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lunes, 27 de febrero de 2012

Art Jaén.- Desnudos como el espíritu


Marc Montijano sorprendió a los
viandantes con una performance,
 con desnudos al aire libre, sobre
 la evolución del ser humano.
 José Poyatos
Nuria Fernández /Jaén
Marc Montijano crea ambientes para transmitir sensaciones. Con unos elementos 'a priori' agresivo pero con un gran calado espiritual, el artista, descendiente de jiennenses, provocó emociones entre los asistentes, asombrados e intrigados con la 'performance' Metamorfosis.

Empezó con la pintura, pero las manifestaciones artísticas de Marc Montijano siempre han estado muy ligadas a su concepción de la espiritualidad, por lo que la evolución hacia las 'performance' en las que manifiesta una sensibilidad similar a la que invocan sus cuadros, fue natural. 
 
Su obra trata precisamente la evolución pausada del ser humano hacia realidades particulares, propias e íntimas. Individuales pero, al mismo tiempo, compartidas por toda la especie.

Ayer llevó un pedazo de su trabajo hasta la Plaza de Santa María, donde cuatro modelos “representaron” Tempos fugit, un episodio de su serie Metamorfosis, en la que trabaja desde hace años con lo mínimo.  “Mis pinturas eran muy simbólicas. Las últimas son prácticamente blancas. Iba quitando elementos para que significaran con lo mínimo. No hace falta mucho para transmitir belleza. También en ellas utilizaba las cuerdas”, explicó Montijano a Diario JAEN. Se trata de las mismas sogas que sujetan a los protagonistas de sus hombres y mujeres al suelo y que simbolizan las ataduras que impiden a las personas seguir su camino. Las que el artista utiliza en sus obras son anónimas, con el fin de que toda la sociedad pueda sentirse identificada con ellas. Para conseguirlo usa capuchones que, junto a la soga, despiertan la inquietud de los viandantes. Ello, en los cuerpos desnudos de los modelos, advierten sobre la tortura, pero no se trata de un tormento físico, sino mental y natural, el que experimenta el “hombre embrutecido” durante los cambios necesarios en su trayectoria vital, tal como se sinceró el propio artista. “Se trata de una evolución interior. En Metamorfosis se ve a las personas por dentro”, manifiesta.

El estado evolutivo que se representó ayer junto al imponente templo de Vandelvira hacía referencia al último paso, con los sujetos ya de pie, lejos del amarre de la soga, pero, quizá, más cerca de la muerte. Está basado en la idea del “tempos fugit”, idónea para representar junto a un templo renacentista cargado de cuadros barrocos que incluyen la misma idea en sus leyendas. Anima a las gentes al cambio ante la caducidad del tiempo. “Somos demasiado destructivos, consumistas, y eso nos hace perder mucho tiempo”, dio a entender el autor durante la entrevista.

Confesó también estar temeroso de la reacción de los jiennenses ante la “performance”, llamativa, a primera vista, por los motivos que la componen, y por estar junto a un templo religioso, pero reconoció que la respuesta fue excelente. “Todo el mundo se detenía respetuoso, interesado e incluso hacían preguntas”, dijo satisfecho. Lejos de buscar la provocación, consideró el espacio por su carga espiritual, acorde con el significado que pretende aportar a lo que hace. Muchos padres de familia que pasaban la mañana de domingo con sus hijos se detuvieron a contemplar la obra sin escándalo, lo que para Montijano es una muestra de la predisposición existente al arte contemporáneo en la ciudad. Sabe que es difícil captar todo el simbolismo de su obra, pero cree firmemente que siempre significa: “Metamorfosis, en realidad, es mi lenguaje con el que construyo ambientes a través de los que quiero transmitir sensaciones, y creo que se producen”, sostiene el creador.

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