“Lo que hago es atacar las emociones de los lectores. Se me considera un escritor de horror, pero soy básicamente un doctor en emociones. Si apagan las luces y tienen miedo, entonces he ganado.”
Stephen King
Reportaje de Javier Pérez Campos, mayo 2010
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No puede hacerse un estudio de la literatura de terror, por poco exhaustivo que sea, sin mencionar a Stephen King. Es más, creo que muchos psiquiatras le deben un favor por ser, sin duda, el padre adoptivo de la coulrofobia, entre otras muchas fobias. Al fin y al cabo, no exageraría si dijera que muchos de los miedos actuales han sido explotados por el rey del terror.
El coco, los extraterrestres, la mano huesuda que asoma bajo la cama, los fantasmas, los golpes en esa pared que, casualmente, da al piso abandonado donde, años atrás, se cometió un crimen atroz… ¿Y qué me dicen de esa habitación de hotel donde nadie parece querer pernoctar?
Pues bien, King ha escrito sobre todo esto, y esa es la prueba de que él es, en sí mismo, un arquetipo del horror, un icono moderno de los terrores del S.XXI…
Breve biografía del rey de la Danza Macabra.
Stephen Edwin King nació en Portland y fue abandonado por su padre cuando tenía 2 años. Es por ello que su madre tuvo que cuidarlo, junto a su hermano, a base de gran trabajo y esfuerzo por los escasos recursos de los que disponían.
El propio King narra en su magnífico ensayo “Danza Macabra” (Ed. Valdemar) que descubrió su vocación de escritor de novelas de terror una tarde en casa de su tía, cuando tenía 13 años…
Allí, en un viejo desván polvoriento donde su madre había guardado en cajas la mayor parte de los recuerdos con su marido, descubrió una serie de novelas de terror y misterio, entre ellas, una recopilación del gran H. P. Lovecraft.
Y como bien puede observarse en el citado y recomendable ensayo “Danza Macabra”, King fue empapándose a lo largo de los años de toda la literatura, cine y producción en los medios de comunicación referente al horror.
Estudió Filología Inglesa en la Universidad de Maine, y mientras tanto tuvo que realizar trabajos a media jornada para pagar sus estudios.
Al terminar sus estudios, King compaginó la enseñanza de literatura con la escritura de relatos breves que aparecían publicados, generalmente, en revistas para adultos. Aunque también coleccionó una gran cantidad de cartas de rechazo de las editoriales que, años después, acabarían dándose golpes contra el suelo por no haber publicado al que sería considerado el mejor escritor de novela de terror moderna.
Y es que, si alguien merece el éxito, ese es Stephen King, porque no lo tuvo nada fácil. Vivía en una caravana, y sus grandes dificultades para afrontar el día a día facilitaron su adicción al alcohol y a ciertas drogas, que posteriormente acabaría abandonando.
Gran parte autobiográfica del autor también la encontramos en otra de sus fantásticas obras, “Mientras escribo” (Ed. Debolsillo). En ella nos habla sin tapujos de su vida y su lucha por convertirse en lo que es hoy. Y uno de los factores más importantes en su vida fue, sin la menor duda, Tabitha King, su esposa. Cuando King tenía escrita gran parte de su primera novela, decidió tirarla a la basura porque no la consideraba suficientemente buena. Tabitha descubrió allí el manuscrito, y tras leerlo, animó a su marido a que continuara escribiéndolo. Finalmente, aquel manuscrito fue terminado y publicado meses después como su primera novela, titulada “Carrie”. Vendió 4 millones de ejemplares, siendo su primera novela, y fueron comprados sus derechos para realizar la película que lleva el mismo nombre, del reconocido director Brian de Palma. La película fue un gran éxito que hizo aumentar, a su vez, el éxito de la novela…
Quizá la clave del éxito de King sea que concibe el terror como una danza macabra, como un arte que consigue pulsar nuestros “puntos de presión fóbica”:
Además, King nos plantea también una pregunta que, hasta el momento, parece no tener una respuesta clara y satisfactoria… Una pregunta inteligente y curiosa que, quizá, le haga ver las cosas de un modo diferente. La pregunta es: ¿Por qué hay personas dispuestas a pagar a cambio de sentirse extremadamente incómodas?
Richard Bachman y el cáncer de pseudónimo.
El coco, los extraterrestres, la mano huesuda que asoma bajo la cama, los fantasmas, los golpes en esa pared que, casualmente, da al piso abandonado donde, años atrás, se cometió un crimen atroz… ¿Y qué me dicen de esa habitación de hotel donde nadie parece querer pernoctar?
Pues bien, King ha escrito sobre todo esto, y esa es la prueba de que él es, en sí mismo, un arquetipo del horror, un icono moderno de los terrores del S.XXI…
Breve biografía del rey de la Danza Macabra.
- “Quizá papá y mamá no sean capaces de encontrar tiempo suficiente para ayudar a sus pequeños a hacer los deberes a para leerles un cuento por las noches (mejor que vean la tele, la tele es una gran compañera, cuenta muchas historias; que vean la tele), pero se toman grandes esfuerzos en desacreditar al viejo Papá Noel y demás maravillas, como los zahoríes y las artes adivinatorias”.
Stephen King
El propio King narra en su magnífico ensayo “Danza Macabra” (Ed. Valdemar) que descubrió su vocación de escritor de novelas de terror una tarde en casa de su tía, cuando tenía 13 años…
Allí, en un viejo desván polvoriento donde su madre había guardado en cajas la mayor parte de los recuerdos con su marido, descubrió una serie de novelas de terror y misterio, entre ellas, una recopilación del gran H. P. Lovecraft.
Estudió Filología Inglesa en la Universidad de Maine, y mientras tanto tuvo que realizar trabajos a media jornada para pagar sus estudios.
Al terminar sus estudios, King compaginó la enseñanza de literatura con la escritura de relatos breves que aparecían publicados, generalmente, en revistas para adultos. Aunque también coleccionó una gran cantidad de cartas de rechazo de las editoriales que, años después, acabarían dándose golpes contra el suelo por no haber publicado al que sería considerado el mejor escritor de novela de terror moderna.
Y es que, si alguien merece el éxito, ese es Stephen King, porque no lo tuvo nada fácil. Vivía en una caravana, y sus grandes dificultades para afrontar el día a día facilitaron su adicción al alcohol y a ciertas drogas, que posteriormente acabaría abandonando.
Gran parte autobiográfica del autor también la encontramos en otra de sus fantásticas obras, “Mientras escribo” (Ed. Debolsillo). En ella nos habla sin tapujos de su vida y su lucha por convertirse en lo que es hoy. Y uno de los factores más importantes en su vida fue, sin la menor duda, Tabitha King, su esposa. Cuando King tenía escrita gran parte de su primera novela, decidió tirarla a la basura porque no la consideraba suficientemente buena. Tabitha descubrió allí el manuscrito, y tras leerlo, animó a su marido a que continuara escribiéndolo. Finalmente, aquel manuscrito fue terminado y publicado meses después como su primera novela, titulada “Carrie”. Vendió 4 millones de ejemplares, siendo su primera novela, y fueron comprados sus derechos para realizar la película que lleva el mismo nombre, del reconocido director Brian de Palma. La película fue un gran éxito que hizo aumentar, a su vez, el éxito de la novela…
Quizá la clave del éxito de King sea que concibe el terror como una danza macabra, como un arte que consigue pulsar nuestros “puntos de presión fóbica”:
“El buen cuento de horror avanza bailando hasta alcanzar el centro de su vida y encontrará la puerta a esa estancia cuya existencia creía usted que nadie más conocía.”
Richard Bachman y el cáncer de pseudónimo.
Si Tabitha King fue un personaje realmente importante en la vida de Stephen King, Richard Bachman no pudo ser menos.
Bachman publicó 6 novelas y aseguraba ser un granjero que escribía de noche, cuando las vacas lo dejaban dormir porque padecían de insomnio crónico. Además, afirmaba haber perdido a un hijo que murió ahogado en un estanque a los 6 años.
King llegó a tener varios litigios con Bachman, e incluso se retaron a escribir una novela utilizando a los mismos personajes; el resultado, “Desesperación” (Ed. Debolsillo), de Stephen King y “Posesión” (Ed. Debolsillo), de Richard Bachman. Ésta última tenía un toque mucho más macabro y brutal que hacía a los críticos diferenciar claramente a un autor del otro.
Incluso, al morir Bachman, hubo un gran litigio cuando su esposa, al buscar entre las cajas de pertenencias de su marido, encontró un viejo manuscrito sin publicar: “Misery” (que posteriormente se convertiría en una película de gran éxito y ganadora del oscar a Mejor Actriz por el magnífico trabajo de Kathy Bates). La cuestión es que, no sabemos cómo, Stephen King se hizo con ese manuscrito y consiguió publicarlo con su nombre. El resultado fue una increíble disputa entre la pobre viuda de Bachman y el canalla de King, que le había robado a un difunto.
Y cuando los más sesudos críticos habían destacado las grandes diferencias entre estos dos escritores, King destapó el fraude… Richard Bachman no había sido, ni más ni menos, que su propio pseudónimo. De ahí que la causa muerte del escritor, en 1985, fuera “cáncer de pseudónimo, una extraña manifestación de la esquizofrenia”.
Recientemente se publicó una novela póstuma de Bachman, “Blaze” (Plaza y Janés, 2007), que resultó un guiño bastante agradecido por todos los Lectores Constantes de King.
Otro guiño a sus lectores fue la publicación de “La mitad oscura” (Ed. Debolsillo), donde el protagonista es un escritor serio y formal que se crea un pseudónimo para poder escribir thrillers sangrientos y retorcidos, y pronto acaba siendo eclipsado por su propio pseudónimo y se convierte en un asesino sanguinario…
Finalmente, King declaró que creó el pseudónimo porque le preocupaba que la razón de vender tantos libro no fuera que éstos resultaran buenos, sino que en su portada apareciera escrito su nombre. Además, declaró que “Bachman era a quien yo recurría cuando tenía que desahogarme”.
Autobiografías del terror: filias y fobias.
Bachman publicó 6 novelas y aseguraba ser un granjero que escribía de noche, cuando las vacas lo dejaban dormir porque padecían de insomnio crónico. Además, afirmaba haber perdido a un hijo que murió ahogado en un estanque a los 6 años.
King llegó a tener varios litigios con Bachman, e incluso se retaron a escribir una novela utilizando a los mismos personajes; el resultado, “Desesperación” (Ed. Debolsillo), de Stephen King y “Posesión” (Ed. Debolsillo), de Richard Bachman. Ésta última tenía un toque mucho más macabro y brutal que hacía a los críticos diferenciar claramente a un autor del otro.
Incluso, al morir Bachman, hubo un gran litigio cuando su esposa, al buscar entre las cajas de pertenencias de su marido, encontró un viejo manuscrito sin publicar: “Misery” (que posteriormente se convertiría en una película de gran éxito y ganadora del oscar a Mejor Actriz por el magnífico trabajo de Kathy Bates). La cuestión es que, no sabemos cómo, Stephen King se hizo con ese manuscrito y consiguió publicarlo con su nombre. El resultado fue una increíble disputa entre la pobre viuda de Bachman y el canalla de King, que le había robado a un difunto.
Y cuando los más sesudos críticos habían destacado las grandes diferencias entre estos dos escritores, King destapó el fraude… Richard Bachman no había sido, ni más ni menos, que su propio pseudónimo. De ahí que la causa muerte del escritor, en 1985, fuera “cáncer de pseudónimo, una extraña manifestación de la esquizofrenia”.
Recientemente se publicó una novela póstuma de Bachman, “Blaze” (Plaza y Janés, 2007), que resultó un guiño bastante agradecido por todos los Lectores Constantes de King.
Otro guiño a sus lectores fue la publicación de “La mitad oscura” (Ed. Debolsillo), donde el protagonista es un escritor serio y formal que se crea un pseudónimo para poder escribir thrillers sangrientos y retorcidos, y pronto acaba siendo eclipsado por su propio pseudónimo y se convierte en un asesino sanguinario…
Finalmente, King declaró que creó el pseudónimo porque le preocupaba que la razón de vender tantos libro no fuera que éstos resultaran buenos, sino que en su portada apareciera escrito su nombre. Además, declaró que “Bachman era a quien yo recurría cuando tenía que desahogarme”.
Autobiografías del terror: filias y fobias.
Una de las preguntas que más veces ha contestado King a lo largo de su carrera es: “¿Qué te da miedo?”. Sin duda, es una gran pregunta… ¿Qué asusta a un escritor de terror?
Probablemente, todo aquello sobre lo que escribe. Él siempre ha contestado que teme a cosas habituales, como la oscuridad, las serpientes, los funerales, el número 13... Pero, ante todo, tiene miedo a la delgada línea que separa al bien del mal; ese resorte que salta en determinadas personas convirtiéndolos en auténticos monstruos humanos.
Sin duda alguna, uno de los momentos que lo marcó como escritor fue el accidente de tráfico que sufrió, y que sería plasmado posteriormente de forma casi constante en el resto de sus obras. Todo ocurrió el 19 de junio de 1999, cuando King fue atropellado por un camión mientras caminaba por el arcén de una carretera. Posteriormente, el conductor de aquella camioneta declaró que estaba distraído por su Rottweiler, que iba en el asiento de atrás. Aquello trajo una serie de extrañas consecuencias, como que el abogado de Stephen King tuviera que comprar aquella furgoneta por 1.500 dólares, para evitar que ésta pudiera ser subastada como “La furgoneta que atropelló a Stephen King”.
La residencia de Stephen King |
Pero más curioso es que, mucho antes de su accidente, King ya había escrito sobre ello… En “Misery”, por ejemplo, donde el protagonista es atropellado por un coche o en “Apocalipsis”.
Otros de los temores que aparecen reflejados en sus libros es, por ejemplo, el terror a los fans. Y todo tiene un por qué.
En una firma de libros, se le acercó un hombre de constitución ancha, con unas gafas oscuras y, por supuesto, con uno de sus libros en la mano… Cuando King le preguntó por su nombre, éste le contestó: Mi nombre es Mark David Chapman. Días después, este hombre asesinó a John Lennon tras varios disparos. En ese momento, en su bolsillo guardaba “El guardián entre el centeno”, del gran J. D. Salinger.
(Foto izquierda) Imagen que se difundía junto a las novelas de Richard Bachman. (Foto derecha) Mark David Chapman |
Algo así ocurrió con una obra de King, “Rabia” (Ed. Debolsillo), que narra cómo un joven perturbado decide secuestrar una escuela a punta de pistola. A principios de los 90, hubo una “oleada” de estudiantes que habían llevado a cabo un secuestro similar al que se describe en el libro. Lo peor de todo es que la mayoría de los imputados aseguraban haber leído la novela “Rabia”, que originalmente se publicó con el pseudónimo de Richard Bachman.
Así, King hizo retirar de todas las librerías del mundo la novela, y en un comunicado anunció que se arrepentía mucho de haber escrito dicha novela por las consecuencias que había provocado.
Pero volvamos al fenómeno fan, ese que tanto aterra a King… La prueba más obvia se encuentra en la novela “Misery”, que narra cómo un escritor es atormentado por “su fan número 1”, Annie Wilkes. En dicha obra, el escritor tiene que escribir con una máquina de escribir a la que le falta la letra N; no es casualidad que King, en sus primeros relatos y a falta de dinero, tuviera que utilizar una máquina de escribir a la que le faltaba, como no podía ser de otra forma, la letra N. Recientemente, King publicó un magnífico relato sobre la locura titulado “N”, en la antología “Después del anochecer” (Ed. Plaza y Janés).
Otra muestra del temor a los fans la encontramos en la reciente “La historia de Lisey” (Ed. Plaza y Janés), cuya protagonista también es atormentada por un fan enloquecido.
Un hecho que pudo aumentar el terror de King a los fans ocurrió cuando una tarde en la que solo se encontraba en casa su esposa Tabitha, un fan enloquecido se coló por la ventana y entró gritando que tenía una bomba atada a su cintura. Por fortuna, aquello no fue cierto y pronto fue reducido y detenido por la policía.
Una gran parte autobiográfica de Stephen King se encuentra en la novela “El resplandor” (Ed. Debolsillo), concretamente en el personaje de Jack Torrance. En aquel momento, King estaba intentando alejarse del alcohol y las drogas, y sufrió muchos de los momentos que aparecen tanto en la novela, como en las posteriores adaptaciones cinematográficas, tanto en la homónima de Stanley Kubrick (con la que King, todo hay que decirlo, no quedó muy conforme), como en la versión de Mick Garris, que refleja mucho mejor el verdadero espíritu de la novela.
La verdadera historia de “El resplandor” comienza en 1974, cuando King sufre el famoso bloqueo de escritor y decide marcharse a un lugar remoto y evocador donde poder retomar la escritura. En un gran mapa de los EE.UU, elige el Hotel Stanley, en las montañas rocosas de Colorado y, además, en temporada baja, durante el invierno, cuando apenas hay huéspedes. Por las noches sale de su habitación y pasea por los largos y angostos pasillos del hotel, mientras imagina historias de fantasmas que corren por la moqueta del hotel. Y, además, nota algo verdaderamente extraño en el ambiente. Días después le contarán en la recepción que el hotel tiene fama de estar encantado, y que muchos de los huéspedes habían tenido extrañas visiones (Más información en mi artículo: “Estancias marcadas”).
King escribió gran parte de “El resplandor” en la habitación 217, que pasaría a ser, sobre el papel, la habitación maldita del Hotel Overlook.
Sin duda alguna, la estancia en dicho hotel lo dejó marcado, pues no solo escribió “El resplandor”, sino también “1408”, un relato breve sobre una habitación de hotel encantada. (Tampoco es casualidad que si suman 1+4+8, el resultado sea 13, justo ese número que asusta a King).
Las profecías de King.
Un tema que también suele salir a relucir en las entrevistas a King, es su capacidad de visualizar imágenes que, posteriormente, han acabado sucediendo.
Por ejemplo, en la novela “El fugitivo” (Ed. Debolsillo) se nos narra de forma magistral cómo un avión se estrella contra un descomunal rascacielos. La narración del momento nos remite, sin duda, a una imagen clavada ya para siempre en el inconsciente colectivo… La imagen de ese avión que choca contra una de las torres gemelas, haciendo vibrar por completo a la ciudad de Nueva York…
Otra de las “profecías” del rey del terror es la de la famosa gripe que, hace unos meses, tenía atemorizada a la población. La novela en cuestión fue publicada en 1990, y aunque su título ha ido cambiando de forma constante, actualmente es conocida como “Apocalipsis” (Ed. Debolsillo). En esta obra, una gran epidemia de gripe, conocida como “Gripe Súper-A” atemoriza a la población causando auténticos estragos.
Su última “profecía” fue escrita en la antología “Después del anochecer”, donde, después de un relato breve que trata de un hongo nuclear que se extiende sobre la ciudad de Nueva York, explica:
“Este relato lo soñé, y el sueño tuvo bastante realismo documental; me desperté con el corazón acelerado, pensando: Esto puede ocurrir. Y tarde o temprano, casi con toda certeza, ocurrirá. Este relato fue más dictado que ficción.”
Curiosidades, cifras y últimas noticias…
Una de las obras mayúsculas más reconocidas por los lectores de King es “La torre oscura” (Ed. Plaza y Janés), una saga que cuenta con 7 números y millones de lectores. Además, existe incluso una serie de comics (“El nacimiento del pistolero”, “El largo camino a casa” y “Traición” [Ed. Debolsillo]) tan recomendable como las novelas originales.
Y lo más interesante es que muchos de los personajes de sus novelas, aparecen interconectados, no solo entre diversas novelas (los protagonistas de alguna novela, aparecen en otras como personajes secundarios, o que simplemente pasan por allí), sino también con la saga de “La torre oscura”. Por ejemplo, varios de los personajes que aparecen en distintas novelas, aparecen en su famosa saga, en ocasiones, con mayor protagonismo.
Y es que las novelas de King muestran una gran interconexión, y “La torre oscura” podría ser la columna vertebral de toda su obra. El por qué de ciertas cosas que en algunas novelas no se explican, o el origen de ciertos monstruos o extraños seres cuya procedencia en las novelas es también desconocida, tiene su explicación en “La torre oscura”.
En esta saga incluso él mismo aparece como personaje al que acuden varios protagonistas de la novela a pedirle y animarle a que siga escribiendo sobre sus destinos. La razón de esto es que estuvo a punto de dejar sin finalizar esta saga, debido a que la gran magnitud que había alcanzado lo había desbordado.
Y lo más interesante: consigue crear mayor tensión con el elemento humano que con el sobrenatural…
Finalmente, a modo de cierre, me gustaría que observaran las siguientes cifras. Creo que hablan por sí solas:
- Stephen King llegó a tener 5 libros a la vez en la lista de los más vendidos del New York Times.
- Ha publicado más de 75 novelas y antologías.
- Existe más de un centenar de libros que analizan, estudian y hablan de Stephen King.
- Se han realizado más de 50 películas basadas en historias de King.
- Ha vendido más de 300 millones de libros, sus novelas se han traducido a más de 30 idiomas.
- Recibe el 50% de los beneficios de sus obras.
- Según la revista Forbes, los ingresos de Stephen King en 2008 fueron de 45 millones de dólares.
¿No es impresionante?
Estos son solo algunos misterios que envuelven al rey del misterio y que son tan interesantes como gran parte de sus obras. Ahora, la recomendación no puede ser otra que hacerse con alguna de las novelas de este auténtico Rey del terror y permitirle pulsar alguno de nuestros “puntos de pulsión fóbica”.
Pero si ya lo has leído, te animo a participar en la Encuesta que tenemos preparada, para conocer los libros favoritos de Stephen King y, a la vez, poder orientar a todo aquel que aún no lo haya descubierto.
Pero, sobre todo, animo a seguir pensando en la respuesta de esa pregunta que King hacía en uno de sus ensayos, y que yo mismo vuelvo a formular. ¿Por qué hay personas dispuestas a pagar a cambio de sentirse extremadamente incómodas? Aún no tengo la respuesta, pero las cifras no hacen más que certificar que King, una vez más, lleva toda la razón…
Javier Pérez Campos
Fuente: ikerjimenez.com
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