BEIRUT (AP) — Los manifestantes pacíficos en Siria dejaron de serlo y cada vez son más los que toman las armas para combatir la represión militar— la cual se ha prolongado seis meses— frustrados porqu... - The Associated Press |
BEIRUT (AP) — Los manifestantes pacíficos en Siria dejaron de serlo y cada vez son más los que toman las armas para combatir la represión militar— la cual se ha prolongado seis meses— frustrados porque el presidente Bashar Assad continúa en el poder y 2.700 de ellos han muerto, según analistas y testigos.
Aumentan los indicios de que ha surgido una resistencia armada que podría exacerbar el ciclo de violencia que azota el país debido a que el gobierno podría usarla como pretexto para intensificar la ofensiva contra sus oponentes.
Las autoridades han utilizado en su represión tanques, francotiradores y pistoleros conocidos como "shabiha".
"Si el activismo pacífico de los manifestantes se convierte en una rebelión violenta, el peligro de una guerra civil se eleva de manera dramática y el régimen será beneficiario, ya que posiblemente intente acabar con ese movimiento de raíz", dijo a The Associated Press Bilal Saab, experto sobre el Medio Oriente en el Instituto Monterey de Estudios Internacionales en California.
Es difícil cuantificar las armas que se han allegado los manifestantes debido a que el régimen impide a los extranjeros observar el derramamiento de sangre, vetado a la prensa extranjera y restringido la cobertura local.
La prensa estatal reproduce la línea del partido, el cual asegura que el régimen combate a rufianes y extremistas religiosos que actúan por designio de una conjura extranjera.
Sin embargo, un grupo numeroso de testigos, activistas y analistas ha dejado entrever en entrevistas que se ha intensificado la violencia en el conflicto.
Los manifestantes, dirigidos por desertores del ejército, comenzaron a tomar las armas para responder a la violencia en su contra en momentos en que los sirios han conseguido armas traídas de contrabando desde el vecino Irak, Turquía y Líbano.
Estos manifestantes reciben asistencia de combatientes suníes que regresan de Irak a su natal Siria.
"Ahora estos insurgentes sirios vuelven a su país para ayudar al derrocamiento del régimen de Assad", dijo Qassim al-Araji, integrante chií de la comisión de defensa y seguridad del parlamento iraquí.
"Nos complace que estos combatientes se vayan de Irak, que nos eviten sus males, pero al mismo tiempo no queremos alteraciones mayores en la vecina Siria", agregó.
Una revuelta armada de gran envergadura podría tener consecuencias terribles para el movimiento de protesta, que por razones estratégicas ha sido principalmente pacífico con el objetivo de lograr la ventaja moral sobre Assad. En muchas formas, el movimiento había seguido el ejemplo de las revoluciones pacíficas de Túnez y Egipto.
Sin embargo, ante la muerte de poco más de 2.700 civiles desde el inicio de la revuelta a mediados de marzo, según cálculos de las Naciones Unidas, muchos manifestantes han comenzado a considerar que el movimiento pacífico tiene límites, en particular si se comparan con la sublevación armada en Libia, donde Moamar Gadafi fue derrocado, aunque con apoyo aéreo de la OTAN.
Aunque las manifestaciones multitudinarias en Siria han sacudido a uno de los regímenes más autoritarios del Medio Oriente, la oposición no ha logrado avances importantes, no controla territorios ni tiene una conducción clara.
"El régimen persiste en la matanza de personas y algunos residentes comenzaron a pensar que las manifestaciones pacíficas no los llevarán a parte alguna, incluso si pasaran 10 años", dijo un activista sirio prominente que solicitó que se mantuviera en reserva su nombre y ubicación debido a lo delicado de la situación. "Hombres armados y desertores luchan hombro a hombro contra las fuerzas del gobierno".
Este y otros activistas dijeron que la resistencia armada se ha fortalecido en las afueras de la ciudad de Homs, centro del país. Homs ha sido escenario de algunas de las manifestaciones más multitudinarias, junto con Jabal al-Zawiya, en la provincia de Idlib, cerca de la frontera con Turquía.
También se incrementaron las versiones sobre ataques contra las fuerzas de seguridad y patrullas policiales. Mohammed Salé, personalidad de oposición en Homs, dijo que la semana pasada vio un coche policial acribillado a tiros y un autobús incendiado de las fuerzas de seguridad en la ciudad.
Saleh afirmó asimismo que individuos armados atacaron la semana pasada un contingente del ejército y destruyeron seis transportes blindados de personal en Homs.
Otro activista en Homs, Majd Saleh, confirmó los enfrentamientos entre las fuerzas sirias y los desertores del ejército.
"La oposición al gobierno se convierte de manera gradual más en una resistencia armada", manifestó Vali Nasr, experto sobre el Medio Oriente y ex funcionario del gobierno del presidente Barack Obama en el Departamento de Estado.
"La brutalidad del régimen se ha incrementado de una manera enorme y la gente se ve cada vez más apremiada a defender sus familias y aldeas. Evidentemente han ganado el argumento moral al gobierno, pero eso no les da protección física alguna".
La oposición no ha convocado a un levantamiento armado porque el movimiento carece de una jerarquía clara. Está muy aislada y fragmentada, en medio de la ambición de diversos partidos por hacerse del poder debido a que ven cercano el fin de los más de 40 años de régimen de Assad y del finado padre de éste, Hafez.
Sin embargo, en las últimas semanas se ha percibido un ligero cambio de actitud y algunos sirios piden a los manifestantes que tomen las armas y solicitan una intervención militar extranjera, con carteles que dicen "¿Dónde está la OTAN?", en demanda de que la comunidad internacional venga en auxilio de Siria.
Los organizadores más prominentes de las protestas respondieron de inmediato a esta situación insistiendo en que el movimiento debe ser totalmente pacífico y subrayando que el régimen aprovechará cualquier acto de violencia para justificar su represión implacable.
"Aunque comprendemos los motivos para tomar las armas o exigir una intervención militar, rechazamos específicamente esa posición", dijo en agosto en un comunicado el grupo activista Comités Locales de Coordinación, que tiene una red amplia de fuentes en todo Siria.
"La militarización... erosionaría la superioridad moral que ha caracterizado la revolución desde sus comienzos", se afirmó en el comunicado.
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Los periodistas de The Associated Press, Bassem Mroue, en Beirut; Matthew Lee, en Washington, y Sameer N. Yacoub, en Bagdad, contribuyeron a este despacho.
Fuente: UNIVISION.com
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