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El padre del independentismo vasco y su hermano Luis la diseñaron, en 1894, sólo como estandarte de Vizcaya, pero otro sector del nacionalismo se la arrebató como bandera de todo el País Vasco a pesar de sus protestas y contra su voluntad
Día 21/02/2012 - 09.37h
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A principios de verano de 1894 se encontraba Luis Arana Goiri, en su caserío familiar, dibujando el escudo y una serie de leyendas para la fachada de la sociedad «Euskeldun Batzokija», cuya inauguración se iba a celebrar pocos días después en Bilbao. Su hermano Sabino, considerado padre del nacionalismo vasco, estaba junto a él haciendo unos garabatos en una hoja de papel, hasta que se volvió y le pregunto: «Mira Luis, ¿qué te parece este diseño de la bandera para Vizcaya, que concuerda con el escudo?».
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Luis Arana recordaba esta anécdota 40 años después, asegurando que le gustó el razonamiento de aquel dibujo esbozado por su hermano, al que inmediatamente le dio después una forma adecuada y los colores convenidos, para conformar la que mayoritariamente ha sido considerada como la primera ikurriña de la historia. Pero con una salvedad: Sabino Arana no concibió aquella bandera como la ikurriña, ni tenía la más mínima intención de que representara a todos los vascos.
Sin embargo, a las seis de la tarde del 14 de julio de 1894 se izaba dicha bandera en el mástil principal de la sociedad «Euskeldun Batzokija», en la calle Correo número 22 de Bilbao. Era el el primer acto colectivo del nacionalismo vasco y, por lo tanto, siempre se quiso considerar aquel momento como el primero en el que ondeo la ikurriña, aunque aún no fuera considerada como tal.
En 1932, Luis Arana aún explicaba cómo la lógica de lo que se llamó «bizkaitarrismo» –la corriente política promovida él y su hermano con el objetivo de que Vizcaya volviera a la situación anterior a la abolición de sus fueros, y que «El Imparcial» definía simplemente como «una nueva forma de antipático separatismo»– impedía a Sabino Arana proponer y diseñar ninguna bandera que representara a todo el País Vasco, tal y como explica el mismo Iñaki Inasagasti, diputado del PNV entre 1986 y 2004, en su blog. Esa asimilación o usurpación se produjo con los años, porque Sabino, como vizcaíno antes que vasco por aquella época, a pesar de ser el impulsor del nacionalista, sólo podía pensar en una bandera para Vizcaya.
Símbolo de la «Gamazada»
Aún hay una pequeña corriente nacionalista que incluso considera un diseño esbozado algunos meses antes como la primera ikurriña. En concreto, el realizado por los hermanos Arana en el Café Iruña de Pamplona, el 18 de febrero de 1894, con motivo de la asistencia de un grupo de vizcaínos a la famosa «Gamazada». Es decir, que Luis y Sabino tan solo buscaban un estandarte con el que representar a Vizcaya durante aquel movimiento popular surgido en Navarra para evitara, como lo hicieron, que el ministro de Hacienda del Gobierno de Sagasta, Germán Gamazo, suprimiera el régimen fiscal especial de Navarra.
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Esta primara bandera consistía en una cruz de San Andrés roja sobre un fondo blanco que fue bordada por Juana Irujo, la esposa de Estanislao Aranzadi, para ser portada en Castejón (Navarra) contra Gamazo. Una bandera que, además, contaba con una leyenda escrita en vasco que decía: «Dios y Fueros. Los vizcaínos saludan a los navarros».
Sin embargo, Luis Arana, coautor de ambas versiones, la de febrero y la julio de 1894, siempre desmintió y protestó contra el hecho de que los nacionalistas insistieran en que «su ikurriña» se convirtiera en la bandera de todos los vascos. Y alzó la voz contra estos fines tanto antes como después de que la muerte de su hermano Sabino, en 1903, a los 38 años, a causa de la enfermedad de Addison. Una enfermedad también conocida como el «mal de las heces de piedra», en cuyos desvaríos algunos historiadores han visto la causa del viraje españolista que Sabino dio al final de su vida, pidiendo a sus correligionarios, incluso, que «reconozcan y acaten la soberanía española», antes de «exponerles el programa completo de un nuevo partido vasco, que sea a la vez español», como escribió en un artículo publicado en el semanario «La Patria», el 22 de junio de 1902.
Quejas, sin éxito
«Era la bandera de Bizkaya que se la conoce con el nombre de la bicrucífera, porque lleva la cruz blanca de nuestra fe cristiana y la cruz verde de San Andrés», insistía Luis Arana en varios escritos a principios del siglo XX, sin que los otros nacionalistas vascos le hiciera el más mínimo caso. La propia dinámica del independentismo vasco hizo que los nacionalistas asumieran esta bandera vizcaína de los Arana como la de toda la comunidad, primero de manera natural y, a partir de 1916, de manera explícita, «por ser la primera bandera vasca y por ser la que Sabino alzó», decían.
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Pero Luis Arana seguía negándose a que también el boceto de febrero se considerara también la bandera de los vascos, defendiendo en diferentes periódicos que, «para que a los patriotas vascos no los hagan comulgar con ruedas de molino los que debían mostrarse escrupulosos en este asunto de las banderas nacionalistas vascas, voy a deshacer el error de los que creen que esa misma bandera u otra análoga enarbolara mi hermano Sabino cuando fuimos a Navarra por la famosa Gamazada». Aquella bandera no fue «la bicrucífera todavía no ideada», sino la que «consistía en una cruz roja de San Andrés sobre fondo blanco, por un lado, ostentando una inscripción en euskera y español alusiva al acto».
Nadie hizo casi al mayor de los hermanos Arana, que en 1931 volvió a levantar una protesta formal cuando los nacionalistas propusieron su ikurriña como la bandera oficial de todos los vascos. Y volvió a subrayar que ellos la habían concebido únicamente como la bandera de Vizcaya, y que para el País Vasco debían inventarse otra.
Lo cierto es que tanto Luis como Sabino Arana hicieron bocetos de banderas para otros territorios vascos, pero no llegaron a tener tanta difusión como la de Vizcaya, que, en 1936, se adoptó finalmente como la bandera oficial de Euskalerría y se permitió su uso libre.
Pero sólo duró unos meses. Tras el golpe de Estado de Franco fue ilegalizada y durante la dictadura franquista su exhibición fue duramente perseguida.
Fuente: ABC.es
Fuente: ABC.es
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