Buscador Google

Búsqueda personalizada

jueves, 1 de septiembre de 2011

Zapatero exhibe el pacto con el PP, excluye a CiU y palmea a Rubalcaba

La crónica
  • Artículo de
    logo
La modificación de la Carta Magna 

El Directorio Europeo -Angela Merkel y Nicolas Sarkozy- expresa su satisfacción | El presidente, irónico y displicente, pide a CiU que siga siendo "moderada" | Rubalcaba y cuadros del PP buscan ampliar el pacto, con escaso margen | CiU se encamina a la abstención y los diputados del PSC, a la disciplina de hierro

Artículos | 01/09/2011 - 00:00h

Un café con Aznar
  • Antes de proponer la reforma de la Constitución a Mariano Rajoy con la explícita marginación de las demás fuerzas políticas, José Luis Rodríguez Zapatero compartió una tarde de merienda con José María Aznar en el palacio de la Moncloa. Un café con pastas a finales de julio, antes de que se recrudeciese la crisis de la deuda española en los mercados financieros. Una conversación cordial sobre Europa y la política interna española. En la primera confidencia sobre ese encuentro, Zapatero se manifestaba dispuesto a favorecer grandes acuerdos de Estado con el PP en el futuro y expresaba su preocupación por el pacto fiscal que exige Artur Mas.

    La prensa que ayer lo trituraba, estos días lo elogia. Un buen viático para la retirada. Una póliza de seguros. Raúl del Pozo, una de las mejores plumas de la prensa madrileña, escribía ayer en el diario El Mundo: "Antes de irse, Zapatero ha recuperado, como el caballero andante, la lucidez".
"¡Anda..., los donuts!". Así –como en aquel anuncio televisivo de los años setenta en el que un atribulado escolar echaba en falta el azucarado desayuno– han reaccionado destacados dirigentes del Partido Popular y del Partido Socialista Obrero Español ante la aspereza del primer debate parlamentario sobre la reforma exprés de la Constitución. "¡Anda..., los catalanes!".

Personas muy implicadas en la negociación de la letra pequeña del acuerdo emitían ayer inconcretas señales de acercamiento a Convergència i Unió. En el cuartel general del PP, pensando en el futuro; en el inmediato futuro. ("Aunque alcancemos la mayoría absoluta, sabemos que España necesitará grandes acuerdos", señalaba ayer una fuente del centroderecha). Desde la sede central del PSOE, calculando las pésimas consecuencias de un mayor hundimiento electoral del socialismo en Catalunya. Unos y otros parecían conscientes de que, con tantas prisas, alguna cosa no se ha hecho del todo bien.

¿Todos lo creen así? No. El principal impulsor de la reforma, José Luis Rodríguez Zapatero, no emitió ayer ninguna señal de acercamiento a CiU, la formación que impidió que España cayese en el abismo en mayo del 2010, cuando estuvo a punto de fracasar en el Congreso el primer plan de ajuste ordenado por el Directorio Europeo. En comparecencia conjunta con el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, de visita oficial en Madrid, el presidente del Gobierno se expresó con notoria displicencia sobre la actitud de protesta de Josep Antoni Duran Lleida en el debate parlamentario del pasado martes. De manera bien visible Zapatero no quiso abrir ningún espacio de negociación. El pacto está cerrado y es cosa de dos. Sagasta y Cánovas. Cánovas y Sagasta. El hombre del talante considera la cosa más normal del mundo marginar a la fuerza política que gobierna Catalunya (la comunidad que encabeza el ranking español de producción industrial y exportaciones) de la primera reforma de calado de la Constitución de 1978, a cuya redacción la esfera política catalana aportó dos de los siete ponentes (Miquel Roca Junyent y Jordi Solé Tura).

Displicente e irónico, Zapatero situó un posible acuerdo con CiU en el marco de la ley orgánica que deberá desarrollar el reformado artículo 135 de la Constitución. En el mismo tono se pronunció el presidente sobre las opiniones críticas ("Yo lo hubiera hecho de otra manera") formuladas en las últimos días por el candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba. Zapatero quitó hierro a la disidencia, asignó a Rubalcaba el papel de eficaz ejecutor de sus designios y se permitió incluso un leve sarcasmo: "Estamos más cerca que nunca". Orgulloso de la disciplina mostrada por el grupo parlamentario socialista (con el único voto en contra del diputado Antonio Gutiérrez Vegara), el presidente se mostró convencido de que la reforma será de gran utilidad para la estabilización de la deuda pública española en los próximos meses. Esa es –insistió ayer– la razón de tanta urgencia.

A su lado, Passos Coelho, primer ministro de un país directamente intervenido por la Unión Europea y por el Fondo Monetario Internacional, medía la distancia entre Madrid y Lisboa. Preguntado sobre si Portugal se siente estimulado por el ejemplo español, echó pelotas fuera: la reforma constitucional podría ser deseable, pero ha de ser consultada con el Partido Socialista y entre tanto es de gran utilidad la ley de estabilidad presupuestaria.

El Directorio Europeo ya ha aplaudido la iniciativa española. Desde Berlín, la canciller alemana, Angela Merkel, ha mostrado su satisfacción por la orden cumplida. El día 3 de febrero de este año, en el curso de una visita oficial a Madrid, Merkel pidió a las autoridades españolas que introdujesen en la Constitución un compromiso explícito de contención del déficit público. Esa petición volvió a repetirse hace unas semanas en plena tormenta veraniega sobre la deuda soberana de España e Italia. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, también manifestó ayer su aprobación.

El Directorio Europeo aplaude y Zapatero, jaleado por la prensa madrileña que suele machacarlo, exhibe su nuevo papel de españolista unitario –inmejorable póliza de seguros para un retiro tranquilo en León y en el Consejo de Estado–. Apenas hay margen para un pacto más amplio, por mucho que lo deseen Rubalcaba y algunos cuadros dirigentes del PP.

CiU se encamina hacia la abstención en la votación de mañana viernes en el Congreso. Duran ha dado un sonoro palmetazo sobre la mesa, pero el catalanismo (CiU y los demás partidos que lo conforman) también ha de cuidar sus relaciones con París y Berlín. Sin Europa, el catalanismo es humo. Y el anuncio de los donuts concluía con la siguiente frase: "Anda..., la cartera!"

El día 6 los sindicatos protestarán en Madrid y se espera una pronta reaparición del 15-M. ¿Con qué dimensión?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Forges