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jueves, 1 de septiembre de 2011

Volverse ciudadano de EEUU, ese ‘milagro’ que ocurre 680.000 veces por año

Por Mariano Andrade
NUEVA YORK (AFP)
“Welcome to the American family!”, dice la supervisora del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos en Nueva York a las 50 personas de 47 países diferentes que acaban de naturalizarse y agitan pequeñas banderas norteamericanas, algunos con lágrimas en sus ojos.

Estados Unidos nacionaliza anualmente a unas 680.000 personas y como afirma la responsable Ingrid Stochmal, la ceremonia que se lleva a cabo esta mañana no tiene nada de extraordinario, aunque al mismo tiempo es un momento único que cambia la vida de cada uno de los concernidos.

Desde Albania hasta Zimbabue, pasando por Bangladesh, Etiopía, Filipinas, Israel, Italia, Mauritania, Sudáfrica, Togo, Yemen, el abánico de países de origen supera la imaginación.

Esta mañana la lista incluye seis latinoamericanos: dos dominicanos, un hondureño, un mexicano, un peruano y un venezolano.

“Es un logro, es la meta que siempre busqué. Ahora lo pude conseguir”, dice a la AFP, Hugo Acevedo, de 39 años y oriundo de Lima, en Estados Unidos desde hace seis años.

“Llegué con una visa de turismo, pasé un proceso, me hice residente y una vez llegado a los cinco años apliqué a la ciudadanía. Fue un poco largo, pero acá estoy”, agrega Hugo, que trabaja en un casino al norte de Nueva York, aunque tiene una carrera en administración de empresas cuyo título le gustaría convalidar.

En Nueva York, fueron nacionalizados en 2010 un total de 67.972 personas. Los chinos (7.167) encabezan la lista, seguidos de los dominicanos (6.051) y los indios (3.603)

A nivel nacional, mexicanos, indios y filipinos lideraron la lista del año pasado, según cifras del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, según sus siglas en inglés).

Como todos los elegidos, Hugo tuvo que pasar un exigente proceso, al que solo acceden los mayores de 18 años que ya tienen la “Green Card” (permiso de residencia y trabajo) desde hace al menos cinco, han estado presentes físicamente en Estados Unidos 30 meses y son personas de “buena moral”.

Los aspirantes deben ser capaces de leer, escribir y hablar inglés en forma fluida y tener conocimientos de la historia y la forma de gobierno estadounidense, objeto de dos exámenes complementarios.

Entre las preguntas de la entrevista, de la cual la AFP asistió a un simulacro, se encuentran algunas curiosas, como si el aspirante tiene “alguna relación con el Partido Comunista”.

“No hay absolutamente nada de lo cual temer o estresarse cuando se viene a la entrevista por la ciudadanía”, explica Andrea Quarantillo, directora en Nueva York del (USCIS).

“Es muy importante para todos, no sólo para la gente a la que le toca cada día, entender cómo funciona nuestro proceso y cómo vemos ciudadanía e inmigrantes en Estados Unidos”, dice Quarantillo, voz del gobierno federal, que muchas veces no coincide con la visión de algunos estados.

Una vez aprobado el proceso de naturalización, llega el momento de la jura de la bandera, una ceremonia de particulares características que en este caso se celebra en una gran sala de la sede de la USCIS, en el sur de Manhattan.

Allí, tras la presentación de los candidatos, que se ponen de pie y son aplaudidos por todos los presentes, llegan unas palabras de bienvenida de Quarantillo y un mensaje en pantalla gigante del presidente Barack Obama.

“Siempre recuerden que en Estados Unidos ningún sueño es imposible”, dice Obama, pidiendo a sus nuevos compatriotas “usar sus libertades y talentos para contribuir al bien de la Nación y del mundo”.

A Obama le sigue un video motivador titulado “Dios bendiga a Estados Unidos”, momento en el cual los funcionarios presentes comienzan a agitar sus banderitas estadounidenses, algo que imitan los nuevos ciudadanos.

Los más emocionados, sobre todo mujeres, pero también hombres de unos cincuenta años, lloran mientras desfilan ante ellos imágenes de inmigrantes exitosos trabajando, campos sembrados, familias felices.

Entre ellos se encuentra Michele Sortini, un italiano de 50 años oriundo de Roma, que luego pide disculpas por sus lágrimas.

“Soy la prueba de que el sueño americano todavía existe”, dice Michele, que trabaja en el sector de la industria joyera. “Es un día muy importante para mí. Está es una tierra de oportunidades”, sostiene.

El cierre de la ceremonia es la entrega del certificado de ciudadanía. Al entrar en la sala, y a modo de motivación, los aspirantes ya habían visto una foto del momento en el que brillante científico de origen alemán Albert Eisntein obtuvo el suyo en 1940.

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