al viajar como turistas al extranjero. ¿Cómo nos reciben en otros países? ¿Cuáles son los más duros fuera del espacio Schengen, aparte de EE UU? También queremos saber si los nuevos requisitos impuestos por Brasil van a tener repercusiones: ¿Pensabas viajar a Brasil y lo estás reconsiderando por los nuevos requisitos? Y un último detalle: ¿Crees que la actual situación económica en España provocará un endurecimiento de las condiciones de entrada a naciones con menos paro?
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