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jueves, 23 de febrero de 2012

España mira a su crisis

Muchos restaurantes esperan ansiosos la llegada de clientes.
(Foto Jesús Hdez.)
Publicado el 02-23-2012

Especial desde Barcelona 

Por Jesús Hernández
DIARIO LAS AMERICAS

No hay otro tema más importante que el desempleo y el encarecimiento de la vida. España mira a su nuevo presidente, Mariano Rajoy, con grandes esperanzas pero sin seguridad que el cambio para bien venga pronto. Aseveración que rápidamente percibimos cuando conversamos con el pueblo que acude a parques y café a ver el día pasar.

“Sigo sin entender porqué llegamos a esta crisis”, manifestaba Julio Gil, un barcelonés padre de familia, 40 años de edad y 14 meses en busca de empleo. “Ya sé que hay crisis internacional. Que la banca cometió errores y la burbuja inmobiliaria hizo daño. Pero España está peor. Algo muy mal hicimos”, expresaba.

“Algo tan mal como la falta de conexión entre la economía financiera y social, el gasto público desmesurado y el caldo de cultivo dado por unos beneficios generales que necesitan un sistema económico y productivo más avanzado”, explicaba Miguel Naranjo, economista de profesión pero igualmente desempleado.

El país ibérico registraba 8.7 % en desempleo, unos meses después de la gestión gubernamental de José María Aznar, hacia el año 2005. Hoy la temida estadística asciende a 22.8 tras la culminación del gobierno encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero.

Asimismo, el sector más afectado resulta ser la fuerza laboral joven. El 48.6% de los desempleados están comprendidos entre los 21 y 35 años de edad. Una peligrosa estadística que pudiera disparar otras consecuencias como inapetencia social y delincuencia.

“Zapatero gastó miles de millones sin pensar en la deuda”, opinaba Marisa Valenzuela, empleada medio día en un café en pleno centro urbano en Barcelona. Un restaurante que espera ansioso la llegada de clientes.

“Estoy muy de acuerdo con las buenas leyes que cubren las necesidades sociales y el servicio médico pero no siempre podemos gastar libremente. Hay que pensarlo mejor”, declaraba.

Gastos muy específicos como la flexibilidad del presupuesto fiscal y una política económica que distaba de la realidad nacional, dada por la caída global del PIB y un déficit del 9.4 por ciento. Todo esto dentro del marco de la llamada crisis mundial y un aumento al impuesto a la venta en dos puntos, hasta el 18%, que causó gran polémica e impopularidad.

“Súmale la corrupción en cualquiera de sus manifestaciones”, añadía Marisa. “Malgastar el presupuesto público en fiestas o asuntos personales es corrupción”, sentenciaba.

Los efectos de la crisis se manifiestan igualmente en el bienestar de la familia. Muchas no suelen cenar en restaurantes o disfrutar de vacaciones como solían hacer antes, comer carne de pollo o res todos los días o incluso mantener la vivienda a una temperatura adecuada.

“Me da vergüenza regresar a casa”, comentaba Miguel, el economista desempleado. “Mi mujer trabaja y gana 1,000 euros al mes (unos 1.320 dólares al mes) pero yo no encuentro empleo. Tenemos dos hijos que atender, una hipoteca por 700 y yo apenas recibo 400 euros (528 dólares) por mes”, ampliaba. Suma y resta que apenas alcanza para comer lo imprescindible en un país donde los precios de la canasta básica van al alza.

No obstante, el nuevo gobierno español proyecta implantar una reforma laboral que estimule el ahorro al capital privado y la subsiguiente creación de empleos. Una modificación que establece una indemnización de 33 días y 24 mensualidades por año trabajado para el empleado estable y acaba con el ordinario de 45 días y otras tantas mensualidades, entre otros cambios secundarios.

“Mi hermano se ha ido a Francia a trabajar”, comentaba el barcelonés padre de familia, Julio Gil. “Llevaba un año y medio en busca de empleo. Encontró trabajo con los franceses y le manda dinero a la mujer que sigue aquí en España”, ampliaba.

De hecho, el hermano de Julio forma parte de la nueva emigración española. Según un informe de la agencia internacional de recursos humanos Adecco, más de 300.000 españoles han emigrado en busca de trabajo a países como Argentina, Francia o Alemania, entre otros destinos iberoamericanos y europeos.

“Creo que tomará algún tiempo arreglar las cosas”, comentaba Julio. “Tengo fe que lo haremos. Los españoles hemos superado problemas mayores”, concluía.

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