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jueves, 29 de diciembre de 2011

¿Quién es el nuevo Fiscal del Estado?

España

El fiscal de Sala del Tribunal Supremo Eduardo Torres-Dulce ha mostrado su disposición a ocupar la Fiscalía General del Estado, a propuesta del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, según fuentes próximas al primero. Torres-Dulce es un viejo enemigo de su antecesor en el cargo y amante del cine y el Real Madrid.

Eduardo Torres-Dulce Lifante (Madrid, 1950), el hombre que durante los próximos cinco años ocupará la Fiscalía General del Estado tiene, además de una vieja enemistad con su predecesor, Cándido Conde-Pumpido, dos grandes pasiones ajenas al mundo de la Justicia: el cine y el Real Madrid.

La mala relación con Conde-Pumpido se puso de manifiesto el 7 de junio de 2005, cuando éste, en contra de la opinión de la mayoría del Consejo Fiscal, acordó no renovar a Torres-Dulce en su cargo de jefe de la Fiscalía de la sala de lo penal del Tribunal Supremo -uno de los más importantes en el Ministerio Público- por las discrepancias que mantenía con él y por "pérdida de confianza".

La decisión del fiscal general fue calificada de "sectaria" por la conservadora Asociación de Fiscales -mayoritaria en la carrera y a la que pertenece Torres-Dulce- y motivó la airada reacción del PP ante la defenestración de quien ya entonces estaba considerado el "jefe de la oposición" en la Fiscalía.

En cualquier caso, Torres-Dulce -que desde 1976 había desempeñado su trabajo como fiscal en Sevilla, Guadalajara y Madrid y en el Tribunal Constitucional- conservó la máxima categoría de la carrera, la de fiscal de sala, con la que en los últimos años ha ejercido de nuevo en el Constitucional.

Pero, antes que por su faceta de fiscal, Eduardo Torres-Dulce es conocido por ser uno de los más veteranos críticos de cine del país y por sus apariciones en calidad de tal en televisión -en el programa "Qué grande es el cine", dirigido por José Luis Garci- o sus artículos sobre el séptimo arte en distintos medios escritos.

El próximo fiscal general también es conservador en cuanto a sus gustos en la gran pantalla. O habría que decir clásico: tiene debilidad por las películas del Oeste, como demuestran los títulos de algunos de sus libros, especialmente "Armas, mujeres y relojes suizos" -extraído de un diálogo de "Río Rojo"- o el muy reciente "Jinetes en el cielo", sobre la obra de John Ford.

La otra gran pasión del que será fiscal general del Estado, nada oculta, es el Real Madrid, club del que es socio desde niño. Sus colores le jugaron una mala pasada en febrero de 1988, cuando, solo cuatro meses después de haber sido nombrado presidente del Comité de Apelación de la Federación Española de Fútbol, dimitió a raíz de la polémica suscitada por perdonar el partido de sanción que el Comité de Competición había impuesto al delantero madridista Hugo Sánchez tras ser expulsado en un encuentro ante Osasuna.

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