El despliegue en el Estado natal del presidente Felipe Calderón es el mayor desde 2009
Luis Prados México 3 FEB 2012 - 20:04 CET
El Gobierno mexicano ha enviado 4.000 soldados más para reforzar la seguridad en el Estado de Michoacán (centro oeste del país), patria chica del presidente Felipe Calderón y territorio donde domina el cartel de narcotraficantes Los Caballeros Templarios. El contingente militar, formado por más de 150 vehículos, llegó la noche del miércoles a Morelia, la capital del Estado, y se desplegó al día siguiente por la región de Tierra Caliente, una zona montañosa al oeste, muy golpeada por la violencia en las últimas semanas.
Este despliegue militar es el más grande en Michoacán desde julio de 2009, cuando llegaron más de 5.000 soldados y policías federales en uno de los primeros operativos de seguridad conjuntos con las autoridades federales para combatir al crimen organizado. Según el diario Milenio, la llegada de los militares hizo que las redes sociales difundieran rumores sobre supuestas amenazas del narco a ayuntamientos y comerciantes, desatando la psicosis entre éstos, que cerraron sus negocios en varias localidades. Más de 50 personas murieron el mes pasado en Michoacán en diversos enfrentamientos entre las bandas criminales y los agentes del orden.
Michoacán es un Estado productor de marihuana y en los últimos tiempos también de metanfetamina, y cuyo puerto de Lázaro Cárdenas se ha convertido en un punto clave en el trasiego de drogas al norte. El cartel de Los Caballeros Templarios ha reemplazado a La Familia Michoacana sembrando el terror en el Estado. Dirigidos por un maestro de escuela, Servando Gómez Martínez, alias la Tuta, los templarios tienen una inspiración sectario-religiosa y utilizan símbolos medievales. Pretenden tener arraigo social y han llegado a promover manifestaciones de protesta en algunas localidades exigiendo la salida de la policía federal. Durante la campaña electoral del pasado noviembre para elegir nuevo gobernador asesinaron a un alcalde y obligaron a renunciar bajo amenazas a decenas de candidatos locales. La narcoviolencia se ha cobrado más de 2.000 vidas en Michoacán desde el año 2006.
Fuente: EL PAÍS.com
Este despliegue militar es el más grande en Michoacán desde julio de 2009, cuando llegaron más de 5.000 soldados y policías federales en uno de los primeros operativos de seguridad conjuntos con las autoridades federales para combatir al crimen organizado. Según el diario Milenio, la llegada de los militares hizo que las redes sociales difundieran rumores sobre supuestas amenazas del narco a ayuntamientos y comerciantes, desatando la psicosis entre éstos, que cerraron sus negocios en varias localidades. Más de 50 personas murieron el mes pasado en Michoacán en diversos enfrentamientos entre las bandas criminales y los agentes del orden.
Michoacán es un Estado productor de marihuana y en los últimos tiempos también de metanfetamina, y cuyo puerto de Lázaro Cárdenas se ha convertido en un punto clave en el trasiego de drogas al norte. El cartel de Los Caballeros Templarios ha reemplazado a La Familia Michoacana sembrando el terror en el Estado. Dirigidos por un maestro de escuela, Servando Gómez Martínez, alias la Tuta, los templarios tienen una inspiración sectario-religiosa y utilizan símbolos medievales. Pretenden tener arraigo social y han llegado a promover manifestaciones de protesta en algunas localidades exigiendo la salida de la policía federal. Durante la campaña electoral del pasado noviembre para elegir nuevo gobernador asesinaron a un alcalde y obligaron a renunciar bajo amenazas a decenas de candidatos locales. La narcoviolencia se ha cobrado más de 2.000 vidas en Michoacán desde el año 2006.
Fuente: EL PAÍS.com
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