De la comedia más almibarada al thriller más terrorífico, todo es posible en un día con hijos. En este espacio, padres y madres que a la vez son periodistas, y los lectores, con sus comentarios, comparten información y experiencias para sobrevivir a estos años apasionantes pero agotadores.
La de cuatro años acaba de cumplir cinco y está rendida a los juegos de mesa,un capítulo que hasta ahora limitábamos prácticamente al Uno, la Oca y el Parchís. No sé si será la edad; los regalos del Tió, Papa Noel o su cumple; o las vacaciones escolares... la cuestión es que lleva una semana pidiendo como nunca compartir juegos reposados, lo cual se agradece cuando con la de un año todavía andamos jugando sentados o tirados por el suelo. Nada aficionada a los juegos de mesa, que es mi caso, la sorpresa ha sido doble, porque le han regalado dos que nos tienen enganchados a todos. Llamadme marciana, porque han tenido que entrar por la puerta de casa para enterarme de que son hits desde hace unos años. Uno con polémica incluida. Ahí van dos juegos de mesa, uno de actividades, un cuento y una alfombra que recomiendo a los Reyes Magos como apuesta segura después de aciertos de otros años que no detallo aquí, como la bici, el patinete, la cocinita o el cochecito de pasear muñecos.
Versión infantil del juego de estrategia Carcassone, que en este caso consiste en colocar fichas que van formando un tablero que dibuja caminos entre casas, barrios y otros puntos como puentes o pozos. Se trata de cerrar caminos entre casas o barrios de manera que los jugadores puedan ubicar en estos caminos sus propias fichas, figuras que corresponden al color de las ilustraciones. Es un premiado juego alemán, de Marco Teubner y Klaus-Jürgen Wrede, en el que pueden jugar entre dos y cuatro personas a partir de cuatro años y que dura unos veinte minutos por partida. Los niños le pillan el truco enseguida y desde el primer día pueden jugar entre ellos sin requerir la presencia de un adulto, lo cual es de agradecer cuando solo se tienen dos manos y una cabeza. Lo fabrica Hans in Gluk y lo distribuye en España Devir Iberia. Cuesta 20 euros.
Basado en el Rummikub original, consiste en crear series de números o formas y colores. No tan sencillo como el anterior, lo bueno es que permite evolucionar y elevar su dificultad: desde series básicas de números o colores, hasta escaleras que requieren de mayor habilidad y estrategia mental. También superpremiado y fabricado en Israel, lo distribuye Hasbro y tras el ataque a la flotilla humanitaria que en 2010 se dirigía a Palestina el juego fue objeto de boicot. No sé cuánto costó el que le regalaron a la de cinco años, pero veo que en Amazon cuesta 21 euros.
En nuestra época lo llamaban papiroflexia y lo hacíamos con cualquier papel. Ahora le llaman Origami y se presenta en una práctica carpeta con láminas y adhesivos. Del escepticismo inicial cuando vi el regalo pasé a pensar que no está nada mal y que en ausencia de paciencia --que es mi caso-- son de gran ayuda las líneas que marcan hacia dónde hay que doblar cada hoja. Este sobre, de Djeco, contiene 24 caras, la mitad ya ilustradas y la mitad a completar con pegatinas. Cuesta unos siete euros. Tiene la virtud de que ocupa poco espacio, que distrae a ratos cortos y que, ya véis, se puede ir armando un mural... También hemos enviado caras ya dobladas y metidas en un sobre a modo de postal.
Vaya este regalo, que sí compré yo, como idea para los que tienen más de un hijo en edades con intereses, capacidades y habilidades distintas, pero juegan juntos a ratos. Es nuestro caso: uno y cinco años. Es un cuento de gran formato y hojas duras que firma Kimiko y edita Corimbo (tanto en catalán como en castellano). Originalmente escrito en francés, "365 bisous", lo integran 12 dobles páginas que corresponden a meses del año y recrean ambientes como el ártico, la selva, el circo, la granja, la ciudad o la playa. En cada página hay un listado con los 30 o 31 besos que aparecen dibujados. La gracia está en buscarlos: beso de esquimal, beso en el trineo, beso de Tarzán, de cocodrilo, de princesa, de picnic, en el tractor, de dar las gracias por un helado, de felicitar por un castillo de arena... Una chulada. 15 euros.
Exitazo el único regalo que dejó Papa Noel tirado en el suelo de casa. Una alfombra / tapete de juego que es otro bonnustrack para padres con hijos de distintas edades que comiezan a compartir juegos. Representa una ciudad, con su hospital, su escuela, su campo de fútbol... rodeada por huertos, montaña o una playa. Las niñas cogen cualquier figura pequeña (playmobils, muñequitos de goma) y todo el parque móvil (cochecitos, trenes, etc) y se montan unas películas importantes. También sirve para acotar el espacio de juego ¡y se lava en la lavadora de casa! 13 euros en Ikea.
Fuente: EL PAÍS.com
Carcassone Junior
Rummikub Junior
Basado en el Rummikub original, consiste en crear series de números o formas y colores. No tan sencillo como el anterior, lo bueno es que permite evolucionar y elevar su dificultad: desde series básicas de números o colores, hasta escaleras que requieren de mayor habilidad y estrategia mental. También superpremiado y fabricado en Israel, lo distribuye Hasbro y tras el ataque a la flotilla humanitaria que en 2010 se dirigía a Palestina el juego fue objeto de boicot. No sé cuánto costó el que le regalaron a la de cinco años, pero veo que en Amazon cuesta 21 euros.
Origami
En nuestra época lo llamaban papiroflexia y lo hacíamos con cualquier papel. Ahora le llaman Origami y se presenta en una práctica carpeta con láminas y adhesivos. Del escepticismo inicial cuando vi el regalo pasé a pensar que no está nada mal y que en ausencia de paciencia --que es mi caso-- son de gran ayuda las líneas que marcan hacia dónde hay que doblar cada hoja. Este sobre, de Djeco, contiene 24 caras, la mitad ya ilustradas y la mitad a completar con pegatinas. Cuesta unos siete euros. Tiene la virtud de que ocupa poco espacio, que distrae a ratos cortos y que, ya véis, se puede ir armando un mural... También hemos enviado caras ya dobladas y metidas en un sobre a modo de postal.
365 petons / 365 besos
Vaya este regalo, que sí compré yo, como idea para los que tienen más de un hijo en edades con intereses, capacidades y habilidades distintas, pero juegan juntos a ratos. Es nuestro caso: uno y cinco años. Es un cuento de gran formato y hojas duras que firma Kimiko y edita Corimbo (tanto en catalán como en castellano). Originalmente escrito en francés, "365 bisous", lo integran 12 dobles páginas que corresponden a meses del año y recrean ambientes como el ártico, la selva, el circo, la granja, la ciudad o la playa. En cada página hay un listado con los 30 o 31 besos que aparecen dibujados. La gracia está en buscarlos: beso de esquimal, beso en el trineo, beso de Tarzán, de cocodrilo, de princesa, de picnic, en el tractor, de dar las gracias por un helado, de felicitar por un castillo de arena... Una chulada. 15 euros.
Alfombra / tapete de juegos
Exitazo el único regalo que dejó Papa Noel tirado en el suelo de casa. Una alfombra / tapete de juego que es otro bonnustrack para padres con hijos de distintas edades que comiezan a compartir juegos. Representa una ciudad, con su hospital, su escuela, su campo de fútbol... rodeada por huertos, montaña o una playa. Las niñas cogen cualquier figura pequeña (playmobils, muñequitos de goma) y todo el parque móvil (cochecitos, trenes, etc) y se montan unas películas importantes. También sirve para acotar el espacio de juego ¡y se lava en la lavadora de casa! 13 euros en Ikea.
Fuente: EL PAÍS.com
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