Alimentos
Uno de los secretos está en las más de mil personas que trabajan en turnos que rotan las 24 horas. La fábrica de pan usa la última tecnología para cumplir su objetivo cada día. La empresa de supermercados española es como un reloj suizo.
Esta vez no es cuestión de magia, sino de trabajo y coordinación. Más de mil personas (entre operarios y camioneros) trabajan para producir las 300.000 barras de pan diarias que abastecen a 200 centros en Alicante, Murcia, Almería y Albacete.
Con este procedimiento, la marca de supermercados demuestra que lo suyo no es solo cuestión de suerte. Si hace unas semanas demostraron tener buen ojo con las redes sociales y el champú de caballo, ahora muestran que también lo hacen bien con las últimas tecnologías.
Para cumplir el objetivo un día sí y otro también, es necesario no cerrar la fábrica en ningún momento. Da igual que sean las dos de la tarde o las dos de la madrugada, en el centro logístico de San Isidro (Alicante) siempre hay alguien, como ha podido comprobar lasprovincias.es.
La máquina de última generación permite elaborar 200.000 barras normales y la mitad rústicas congeladas. El sistema que usa última tecnología consiste en un proceso complicado pero en el que los trabajadores solo tocan el pan para meterlo en cajas.
¿Con rodillo y horno?
Una docena de operarios vigilan constantemente que nada falle. Y es que la tecnología que se usa allí va más allá del rodillo y el horno de leña. Múltiples aparatos se enlazan entre sí y se encargan de que todo se haga solo.
Los silos climatizados almacenan la harina a –26ºC hasta que empieza el proceso. El primer paso es el detector de metales evita que en la masa se cuelen objetos peligrosos. Tras pasar por varias cintas en las que el pan se corta a las dimensiones fijadas, las barras se hornean durante 20 minutos antes de volver a congelarse.
Sin embargo, lo que ocurre en Alicante no es único. La empresa tiene fábricas similares en León, San Sadurní d'Anoia, Ciempozuelos, Antequera, Guadix, Huévar y Ribarroja del Turia.
Pocos conocen el secreto de Mercadona para crecer en años de crisis, aunque su presidente, Juan Roig, ha dado alguna pista: “la búsqueda permanente del céntimo”. Pero lo de la familia Roig es un no parar. Hace poco anunciaban que están pensando en ampliar su negocio a Italia y en unos días presentarán los esperados resultados de 2011.
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