SIRIA-APUNTES (CARTELERA)
Internacionales | 11:40:00
Buenos Aires, 29 de octubre (Télam, por Alberto Galeano).- Ningún país es igual a otro, sobre todo si tiene en cuenta el caso de Siria cuyo gobierno intenta sobrevivir a la "Primavera árabe" con algunos cambios cosméticos en lugar de aplicar reformas demócraticas.
Cuando asumió su mandato en 2000, el presidente sirio, Bachar al Assad, buscaba diferenciarse de su padre Hafez, a quien se lo acusaba por la matanza de 10.000 personas en la ciudad de Hama, en 1982, tras una sublevación encabezada por los Hermanos Musulmanes.
Assad, apoyado por el Partido Baaz, promulgó en agosto una ley que permite la formación de partidos políticos -que no deben recibir dinero del extranjero-, lo que fue considerado por Francia como una "provocación".
Tras la reciente caída de Muammar Kaddafi en Libia, la represión se ha acentuado en Siria especialmente contra aquellas protestas que piden una zona de exclusión aérea para proteger civiles controlada por la Organización del Atlántico Norte (OTAN).
¿Es lo mismo el caso de Siria que Libia? Las características de cada país son completamente diferentes.
En Libia el 97% es sunnita. Los Assad son apoyados por el ejército sirio y los alawitas, una rama chiíta del islam.
En Libia había una suerte de guerra civil, pero en Damasco el gobierno controla todo el territorio.
En Libia Kaddafi gobernó 42 años, mientras que en Siria la familia Assad viene controlando el país desde hace 41 años, teniendo en cuenta que Hafez tomó el poder tras un golpe de Estado en 1970.
Como viene ocurriendo desde que empezaron las protestas -en marzo pasado- unas 40 personas murieron esta semana en Siria, especialmente en Homs y sus alrededores y en la región de Hama, al sur de Alepo, en el norte del país.
Sin embargo, en Latakia, el principal puerto de Siria, los manifestantes tomaron el jueves pasado las calles ondeando banderas y cantando en favor de las reformas adoptadas este año por Assad.
Por lo visto en las últimas votaciones del Consejo de Seguridad de la ONU, parece poco probable que tenga éxito una resolución para crear una zona de exclusión aérea en Siria -o que se endurezcan las medidas económicas contra el régimen- debido a la oposición de Rusia y China.
Pero Turquía (otro de los principales aliados de Siria) está dando refugio a grupos armados que luchan contra el gobierno, formado por desertores de las fuerzas armadas sirias.
“Hasta el momento, los grupos son demasiado pequeños para ser un real desafío al gobierno de Assad”, afirma Liam Stack, en un artículo del diario The New York Times.
El analista señala que “Siria se encuentra en la intersección de varias influencias en la región -con Irán, Hezbollah en Líbano, Arabia Saudita e Israel- y el involucramiento de Turquía es observada tanto por amigos como enemigos de Damasco”.
Turquía mantuvo en las últimas décadas estrechos lazos con Siria, pero la relación colapsó luego de siete meses de protestas contra el presidente al Assad que dejaron por lo menos 3.000 muertos, según informes de las Naciones Unidas.
El influyente analista británico Robert Fisk señaló que los periodistas extranjeros no tienen permitido viajar a Homs -"un serio error del régimen"- donde sunnitas, alawitas y cristianos viven juntos en medio de armenios, circasianos y otros grupos.
"Una guerra sectaria puede estar en los intereses cínicos de cualquier régimen que pelea por su vida. Esta es una realidad creciente en el centro de Siria. Frente a esto, no hay vetos de Rusia o de China en las Naciones Unidas”, dice Fisk en un artículo del diario The Independent.
En medio de este cuadro, el opositor Consejo Nacional sirio pidió el envío a Siria de observadores internacionales para que verifiquen las violaciones a los derechos humanos, pero este grupo formado por exiliados -que se encuentran en Estambul (Turquía)- rechaza la posibilidad de una intervención extranjera.
A esta denuncia se sumna la denuncia formulada por Amnistía Internacional, con sede en Londres, que acusó al gobierno sirio de torturar a personas heridas en hospitales con la complicidad de médicos y enfermeras.
De todos modos, el gobierno sirio afirmó que no se cometen torturas en el país y señaló que la violencia es producto de "bandas armadas islamistas patrocinadas por países extranjeros".
Desde que empezó la "Primavera árabe" a principios de enero en Túnez, luego de que el joven Mohammed Buazizi se prendiera fuego, tres dictadores han sido derrocados: el tunecino Zine el Abidine Ben Alí, el egipcio Hosni Mubarak y el libio Kaddafi.
A esta "lista negra" de dictadores se agrega también el presidente de Yemén, Ali Abdulah Sale, quien gobierna el país desde hace tres décadas, quien enfrente una sublevación de fuerzas opositoras, tras la deserción de varios militares.
Nueve meses después del derrocamiento de Ben Alí los tunecinos fueron recientemente a las urnas para elegir una Asamblea Constituyente, de 217 miembros, que será la encargada de elaborar una Constitución y designar un nuevo gobierno.
El triunfo del conservador Rachid Ghannouchi, del movimiento islámico Ennahda, con el 41,47% de los votos, provocó el viernes algunas protestas en el mismo lugar donde se inició la “Primavera árabe”: Sidi Bouzid, en el centro del país.
Ennahda anunció que no quiere formar una coalición de gobierno con el partido Al Aridha (Petición Popular), que triunfó en algunos distritos electorales.
A pesar de las promesas de Ennahda (renacimiento), que se presentó como un partido moderado al estilo del Partido de Justicia y Desarrollo turco, muchos temen que haya un gobierno autoritario en Túnez, un país que no conoce la vida democrática.(Télam).-
Fuente: El Patagónico.net
Internacionales | 11:40:00
Buenos Aires, 29 de octubre (Télam, por Alberto Galeano).- Ningún país es igual a otro, sobre todo si tiene en cuenta el caso de Siria cuyo gobierno intenta sobrevivir a la "Primavera árabe" con algunos cambios cosméticos en lugar de aplicar reformas demócraticas.
Cuando asumió su mandato en 2000, el presidente sirio, Bachar al Assad, buscaba diferenciarse de su padre Hafez, a quien se lo acusaba por la matanza de 10.000 personas en la ciudad de Hama, en 1982, tras una sublevación encabezada por los Hermanos Musulmanes.
Assad, apoyado por el Partido Baaz, promulgó en agosto una ley que permite la formación de partidos políticos -que no deben recibir dinero del extranjero-, lo que fue considerado por Francia como una "provocación".
Tras la reciente caída de Muammar Kaddafi en Libia, la represión se ha acentuado en Siria especialmente contra aquellas protestas que piden una zona de exclusión aérea para proteger civiles controlada por la Organización del Atlántico Norte (OTAN).
¿Es lo mismo el caso de Siria que Libia? Las características de cada país son completamente diferentes.
En Libia el 97% es sunnita. Los Assad son apoyados por el ejército sirio y los alawitas, una rama chiíta del islam.
En Libia había una suerte de guerra civil, pero en Damasco el gobierno controla todo el territorio.
En Libia Kaddafi gobernó 42 años, mientras que en Siria la familia Assad viene controlando el país desde hace 41 años, teniendo en cuenta que Hafez tomó el poder tras un golpe de Estado en 1970.
Como viene ocurriendo desde que empezaron las protestas -en marzo pasado- unas 40 personas murieron esta semana en Siria, especialmente en Homs y sus alrededores y en la región de Hama, al sur de Alepo, en el norte del país.
Sin embargo, en Latakia, el principal puerto de Siria, los manifestantes tomaron el jueves pasado las calles ondeando banderas y cantando en favor de las reformas adoptadas este año por Assad.
Por lo visto en las últimas votaciones del Consejo de Seguridad de la ONU, parece poco probable que tenga éxito una resolución para crear una zona de exclusión aérea en Siria -o que se endurezcan las medidas económicas contra el régimen- debido a la oposición de Rusia y China.
Pero Turquía (otro de los principales aliados de Siria) está dando refugio a grupos armados que luchan contra el gobierno, formado por desertores de las fuerzas armadas sirias.
“Hasta el momento, los grupos son demasiado pequeños para ser un real desafío al gobierno de Assad”, afirma Liam Stack, en un artículo del diario The New York Times.
El analista señala que “Siria se encuentra en la intersección de varias influencias en la región -con Irán, Hezbollah en Líbano, Arabia Saudita e Israel- y el involucramiento de Turquía es observada tanto por amigos como enemigos de Damasco”.
Turquía mantuvo en las últimas décadas estrechos lazos con Siria, pero la relación colapsó luego de siete meses de protestas contra el presidente al Assad que dejaron por lo menos 3.000 muertos, según informes de las Naciones Unidas.
El influyente analista británico Robert Fisk señaló que los periodistas extranjeros no tienen permitido viajar a Homs -"un serio error del régimen"- donde sunnitas, alawitas y cristianos viven juntos en medio de armenios, circasianos y otros grupos.
"Una guerra sectaria puede estar en los intereses cínicos de cualquier régimen que pelea por su vida. Esta es una realidad creciente en el centro de Siria. Frente a esto, no hay vetos de Rusia o de China en las Naciones Unidas”, dice Fisk en un artículo del diario The Independent.
En medio de este cuadro, el opositor Consejo Nacional sirio pidió el envío a Siria de observadores internacionales para que verifiquen las violaciones a los derechos humanos, pero este grupo formado por exiliados -que se encuentran en Estambul (Turquía)- rechaza la posibilidad de una intervención extranjera.
A esta denuncia se sumna la denuncia formulada por Amnistía Internacional, con sede en Londres, que acusó al gobierno sirio de torturar a personas heridas en hospitales con la complicidad de médicos y enfermeras.
De todos modos, el gobierno sirio afirmó que no se cometen torturas en el país y señaló que la violencia es producto de "bandas armadas islamistas patrocinadas por países extranjeros".
Desde que empezó la "Primavera árabe" a principios de enero en Túnez, luego de que el joven Mohammed Buazizi se prendiera fuego, tres dictadores han sido derrocados: el tunecino Zine el Abidine Ben Alí, el egipcio Hosni Mubarak y el libio Kaddafi.
A esta "lista negra" de dictadores se agrega también el presidente de Yemén, Ali Abdulah Sale, quien gobierna el país desde hace tres décadas, quien enfrente una sublevación de fuerzas opositoras, tras la deserción de varios militares.
Nueve meses después del derrocamiento de Ben Alí los tunecinos fueron recientemente a las urnas para elegir una Asamblea Constituyente, de 217 miembros, que será la encargada de elaborar una Constitución y designar un nuevo gobierno.
El triunfo del conservador Rachid Ghannouchi, del movimiento islámico Ennahda, con el 41,47% de los votos, provocó el viernes algunas protestas en el mismo lugar donde se inició la “Primavera árabe”: Sidi Bouzid, en el centro del país.
Ennahda anunció que no quiere formar una coalición de gobierno con el partido Al Aridha (Petición Popular), que triunfó en algunos distritos electorales.
A pesar de las promesas de Ennahda (renacimiento), que se presentó como un partido moderado al estilo del Partido de Justicia y Desarrollo turco, muchos temen que haya un gobierno autoritario en Túnez, un país que no conoce la vida democrática.(Télam).-
Fuente: El Patagónico.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario